Capítulo 19

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Termino mi sandwitch de nutella y miro con deseo el restante que me queda en el plato. Bebo un trago de agua y me relamo los labios antes de coger el pan con chorizo. Sí, soy un personaje extraño que se come antes la parte dulce que la salada.

Dejo el plato en la fregadera y me dirijo hacia la encimera donde se encuentra mi móvil, cargando.

Justo cuando lo sostengo en mi mano, vibra, anunciándome un mensaje entrante.

Rubén^^: Rubiaaa! Como te va la vida? Hace dias que no se de ti em... me tienes abandonado :(

Ashly: Hoola pelirrojo;) abandonarte yo? Me ha llegado al corazón

Tecleo como respuesta mientras una sonrisa se instala furtivamente en mi rostro. La contestación no tarda en llegar.

Rubén^^: No te hagas la tonta no...

Ashly: Jajajaja en el fondo, sabes que yo te quiero <3

Rubén^^: Sisi... muy en el fondo

Conversación de besugos donde la haya.

Dejo el móvil en su sitio, esperando otro mensaje por su parte, mientras termino de recoger la cocina.

Rubén^^: He estado hablando con las chicas y... que te parecería una tarde de cine este finde?

Reflexiono unos segundos revisando si he hecho planes.

Ashly: Me parece perfectooo! El sabado?

Rubén^^: Sip; a demas, luego podemos ir al italiano a cenar

Ashly: Awww <3

Reviso el resto de chats de forma que parece algo desinteresada. Las conversaciones se suceden, mas no hay nada de gran importancia; siempre están los típicos grupos que hablan a todas horas.

Una parte de mí no puede evitar entristecerse: ni un mísero mensaje de Marcos.

¿Cuánto tiempo llevo sin saber de él? ¿Casi una semana? ¿O me quedo corta?

Ahogo un resoplido y camino hacia el salón.

– Hola, cielo – me saluda mi madre desde el sofá.

Hago un mohín como respuesta y me dejo caer con la cabeza apoyada en su hombro.

– ¿Sucede algo? – Pregunta mientras me acaricia el pelo enmarañado. Aunque su tono quiere sonar desenfadado, noto un pequeño matiz de preocupación.

Durante unos largos segundos, pasa por mi cabeza contarle lo que me atormenta. Y decido hacerlo; al fin y al cabo, nuestra relación a veces parece de cualquier otra cosa excepto de madre-hija.

– Llevo casi una semana sin saber nada de Marcos.

Frunce el ceño.

– ¿Tanto tiempo? No es propio de él... – murmura en voz alta –. Tal vez le haya pasado algo.

– ¡Más motivos aún para que me avise! – Resoplo –. ¿Sabes, mamá? Creo que le pasa algo... No conmigo, pero no sé con quién o con qué. Está muy raro...

– Tranquila, mi vida – susurra mientras me achucha –. Ay, estos amores adolescentes... – piensa en voz alta, lo que me hace soltar una carcajada.

– No puedo estar tranquila – vuelvo a mi tono serio –. ¿Cómo puede estar ignorándome tanto tiempo? Al principio, pase; pero tantos días... Yo contestaría solo por no sentirme mal – digo dolida.

– Ya, ya, ya; no pienses más en eso. Cuando decida aparecer de nuevo tendrá que dar explicaciones, ¿no crees? – Asiento con la cabeza.

– Voy a la cocina. ¿Necesitas que te traiga algo?

Eternamente [Libro Primero] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora