Capítulo 3

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Madeline Bell


- Madeline, ven conmigo... - la voz sensual y gruesa de Chris Pratt me llama de algún lugar, estiro mi mano por inercia.

- ¿Dónde estás? – mi voz suena deseosa.

En eso, una luz del cielo aparece cegándome por unos segundos, era tan brillante que solo espere unos dos minutos para ver que era.

- Aquí, princesa - ¡era él!

Pero... esperen... ¿esos son unicornios? Mi ceño se frunce hasta más no poder, pero por un momento deje de pensar y solo me dejé hipnotizar por esas hermosa mirada. Chris llega a mí, se baja del inmenso animal y se acerca.

- Ven conmigo y seamos felices en el paraíso...

Y de un momento a otro me encontraba en brazos de Chris Pratt, en nuestro alrededor se disparaban fuegos artificiales, había un hermoso arcoíris, animales exóticos brincando de un lado a otro, todo era perfecto...

- Acep... - y mi oración no termino en cuento vi que el rostro de Pratt iba desapareciendo al igual que todo a nuestro alrededor.

Un sonido ensordecedor hace que con mis manos tape mis oídos.

- ¿Pero qué mierda...? – me levanto sobresaltada y me encuentro en mi habitación, está se encontraba iluminada por la luz del sol, maldigo por mis adentros, todo fue un sueño, un hermoso y perfecto sueño.

El sonido vuelve y tanteando mi cama lo encuentro, era mi teléfono, que insistentemente sonaba.

Bufo al ver la llamada entrante.

"Lee"

Con pereza contesto.

- Espero que me llames para una buena razón, ese sueño con Chris Pratt no se consigue dos veces – comento con molestia.

Mi amiga ríe del otro lado de la línea, - Ya vendrán sueños mejores. Y sí, te llamaba para la cosa más importante.

- ¿Y qué es ahora? – me levanto de mi cama y camino hacía el pequeño balcón que acompañaba la habitación.

- ¡Ya se quien compro la casa! –

Esto debe ser una broma.

- ¿Me llamas solo para eso?

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- ¿Me llamas solo para eso?

- Síp, y bueno, vi a dos chicos bastante atractivos, parecían hermanos.

Suspiro, - ¿Y luego?

- Pues nada, los observe por la ventana y uno de ellos me pillo.

Froto mi frente con la palma de mi mano, no puede ser más pendeja.

El verano que te conocí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora