La esencia no se borra

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XVIII. La esencia no se borra.


A la mañana siguiente, Leeca se despertó un poco más tarde. La chica le envió un mensaje a Oyuki, avisándole que no correría como todas las mañanas y se levantó perezosamente. La chica sintió que el gato ingresó a su habitación. Sin embargo, el pequeño la observó un poco extrañado antes de acercarse a su dueña.

—Vaya, si logré que tú te confundieras, entonces Kuroo no me notará—aseguró la chica observándose una vez más al espejo antes de comenzar a alistarse para ir a la escuela.

—Voy saliendo—avisó Tsukishima a su madre, que le entregó su almuerzo—¿El de Leeca?

—¿No eras tú el que siempre se quejaba de que le hiciera uno? —preguntó la mujer—Hablé con ella y me dijo que ahora se había organizado para poder prepararlo. Me dio las gracias por toda la ayuda—explicó la mujer, provocando una pequeña molestia en el rubio—Ahora no tienes excusa ¿cierto? —preguntó burlonamente su madre, recibiendo una mirada inquisidora por parte de su hijo, que solo tomó sus cosas y salió de la casa.

—¡Tsukki! Ya estoy aquí—avisó Yamaguchi—¿No has ido por Leeca? —preguntó el de cabellos negros.

—No, ve tú por ella—dijo el rubio, que iba a recibir la réplica por parte de su compañero cuando vio que alguien había salido de la casa de su amiga—Leeca—la nombró, captando la atención de la chica, que se veía algo distinta—¿Qué le sucedió a tu cabello? —consultó directamente Tsukishima.

—Quería cambiar un poco—respondió honestamente, mientras Yamaguchi la felicitaba.

—¡Wow, te cambiaste el color del cabello! —dijo emocionado, observándola con cuidado—¿Lo hiciste en la noche? Te queda muy bien.

—¿Negro? Tenía que ser precisamente negro—pensó un poco molesto—Vamos o se nos hará tarde.

—¿No vas a decirle nada, Tsukki? —preguntó su amigo de infancia, que de inmediato se arrepintió, ya que Tsukishima podría decir incluso una barbaridad ante esa pregunta.

—No tengo nada que decir al respecto. Si te gusta el color negro, adelante—contestó claramente, para luego seguir su camino hacia Karasuno.

Mientras los tres se dirigían hacia Karasuno, Kageyama y Hinata habían decidido nuevamente ir al salón de tercer año en donde estaba Asahi para pedirle que regresara al equipo. Ambos le dieron buenas razones para hacerlo, pero recibieron una negativa por parte del castaño. Sin embargo, esta vez había sido distinto, algo en él había despertado una inquietud, y tal vez con eso, una posibilidad de volver.

Los chicos se fueron algo decepcionados, y se encontraron con Oyuki cuando iban camino al salón. La joven se veía algo desanimada ante los ojos de Kageyama, y ese estado de ánimo tenía nombre y apellido, Tooru Oikawa.

—Maldito—pensó el de cabellos negros, que de inmediato sugirió ir un rato al gimnasio, siendo seguido por Hinata y Oyuki.

—Leeca me mandó un mensaje en la mañana diciéndome que no iba a correr, me pareció tan extraño—comentó la de cabellos grises, ingresando junto con Kageyama, sin darse cuenta de que su amiga ya estaba dentro.

—¿Qué te pareció extraño Mia? Hoy no tenía ganas de correr—confesó la de ojos ambarinos, sorprendiendo a los tres con su cambio de imagen.

—¡¡¿Es Leeca?!!—preguntó impresionado Hinata, mientras saltaba por todos lados.

—Se ve bien sempai, aunque prefiero el violeta—dijo sinceramente Kageyama, que no iba a mentirle a su amiga, mientras Oyuki se acercó a su amiga.

~Just be friends~[Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora