10. 🍂

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Alec.



Mis manos ya comenzaban a temblar y es que, por el ángel, Magnus tenía este efecto sobre mí, ponía nervioso cada parte de mi cuerpo, sí, todas las partes de mi cuerpo.

Tomé una pequeña caja y se la entregué a Magnus. Y le miré con ansiedad. Abrió la caja y sonrió de oreja a oreja, sacó el libro y leyó en voz alta el título.

- Prohibido, wow. - quitó el plástico del libro y lo acarició con sumo cuidado, como si de un bebé se tratase admirando los detalles de la portada, abrió el libro y metió su cabeza en él y yo reí - Me encanta el olor a libro nuevo.

- Espero que te guste, es sin duda mi libro favorito. Va sobre un amor prohibido, bueno eso es obvio. - me sentí tonto.

- Un amor prohibido, vaya. - suspiró dejando el libro a un lado y sacó la rosa azul del interior de la caja junto con unos pequeños chocolates. Sus favoritos.

- Se que Matt te llena de tulipanes de colores, pero quería darte un pequeño detalle. - sonreí nervioso y él me miró enternecido.

- Es perfecto. Todo es perfecto. Tú eres perfecto, Alexander. Gracias por esto.
- estoy más que seguro que mi rostro está rojo por completo, mis manos no dejaban de moverse y mordía mi labio inferior.

Me puse de pie porque mis nervios eran enormes y Magnus me siguió.

- Gracias por este regalo Alexander, de verdad es hermoso. - asentí.

- No hay de que, aunque creo que tu regalo me supera. - rió.

- Claro que no. De verdad gracias por el libro, por la rosa y por los chocolates. - se acercó a mí y me abrazó por los hombros.

Mis manos temblorosas se posaron en su cintura. Aprentando su pequeño cuerpo al mío.

- Gracias - repitió y sus labios se movieron sobre mi cuello y juro que casi mi alma dejaba mi cuerpo.

Levantó su cabeza y yo incliné un poco la mía. Nuestras frentes quedaron juntas al igual que nuestras narices. Su respiración se mezclaba con la mía y dios, me sentía morir en ese momento.

Mis ojos fueron se los suyos hasta sus labios, su lengua juguetona se asomó y dejó húmedos sus labios.

Mi corazón y mente estaban debatiendo en si besarlo o no. Él era de Matt y yo no podía interferir en eso, pero cada parte de mí lo deseaba.
Jodidamente lo deseaba.

Sus ojos estaban sobre mi boca. Cerré los ojos con fuerza. No sabía qué hacer, deseaba con toda mi alma besarlo. Pero sus labios eran prohibidos. Él era prohibido y aún así lo quería para mí. Estaba siendo un egoísta.

- Alexander - susurró, pero yo sentí que saboreaba cada letra de mi nombre y eso me hacía perder un poco la cordura.

Me deje llevar por mis sentimientos, seguro que después me arrepentiría o tal vez no, eso no importaba ya.

Sin pensar mucho, puse mis labios sobre los de él. Eran tan suaves como los recordaba, eran dulces. Abrió poco a poco su boca dándome paso para explorar en ella. Su lengua acarició mi labio inferior y solté un pequeño jadeo.

Sus manos jalaron de mi cabello, abrí más mi boca al igual que él y presioné con mis manos su cintura mientras profundizamos el beso. Sentí el mundo explotar tras mis párpados, el mundo se había detenido y solo éramos Magnus y Alec.





Magnus.

Su lengua se enredaba con la mía, si no fuera porque él me sostenía, estaba seguro que hubiera caído al piso. Esto era como el paraíso, en mi estómago sentía cosquillitas. Nuestros labios se movían con perfecta sincronía. Era un beso tierno, pero lleno de deseo, como si los dos hubiéramos esperado por esto desde hace tiempo, aunque por mi parte sí fue así.

Me aferré a su sedoso y suave cabello, mientras lo acercaba aún más, si es que eso era posible, sus hermosos labios me llevaban al cielo. Nuestras bocas eran un lío, pero un lío perfecto. Mordí su labio con fuerza y él gimió. Alec succionaba mi labio inferior saboreando cada parte de él.
Permanecimos así por unos minutos más hasta que el oxígeno comenzó a faltar.

Despegamos solo nuestras bocas con la respiración acelerada. Sus ojos brillaban tanto como los míos mientras nos mirábamos. Frotó nuestras narices y sonrió para darme un beso corto.

Se movió tratando de separarse de mí, pero no lo dejé.

- Mi amor, ya es tarde. Debemos ir a dormir. - cada que decía esas dos palabras, mi pecho se llenaba de amor.

Suspiré y me separé de su cuerpo, al momento sentí como si me arrancarán parte de mi alma. Recogimos nuestras cosas y antes de salir, su sonrisa se borró por completo.

- ¿Qué ocurre? - le miré preocupado.

- Yo... no debí hacer eso. - susurró.

- ¿Por qué?

- Le gustas a Matt y yo...

- Hey. Escucha, él me gusta... - jadeó - pero tú también lo haces. Me gustas también. Y yo soy un idiota por sentirme atraído por ambos.

- No, el idiota aquí soy yo por besarte.

- ¿Te arrepientes?

- Por supuesto que no. Ese fue mi perfecto primer beso. Pero tú le perteneces a Matt, no a mí y yo lo traicioné.

- Yo no pertenezco a nadie, puedo elegir y creo que ya hice una elección...

- ¡No! - mi corazón se estremeció - No puedes estar conmigo, él te merece yo no.  - me acerqué a él, pero se alejó.

- Alexander...

- No. Magnus, tú y yo no somos no seremos nada. ¡Entiende! - mis ojos parpadearon un par de veces para evitar que las lágrimas salieran.

- ¡Pues no me hubieras besado! - reproché.

- ¡Tú te ofreciste! - solté un gemido indignado.

- Así que yo soy un maldito ofrecido. - reí con amargura.

- Lo eres. - tajó.

- Tienes razón. ¡Matt es mejor que tú!. - ví el dolor en sus ojos. Joder, lo arruiné.

Salió a grandes zancadas de la biblioteca dando un portazo. Y yo me derrumbe llorando. ¿Qué había hecho?




Gracias por leer. 💕

My two loves. (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora