Un sentimiento extraño

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XXIV. Un sentimiento extraño.


Me sentí realmente nerviosa cuando escuché su voz llamándome. Después de la llegada de Okai me había empezado a sentir insegura ¿cómo debía actuar ahora? ¿debía ocultar mis sentimientos como siempre lo había hecho o era momento de decir lo que siento, aún si eso traía consecuencias? Con esos pensamientos observé a Kuroo y asentí, para seguirlo fuera del gimnasio y conversar.

Mientras los dos chicos se juntaron y salieron del lugar, Tsukishima hizo una mueca de desagrado evidente. Ante eso, Yamaguchi no pudo evitarlo y fue con él.

—Tsukki—lo nombró, recibiendo una mirada de rabia por parte del rubio.

—Calla, Yamaguchi—dijo a tono de orden, intentando no perder la calma con lo que acababa de suceder.

Por otro lado, Leeca y Kuroo ya habían salido del gimnasio y se encontraban fuera, ambos apoyados en el tronco de un enorme árbol. En un primer momento, los dos miraron hacia arriba, les había llamado lo enorme del árbol y toda la sombra que la copa les entregaba, pero después de unos momentos fue Leeca la primera en hablar.

—¿Te entusiasmó ver a Okai? —preguntó la chica, con una sonrisa algo sarcástica.

—No la veía hace tiempo—dijo el de ojos color avellana, recibiendo un contraataque inmediato por parte de la muchacha.

—No te pregunté eso, Kuroo ¿te sigue gustando? —cuestionó directamente, ya estaba cansada de vivir pensando en lo que posiblemente sentía o no Kuroo por su amiga, solo quería estar segura de la realidad, y preguntarlo directamente iba a ser la única forma de despejar todas sus dudas—Digo, no me extrañaría, Okai es linda y—trató de seguir diciendo, pero sintió como su excapitán la atrajo suavemente hacia él, colocándola frente a él.

—¿Estás celosa, Leeca? —preguntó con una sonrisa que llegó a crispar los nervios de la chica.

—¿Cuán pretencioso puedes llegar a ser? —cuestionó la de cabellos violetas, sintiendo que el jugador se aproximó peligrosamente cerca de su oído.

—Porque me gustaría que lo estuvieras—susurró, haciendo que la chica de primero se sonrojara al instante.

—¡Deja de hablar tonterías! —reclamó, dándole un golpecito en el pecho—¿Por qué debería estarlo? —agregó Leeca.

—Porque la elegí a ella para que jugáramos en tu contra—respondió con naturalidad, mientras la jugadora de Karasuno suspiró levemente y cambió la expresión de su rostro.

—Soy una idiota por haber pensado otra cosa—pensó, avergonzada de sí misma por haber creído que Kuroo estaba interesado más allá de lo estrictamente deportivo.

—Fuiste tan en serio que llegó a dar miedo—confesó, tocándose la nuca, para luego cambiar su expresión a una más seria—No veía esa mirada tuya hacía mucho tiempo atrás—confesó, captando nuevamente la atención de Masamune.

—¿Qué mirada, Kuroo?

—Esa que muestras cuando deseas algo con todas tus fuerzas—respondió con naturalidad, mirándola fijamente a los ojos.

—La próxima vez... ¿me dejarías levantar para ti? —consultó, algo avergonzada, haciendo sonreír al peli negro, que no tardó en aceptar aquel ofrecimiento.

—Leeca—la llamó con una sonrisa en su rostro.

—Dime—contestó, sin esperar lo que sucedería segundos después.

Kuroo no tardó en aproximarse a ella otra vez y darle un fuerte abrazo. El joven de Nekoma había deseado hacerlo, pero el entrenamiento no de lo había permitido. Sin embargo, no iba a irse de ahí sin al menos sentir a Leeca otra vez.

—Te extrañé, todo este tiempo te extrañé—confesó el de cabellos negros, mientras la chica se abrazaba a él y derramaba algunas lágrimas después de haber escuchado las palabras de Kuroo.

—Y yo a ti—susurró sinceramente, haciendo click en la mente de Kuroo con esas palabras.

El capitán de Nekoma se separó con cuidado de Leeca y permaneció unos segundos observando a la chica, para luego acariciar su rostro con suavidad. Él lo sabía, esas palabras habían logrado hacerle entender que sus sentimientos no eran unilaterales, y por ahora, era suficiente para él.

Acto seguido, el chico se acercó rápidamente y le robó un beso a la jugadora de Karasuno. En ese instante todo pareció perfecto, hasta que una voz masculina se hizo presente.

—Lamento la interrupción—dijo con cinismo, el rubio—Pero tenemos que irnos, nos estás retrasando—aclaró el de primer año, mientras Leeca sintió como algo oprimía su pecho en el momento en que Tsukishima había sido espectador de su momento a solas con Kuroo.

—Kei—lo nombró, haciendo que el chico la mirara de reojo.

—Ukai te está llamando—respondió seco, dándole a entender que estaba molesto.

Leeca no tardó en entender las palabras de su amigo de infancia y regresó de inmediato al gimnasio, dejando a los dos jugadores solos para que pudieran tener una plática.

—No juegues con ella—ordenó el de ojos dorados, tomando por sorpresa a Kuroo.

—¿Disculpa? —preguntó, intentando descifrar las intenciones del rubio, aunque las conocía de sobra, y solo se estaba haciendo el tonto para ver cuanta información más podía sacar de él.

—Dudo que pretendas que sean novios formales ¿o me equivoco? —cuestionó el jugador de Karasuno—Si no tienes intenciones honestas con ella, vete—sentenció con mucha convicción.

—¿Por qué debería hacerte caso? Es problema de—iba a decir, pero fue interrumpido de inmediato por Tsukishima.

—En el momento en que te metiste con Leeca esto pasó a ser problema mío—replicó el de lentes, que cabreó un poco a Kuroo con sus palabras.

—No pretendo recibir órdenes de un cobarde—aclaró con una sonrisa triunfadora, logrando que Tsukishima lo tomara del polerón que estaba utilizando—Sabes perfectamente que digo la verdad. Si la quieres, entonces querrás lo mejor para ella—agregó el peli negro, soltándose del agarre del bloqueador, para volver al gimnasio en donde estaban todos los demás ordenando y limpiando.

—Maldito—espetó en voz baja Tsukishima, que también regresó al gimnasio.

Leeca observó que unos momentos después, el capitán de Nekoma había regresado al gimnasio, pero ella se sentía confundida ¿por qué Kuroo la había besado? ¿y por qué se había sentido así cuando Tsukishima los había visto? Por esa razón, la jugadora no tardó en ir hacia donde estaba el capitán de Nekoma y aclarar lo que acababa de pasar.

—Kuroo, yo—iba a decir, pero fue interrumpida de inmediato por el de tercer año.

—Solo fue un beso Leeca, no te precipites—respondió el de ojos color avellana, que intentó acariciar su rostro, pero solo recibió un manotazo por parte de la otra jugadora.

—Nunca vuelvas a hacer eso si no lo sientes—aclaró con una intensa mirada en sus ojos.

—Comprendo—respondió calmadamente, retirándose hacia donde estaban sus compañeros para ayudarlos con la limpieza y orden del gimnasio.

La mayoría de los presentes no se dieron cuenta de aquella conversación, ya que estaban más preocupados de terminar sus quehaceres para volver a casa. Sin embargo, el armador de Karasuno si había visto todo, y no tardó en aproximarse hacia donde estaba su amiga.

—Sempai ¿te sientes bien? —preguntó abiertamente el peli negro, que había visto la expresión fúrica de Tsukishima momentos antes de la discusión que había presenciado entre Kuroo y Leeca.

—No, me siento enferma, Tobio—confesó abiertamente, pero algo absorta en sus pensamientos.

—Sempai.

—Dime, Tobio.

—Si Tsukishima estuviese interesado en alguien ¿qué harías? —preguntó directamente, sabiendo que estaba poniendo entre la espada y la pared a su amiga.

~Just be friends~[Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora