Capítulo 15

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Maratón 1/2

Madeline


¿Se han preguntado alguna vez por qué las personas tienden a decepcionarse? ¿No? Bueno, puedo darles un claro ejemplo con la persona más malvada del planeta, alguien que te ilusiona y luego te tira como si fueras solo un pedazo de papel... Así me siento, gracias a este ser tan diabólico que tengo frente a mi. Joseph me ha demostrado ser una persona sin corazón, sin ninguna pizca de generosidad... Solo hay crueldad bajo la piel de ese ardiente chico...

- ¡Mad, carajo, no seas tan dramática!

Esa voz masculina y ronca atraviesa mis oídos. Lo miro sin expresión alguna.

- Te has pasado de la raya, Joseph Brown.

Mi frías palabras lo hacen bajar la guardia por un segundo. Al parecer indignado de mi actitud.

El bufa, cuan niño malcriado.

¡Porque eso es! ¡Un niño!

- ¿Pasarme de la raya? - pregunta indignado - ¿Es mi culpa que seas tan pésima en esto?

Lo encaro furiosa, - ¡Yo no soy pésima! - le rujo - ¡Tu eres un vil tramposo!

Ok, ok, ok. Les explico un poco está situación muy complicada.

Hace un par de horas pasadas, estaba sentada en mi cama cuando me llega una llamada entrante de este engendro del mal. El cual me invitaba cordialmente a su casa a jugar un juego amistoso en su PlayStation.

Yo de buena samaritana, acepte la redada.

Y bueno, lo demás se lo pueden imaginar ya...

- Yo. No. He. Hecho. Trampa, loca.

Giro mi cuello dando hacia el lado lateral de la habitación, donde Joseph se encuentra y lo miro con ojos oscuros.

- ¿Qué acabas de decir...?

- .....

***

- ¡¿Pero que demonios ha pasado?! - el grito de Elijah hace estruendo por toda la prestigiosa mansión en cuanto entra a la cocina y ve a su hermano.

Joseph lo mira con cara de pocos amigos mientras sostiene una servilleta en su nariz, la cual sangraba sin piedad.

Muerdo mi labio inferior intentando ocultar mis ganas de reír en esa espantosa situación.

Pero también cabe resaltar que el tatuado chico se lo ha buscado el solito...

- Lo he golpeado - digo en tono bajo e inocente.

Elijah frunce el ceño, - ¿Poor? - alarga la pregunta aún sin poder creerlo.

- Me llamó loca - le digo sin más, encogiéndome de hombros.

- Ohh...

El ojiazul mira a su hermano con pena.

- Bro, ¿No te han dicho que NUNCA debes llamar "loca" a una mujer? Siempre sale mal...

Joseph rueda los ojos, irritado claramente, y se levanta de la silla en la cual estaba sentado, se acerca al grifo del lavaplatos y abre este, ahí mismo tira las servilletas llenas de sangre.

El verano que te conocí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora