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Qué bonita es, pensó el chico de rizos color chocolate mientras observaba desde una distancia prudente a una chica, no muy alta, que amarraba las agujetas negras de sus botas en la entrada del instituto.

¿Me le acerco? Se cuestionó ¿acaso es nueva? Debe serlo, porque nunca la había visto antes. ¿Me le acerco? No, no, ¿qué le diría? ¿Qué le respondería si ella me preguntara algo? ¿Qué haría si me sonríe? ¿Qué haría si no me sonríe?

La chica terminó de atar sus agujetas−y vaya que era una tarea poco placentera− y se enderezó para caminar adentro del edificio que ya se encontraba repleto de estudiantes. El chico permaneció inmóvil junto a la puerta mientras detallaba a la presencia humana desconocida. Era delgada, y no del tipo con el que las chicas sueñan. Llevaba un look bastante llamativo con jeans rotos y una camisa con el nombre de alguna banda que el chico de rizos chocolate desconocía, esas botas negras y una mochila que más que vieja, parecía sucia. Su cabello era largo, negro y caía desordenadamente por sus hombros. Parecía estarse escondiendo detrás de una chaqueta de mezclilla grande.

Que bonita es, pensó Harry mientras la veía con detenimiento hasta que fue absorbida por el gentío adolescente.


OLIVIA [hs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora