Quiero analizarlo

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XX. Quiero analizarlo.

La mayoría de los presentes no lograba comprender lo que estaba sucediendo, y por su parte, Tsukishima sentía como su sangre comenzaba a arder ¿por qué tenía que sentirse así otra vez? ¿por qué deseaba golpear a Kuroo en esos instantes? Él sabía esa respuesta, esa jodida respuesta que siempre quiso guardar dentro de un cofre con mil llaves custodiándola.

—¿Cómo te diste cuenta? —preguntó la muchacha, que realmente no creyó que él la notaría.

—Tu mirada es inconfundible ¿o nunca te lo habían dicho? —preguntó con un tono bastante sexy—Y cada vez que logró tocarte siento una corriente eléctrica imposible de describir—pensó algo avergonzado de sus propios sentimientos.

—Tetsurou, deja de ilusionarme—pensó la de ojos ambarinos, que inmediatamente respondió a lo que él le había dicho—Seguramente debe dar miedo—acotó en voz baja, cuando sintió que el jugador acababa de posicionar sus manos cerca de su rostro.

—Deberías quitártela—comentó amablemente, deslizando una de sus manos en el cabello de Leeca, dejando ver la peluca que tenía colocada—Tu color natural es hermoso, aunque otros digan lo contrario por envidia—aseguró el de cabellos negros, que le quitó la peluca con cuidado, mientras Tsukishima sentía que en cualquier momento explotaría al ver aquella escena.

—¿Será que este tipo? —pensó Kageyama, sorprendido con su descubrimiento.

—No digas cosas vergonzosas como esas, capitán—pidió con un leve sonrojo en su rostro.

Es doloroso ver esa sonrisa en tu rostro y saber que es él quien logra hacerte feliz de esa forma mientras yo estoy parado en este mismo lugar. Sé que he sido yo mismo el que nos ha separado, lo que no significa que dejaré que todo siga de este modo. No sé cómo es él...no quiero verte dañada, ni que te alejes.

—Disculpa, pero estás reteniendo a nuestra compañera de equipo—comentó el rubio, captando la atención de Kuroo.

—Esa voz me parece familiar—pensó, observando de reojo al jugador de Karasuno—Oh, lo siento—dijo, para luego dirigir su mirada a la muchacha—Hablamos al final del partido—agregó, sin dejar la oportunidad de acariciar la mejilla de Leeca antes de irse hacia donde estaban los demás jugadores.

—Así que es ese el tipo que te llamó por teléfono en esa ocasión—comentó Tsukishima con un tono neutral.

—Ya sabía por qué me parecía conocida su voz, es la persona que contestó aquella ocasión—se dijo mentalmente el capitán de Nekoma, acercándose a Kenma.

—¿Pudieron conversar? —preguntó el armador del equipo de gatos, recibiendo una mirada fastidiada por parte de Kuroo.

—El rubio de allá no lo permitió. Es la voz que no me permitió hablar con Leeca. Quiero su nombre—ordenó el de ojos color avellana.

—Se llama Tsukishima Kei—respondió calmadamente, sin saber que acababa de lograr que su compañero de equipo sintiera una especie de amenaza.

Ese nombre estaba grabado a fuego en la mente de Kuroo ¿cuántas veces lo había oído nombrar de la boca de Leeca? ¿cuántas habían sido las veces en las que ambos conversaron sobre la capacidad de él para jugar? O ¿en cuántas ocasiones vio a Leeca sufrir por haberse ido de Sendai sin haberse despedido de él? Eran incontables, y algo dio un vuelco en el corazón de Kuroo.

—Es él—susurró, llamando la atención de Kenma.

—¿Kuro?

—Kenma, analízalo con cuidado—pidió el de tercer año, decidido a saber quién era aquel chico del que Leeca hablaba tanto.

~Just be friends~[Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora