18.''Prepárate para perder.''

855 45 17
                                    

Nick.

Me encantó dormir con Maddy. En realidad, no le tengo miedo a las tormentas. Bueno, un poco sí, pero no tan exagerado como para tener que quedarme con alguien, sin embargo, quise dormir con Maddy. Me relaja. Ya sé que hemos dormido dos veces juntos, pero es lo que siento.

Me había despertado hacía ya varios minutos, aunque, no me levanté, pues me quedé admirando el pequeño rostro que reposaba al lado de mí. Era preciosa. Sus pestañas largas, sus labios carnosos, su piel pálida y su precioso pelo. Todo era perfecto en ella. Por desgracia, tiene novio. Ese chico no va a ser un obstáculo para mí. No me quitará lo que he estado intentado recuperar durante estos años atrás.

Sé que aún no tenemos nada serio, tampoco es que quiera tenerlo, pero, impulsivamente, quise dejar besos húmedos alrededor de su cara. A medida que los besos seguían, ella iba moviéndose con tanta rabia que, sigo no la llego a esquivar, me hubiera estampado un manotazo en la cara.

—Hey, preciosa—le doy un beso en los párpados—. Vamos, a levantarse.—susurro.

Oigo un gruñido de su parte y sé que estoy consiguiendo lo que quiero: fastidiarla.

—Maddy, vamos—digo mientras la zarandeo de un lado a otro—. No seas vaga.—suspiro—. Como no te levantes ahora mismo, traigo un par de lagartijas para que te despierten, tú decides.—abre los ojos como platos.

Maddy da un gran salto de la cama que hace que caiga de espaldas contra el suelo. Me rio a carcajada limpia, al contrario que Maddy, que me lanza una mirada llena de odio.

—¿Eres idiota?—chilla.

—Te la debía, nena.

—No me hables en lo que resta de día, imbécil.—hago que me preocupo, aunque, en realidad, es todo lo contrario, por dentro estoy sonriendo de oreja a oreja, porque sé que no podría hacerlo.

—Vale. ¿Apostamos?—ríe mientras se reincorpora.

—Según qué apostemos.—vacila.

—Si yo gano, saldrás mañana conmigo. Como una cita.

—Ahorra tus planes, nene. Ganaré yo.—río—Si gano yo, no me podrás tocar ni hablar mañana.

Me lo ha puesto difícil.

—Trato hecho.—digo arriesgándome mientras alzo la mano para que la estreche.

—Prepárate para perder.

—Igualmente, preciosa.—susurro mientras muerdo el lóbulo de su oreja.

Recibo un codazo de su parte y nos vamos hacia la cocina.

No sé que me ha pasado hoy, pero estoy muy hambriento. Los rugidos de mi estómago pueden oírse hasta en California.

Nos sentamos los tres en la mesa: Verónica en medio y nosotros enfrente de cada uno. Tenía las piernas de Maddy al alcance, con lo cual, decidí divertirme un poco. Ella hablaba con su madre sobre un viaje a Seattle que habían planeado varios meses atrás, pero no me interesaba. Alcé el pie y comencé a hacer varios círculos en su gemelo. Al notarlo, Maddy me miró amenazante y yo asentí mientras esbocé una satisfactoria sonrisa.

—Nick ¿qué día vais a Seattle?—dice Verónica sonriente.

—En seis días.

—¿Tan rápido?—dice preocupada. La cara de Maddy está desencaja. Creo que no se esperaba que hubiera pasado tanto tiempo aquí.

—Sí. ¿Tenéis el dinero ahorrado?—digo mientras vuelvo a rozar con mi pie con su muslo. No preguntéis cómo soy tan elástico, porque ni yo mismo lo sé. Se mueve incómoda en el asiento.

—Sí, tal vez conseguimos billete. ¡Es lo que siempre has querido, Maddy!—dice mientras hace un mohín. Maddy me da una mirada de desaprobación mientras yo le sonrío triunfante.

—Lo sé, mamá—suspira—. ¿No podríamos ir un poco más tarde? Tengo que despedirme de Zoey, de Cameron...—siguió hablando pero mi mente se bloqueó al oír el nombre de mi rival.

¿Cómo puede estar enamorada de ese tipo? Es vomitivo. Aunque agradezco que esté con ella, así no tengo que aguantarla.

—...Por cierto, hoy iré a hablar con Cameron.—dijo mientras rozaba sus pequeños pies cerca de mi entrepierna. ¿Ah sí? Yo también se jugar a eso. Subí un poco más allá de los muslos hasta llegar a la entrada de su entrepierna. Cuando sus ojos conectaron con los míos, vi su mirada suplicante para que no hiciera nada indebido. Hice caso omiso a sus críticas y comencé a masajear la zona. Al hacerlo, Maddy soltó un gemido silencioso, aunque, puede apreciarlo.

—Cariño ¿estás bien? Te has acalorado, de repente.—contengo una sonrisa. Si ella supiera.

—N-Nada, mamá. No tengo más apetito. Voy a prepararme para quedar con Cameron.—dijo haciendo énfasis en ''Cameron''. Le miraba receloso. No son celos lo que siento, pues nunca los he sentido, pero, cada vez que de sus hermosos labios sale ese horrible nombre, siento una punzada en mi abdomen.

Siento que estoy cayendo en los brazos de Maddy Prescott y, eso, no me gusta.

vP5']n"c;


¿Amor? Antes me tiro por la ventana. {NG} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora