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—Hola.
—¿Tan mal estoy?
—Solo he dicho hola.
—Tu cara habla por si sola.
Joder es que deberíais verlo.
Está pálido. Ambos ojos están morados. Su nariz al parecer está rota, lleva esa típica venda que cubre media cara. Los labios hinchados y el inferior está partido. Una cinta alrededor de la cabeza. Una cinta alrededor de su torso. Y está lleno de hematomas.
Me recuerda a Arthur, pero solo...mil veces peor.
—¿Sería muy cruel si te dijera que tienes un aspecto horrible?
—Lo acabas de hacer.
Tiene razón.
—Y...¿cuando podrás salir de aquí?
—Supongo que mañana, dicen que me recuperado muy rápido, les preocupaba que perdiera la memoria o que me costará respirar, pero nada de eso pasado...así que seré libre en unas pocas horas.
—Eso suena muy bien.
Creo que Donald llevaba mucho tiempo sin aparecer esta historia, al menos ha vuelto ha aparecer, por un momento que pensé que... ¿sabéis que? Está vivo, así que mejor no digo nada.
—Una lástima que apareciera Rush. ¿No crees?
En serio, siempre me pregunto cómo aún le queda sentido del humor a este chico.
—Habrá más ocasiones.
—Sobre eso...mira me gustas mucho Maggie, pero he estado a punto de morir y no sé...¿es buena idea que sigamos haciendo esto?
Santa mierda.
¿Porque tiene que pensar eso?
Vaya...no me apetecía besarle hoy. Es que joder mirad sus labios.
—Te quiero Donald.
Parece sorprendido. ¿Nunca se lo habia dicho verdad?
