Capítulo 8

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Capítulo 8

Joseph Brown

Viernes, 7:30 am.

Es viernes y lo primero que hago es levantarme muy temprano. Me doy una ducha de jugador, me visto y bajo a desayunar. Al llegar a la cocina con la primera persona que me encuentro es con mi padre, este al percatarse de mi presencia, me saluda con una sonrisa. Yo le respondo igual.

Al parecer está de buen humor hoy...

- ¿Qué hay para desayunar, padre? – le pregunto mientras me siento frente a él.

- Buenos días para ti también, eh hijo – dice con sarcasmo, pero prosigue para responder a mi pregunta - Nana hizo; tostadas, huevos revueltos, tocino y hotcake. Ah, y jugo de naranja.

- ¡Estupendo! Nana siempre nos consiente – sonrió como un crío, ignorando su anterior actitud.

Me sirvo un gran plato de todo un poco, para satisfacer esta hambre que cargo y sin más preámbulos, me dispongo a devorar cada cosa que hay en este mismo.

- Hoy estás de un humor diferente, eh, Joseph...

Frunzo el ceño. Espero masticar y luego tragar, para luego preguntar, - ¿A qué te refieres?

Mi padre deja el periódico a un lado y se quita los anteojos que utiliza para leer, - Bueno, quiero decir que, estás de un muy buen humor. No estás amargado, ni insoportable, cómo has estado toda la semana desde que llegamos – hace una leve pausa para beber de su café - A eso me refiero.

Él sonríe de lado, pero continua - Y me alegra mucho que ya estés aceptando el hecho de que este nuevo lugar será tu hogar por un largo tiempo, Joseph, de verdad – padre sonríe mostrando su perfecta y blanca dentadura. Para ser un hombre de 46 años de edad, se conserva como uno de 40 y eso es admirable, por el simple hecho de que las drogas, el alcohol y mucha mierda más en la que estaba implicado cuando yo era apenas un niño, no le pasaron factura tras los años, lo importante es que lo dejó a tiempo para ser un padre "honorable". Irónico, lo sé.

Trago mi último pedazo de tostada y le respondo con simpleza, - No me quedó de otra, si te pones a observar, no tenía muchas opciones – me encojo de hombros.

Él ríe, - Tienes razón. Pero bueno, lo importante es que ya has dejado de comportarte como un crío caprichoso, ¿no es así? – alza una de sus cejas gruesas, me reta con la mirada, y yo simplemente como cachorrito, asiento derrotado.

No me malentiendan, no le tengo miedo a mi padre, nunca nos ha dado razones para temerle. Solo quiero llevar la fiesta en paz, por ahora.

***

Media hora después, estoy yendo al supermercado más cercano para poder comprar las provisiones necesarias para la fiesta de hoy. Elijah quedó en convencer a nuestro padre para hacer la fiesta. Es el niño consentido, no creo que le diga que no.

Al llegar, me bajo del auto y camino hacia la entrada del mall. Cojo un carrito del super para ir metiendo lo que necesito. Voy directo al pasillo de bebidas alcohólicas, para ser un pueblucho, están muy bien actualizados con el alcohol, por lo visto. Hay una sección completa de ello: ron, vodka, ginebra, aguardiente y muchos más. Meto en el carrito un poco de todo, - Habrá alcohol hasta las nubes – pienso orgulloso. En Londres me conocían por hacer las mejores fiestas de toda la jodida ciudad y espero que eso no cambie aquí.

Pero para ser sincero, no creo que esta gente marginal sepa lo que es una verdadera fiesta, con el simple hecho de que me miran raro por andar con un carrito lleno de bebidas, ya me dan por hecho de que tengo total razón.

El verano que te conocí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora