2.''Mi palmera y tu selva''

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¡Por fin puedo ver mi casa! Llevaba horas ansiando llegar. Estuvimos todo el trayecto con la ventanilla cerrada. El olor de desodorante y el sudor de Nick, me dejaron aturdida. Entiendo que nuestras hormonas estén revolucionadas, pero lo de Nick es una guerra civil..., ¡qué digo! ¡Lo de Nick es la Segunda Guerra Mundial!

Vamos repartiéndonos las maletas para compensar el peso entre todos. A duras penas camino hacia la puerta. Mi madre la abre y, sin más demora, dejo la maleta con un suspiro de alivio. Oigo una risa entre dientes. Me giro y observo a Nick.

—¿Qué?—espeto.

—Eso ha sonado muy fuera de lugar, cariño.—mis mejillas se sonrojan ante el apodo que me ha dado. Su frase hormonal y de doble sentido me ha hecho gracia. Intento reprimir una sonrisa, pero fallo completamente.

­—Maddy ¿puedes ir a enseñarle a los invitados dónde se van a quedar?

Desganada, miro a Nick y a Katherine para que se animen a seguirme.

—Claro, no tengo otra cosa mejor que hacer.—ironizo.

Con varias zancadas por parte de Nick y pasos de paloma por mi parte y la Katherine, llegamos a la puerta.

—Uhm, aquí os quedaréis. Si tenéis algún problema por la noche, la habitación de mi madre está a la derecha y, la mía, dos puertas a la izquierda.—digo dando instrucciones.

No les doy tiempo a preguntas, pues me encierro en mi habitación. No es nada fuera de lo normal. Al fondo, se puede ver la cama, con una colcha de rosas y dos almohadas. Al lado izquierdo de ésta, está la tele, que no es de nueva tecnología, mis padres me la pasaron y pues ahí se quedó, estorbando. Mis paredes tienen un color cremas, en las cuales hay dos ventanas blancas y muchas fotos y pósters. Y creo que poco más. No es gran cosa, pero estoy cómoda con ello.

Al fin tengo ''Tú y yo, aquí y ahora'' en mis manos, llevaba meses esperando este momento. Mientras me siento, abro las páginas del libro, esperando concentrarme en él, olvidándome del mundo real. Justo cuando voy por la mitad del capítulo uno pican la puerta de la habitación. Lloriqueo.

—Adelante.—digo sin apartar la vista de la historia.

—Lagartija, me dijo tu madre que nos lleves a ver la ciudad—me iforma Nick. ¡Qué chiste más bueno!

—¿Por qué no vas tú solo? Katherine seguro que con ponerse un vestido corto y un gran escote consigue alguien que os enseñe la ciudad.—mi contestación le hace reír. Se adentra en la habitación, sentándose en mi cama.

—Quiero que nos lleves tú.

—El problema es que yo no quiero ir.

—No me importa, vas a ir, quieras o no. Aunque pensándolo mejor..., quédate. Así nos quedamos solos en la habitación, tú me entiendes..., ¿eh? ¿Qué dices, nena?—alza las cejas de arriba abajo con una expresión divertida en su rostro.

Un grito ahogado se escapa de mi garganta.

—Tus ganas, nene—suspiro—.Déjate de tonterías y espérame en la sala.

Dejo el libro en la mesilla de noche y ahogo un grito de desesperación con una almohada. ¿Qué he hecho para merecer esto?

***

Recorrimos mitad de S/C. A Nick le miraban las chicas y soltaban risas nerviosas al verle. Él solo se limitaba a guiñarles el ojo o hacerles un signo de ''Llámame''. ¡Qué insoportable y engreído! ¿Por qué está tan seguro de sus encantos?

Después de toda esta persecución fuimos al McDonald's. No estaba tan lleno como pensé. Solo había 4 mesas llenas, al menos en la parte baja. Nos acercamos a la caja. Nos atiende una chica de pelo rubio, gafas y estatura media. Siempre con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Cómo lo hará? Trabajando 24 horas al día... Yo tendría todas las expresiones posibles, salvo una sonrisa. Me pido un McFlurry de M&M's y caramelo; Nick, dos hamburguesas de queso y carne, más unas patatas fritas y una coca-cola; y Katherine, una ensalada césar. Me hago dos preguntas: ¿Quién viene al McDonald's a comerse una ensalada, la cual tiene 640 calorías por lo menos? y ¿Cómo Nick no está como una foca?

Decidimos coger sitio cerca de una ruidosa familia. Los niños miran entusiasmados la sorpresa del happy meal mientras comen la hamburguesa. Deposito mi bandeja. Nick no deja que pasen más de 10 minutos y ya comienza a hacer preguntas estúpidas.

—Oye Maddy, mi palmera quiere hacerle una visita a tu selva, ¿cuándo será?—suelto una carcajada.

—Nunca. No te hagas ilusiones.—digo a punto de saborear mi McFlurry.

—¿Estás segura? Mira que te estoy dando prioridad. Muchas, como la que está allí atrás—señala a una chica morena que le mira ensimismada—, querrían estar en tu lugar, yo no desaprovecharía la oportunidad.—ríe. Katherine me mira divertida pero no comenta nada de nuestro encuentro. El egocentrismo de este chico es vomitivo.

—Déjame comer en paz ¿sí?—Nick sonrío burlón pero dejó estar el tema.

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¿Amor? Antes me tiro por la ventana. {NG} [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora