Verdades

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Autor: Helindir.

Ivonne escuchó la puerta de la casa abrirse y cerrarse

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Ivonne escuchó la puerta de la casa abrirse y cerrarse. Luego percibió sus pesados pasos ir hacia a el comedor. Fue hacia su encuentro. Era el momento de decir la verdad...

- Sev, tenemos que hablar.

- No, no tenemos- Decía mientras tomaba agua de un solo trago- Y llámame por mi nombre completo.

- Sev, por favor, déjame explicártelo todo- Ella se acercó lentamente, como si Severus ya no fuera ese ser protector que le generaba tranquilidad, sino una criatura oscura y peligrosa.

- No es necesario. Entiendo perfectamente que estés detrás de Sirius... No hay nada que explicar

- No estoy detrás de él... Solo vistes una parte de lo que sucedió...

- ¡Basta!- Golpeó con fuerza la mesa, asustandola- No me interesa. Haz lo que quieras.

- No quiero que te enojes conmigo por algo que no sucedió. Ni siquiera viste que había golpeado a Sirius.

- Si, veo que tienes esa manía de dañar a los que están detrás de ti.

- ¡No he dañado a nadie!- Ivonne se acercó mucho, tratando de intimidarlo. Pero era ella la que sentía miedo.

- Golpeaste a Sirius y me heriste a mi, si eso no es daño, no se lo que es.

- El golpe a Sirius fue un accidente, me asusté, creí que era otra persona...

- ¡Fantástico!- La interrumpió nuevamente- Entonces a mi me lastimaste deliberadamente.

- Severus, me conoces. ¿Cómo crees que quiera herirte?

- No se, ni me interesa- Severus decía mientras se dirigía a la sala- Me voy.

- ¿De qué hablas? ¿A dónde?

- No te interesa.

- Severus, detente- Le sujetó el brazo, pero él lo retiró rápidamente y con brusquedad- ¿Podrías sentarte y hablar como alguien civilizado?

- ¿Cómo Sirius?- Dijo sarcásticamente.

- No metas a Sirius ¡No siento nada por él!

- Se nota, lo estas defendiendo más que a mi. Me voy.

Ivonne se derrumbó en el sillón con la angustia más grande jamás sentida. Por un malentendido ahora él la odiaba.

- ¡¿Por qué me haces esto?!- Gritó llorando, sin saber que hacer para retenerlo- Te di todo lo que tenía.

- ¡Nadie te obligo que me aceptaras!- Le gritó fuera de si- Lo dices como si tu ofrecimiento fuera una bendición. ¡Fue un maldito castigo!

La dulce dama sintió que su alma se extinguía, como si un dementor la hubiese atravesado y arrancado el corazón del pecho.

Severus se dio cuenta de la salvajada que había dicho, presa del dolor. Se había equivocado de la manera más brutal y estúpida. Intentó arreglar su error de alguna manera, dejando el tonto orgullo que solo lo hundía como un bloque de concreto en el agua.

- Ivonne, yo...

- Te di un hogar, un lugar donde dormir, compañía, comida, cariño... ¿Y dices que fue un maldito castigo?- El resentimiento comenzaba a carcomer la amabilidad en el alma dulce de la dama.

- No quise decir eso...-Severus bajó la voz y la cabeza.

- Pero lo hiciste... ¿Y sabes que es peor? Como una verdadera tonta creí que tus sonrisas eran sinceras, que los abrazos que me devolvías, también lo eran. Creí que realmente apreciabas mis esfuerzos por enseñarte, por atenderte, por darte todo mi cariño.

- Estas entendiendo mal...

- ¡¿No entiendes que te amaba?!- Severus abrió los ojos ante esa confesión- Pero veo que me ilusioné falsamente... ¡Tu no sientes nada por mi!

Ella se dirigió a la puerta dispuesta a irse y alejarse del dolor, pero él le impidió el paso.

- Permíteme irme- Le dijo con pesadas lágrimas cayendo de sus ojos azules.

- No.

- ¿Ahora quieres que me quede y hablemos?- Le dijo casi con el mismo tono sarcástico que él siempre utilizaba- No. No quiero seguir amando a alguien que me considera una pesadilla.

- ¿Me dejas hablar a mi?- Severus comenzaba a cansarse.

- ¿No quieres que tu castigo termine?

- ¡Basta!- La empujó con fuerza a la pared. Ella ya había dicho la verdad, ahora le tocaba a él.

Ivonne sentía miedo. Él jamás había sido violento con ella. Pero vio sus ojos. No había furia. Él comenzó a hablar:

- Primero, verte con Sirius me enloqueció, no quise tratarte mal, solo creí que te había perdido. Y no dije que fue un castigo por no poder soportarte. Era un castigo estar junto a ti, sin poder tenerte como realmente quería... y quiero.

- ¿Qué?

- Si realmente sientes lo que dices, entonces sabes como es amar al otro, desearlo, quererlo con todo el alma, y solo poder recibir un trato de amigos.

El tono de Severus bajaba mientras se le acercaba más.

- Fui un tonto, Ivonne... Uno muy grande y cegado por los celos. Jamás serías una pesadilla para mí. No cuando eres la única persona que ocupa mi cabeza y mi corazón...

Vio esos ojos azules nublarse con las lágrimas.

- Te amo como a nadie más, miedosita llorona...

Como las palabras no salían de su garganta, ella solo se limitó a estrujarlo en un abrazo. Uno muy fuerte y que no necesitaba de aclaraciones.

- Procura no romperme las costillas...- Le susurró en el oído, logrando una risa aliviadora en Ivonne.

La conocía lo suficiente como para saber que solo así lograría que pudiese hablar.

- Eres un bobo... pero te amo tanto...- Logró decir la rubia mientras veía ese par de hermosos ojos negros acercarse...

En Busca de la Magia | SSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora