Capítulo 21

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El aire caliente del coche me recibe, templándome; y es que el frío exterior es típico en un sábado de invierno.

– ¿Preparada para la tarde más esperada? - Pregunta el chico de ojos azules desde detrás del volante.

Miro a Marcos y le devuelvo la sonrisa mientras asiento con la cabeza, igual que una niña pequeña. Llevamos días preparando la tarde de hoy junto a los pelirrojos y Raquel y, tras pasar por una semana larga y estresante, las tardes así se cogen con ganas.

De vez en cuando, una necesita olvidarse del caos en el que se ha convertido su vida.

Pone en marcha el motor y, por la ventanilla algo empañada, veo como mi casa queda atrás mientras nos adentramos en las carreteras, camino al cine.

– ¿Sabes qué película vamos a ver? – Le pregunto poco después.

Él niega con la cabeza.

– Cuando hablé con Rubén dijo que no nos preocupáramos, que él se encargaba de todo.

– Sí, como siempre... – murmuro –. Espero que al menos esta vez cumpla con lo que dice.

Escucho una suave risa a mi izquierda y no puedo evitar sonreír.

El coche queda sumido en un largo pero apacible silencio que ninguno de los dos rompe hasta llegar a nuestro destino.

– ¡Por fin! Un segundo más sola con estos dos empalagosos y me arranco los ojos – es lo primero que escucho al salir del coche.

– No te quejes, pelirroja – replico –. Sabes que tu estarias igual con...

– ¿Y si entramos dentro? Me estoy congelando – corta la aludida con la cara encendida, lo que provoca que todos riamos.

– Sorpréndenos, pelirrojo: ¿qué película vamos a ver? – Inquiere Marcos, esta vez dentro del edificio.

Ruben esconde las cinco entradas a su espalda y sonríe, pícaro.

– El misterio va a mantenerse hasta que empiece – responde, mientras camina hacia detrás.

Marcos lo mira con una ceja en alto, mas no añade nada; pasa un brazo alrededor de mis hombros y me da un beso en la sien mientras entramos a la sala que nos corresponde.

Subimos las escaleras hasta la fila once y nos sentamos de tal forma que Sandra queda entre Raquel y yo, con los chicos en las puntas.

– ¿Has descubierto algo nuevo? – Susurra Sandra a mi derecha. Niego de forma sutil con la cabeza.

– Mi madre sigue reacia a contarme nada; evade mis preguntas y, ultimamente, esta menos en casa de lo habitual – explico.

Mi amiga medita mis palabras y me mira de reojo, mas no añade nada.

– Aunque tengo algo que contarte – murmuro segundos después, captando su atención en su totalidad. Me mira expectante.

– Ayer tuve un sueño – digo mirándola fijamente –. Un sueño que... no es habitual – intnto explicarme. Sandra enarca una ceja.

– Explícate mejor, rubia.

Miro a mi izquierda y compruebo que Marcos esta entretenido con algo en el móvil antes de continuar.

– Estaba todo negro – empiezo –, era oscuridad; no veía nada pero si podía escuchar – susurro.

– ¿Escuchar? ¿El qué? – Indaga.

– A él.

Sandra abre los ojos como platos, mas se que no ha entendido el concepto.

– No, no, no – niego -. No a él, sino al hombre que me encontré en la mansión; el mismo que me mataba en mi pesadilla – aclaro.

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⏰ Última actualización: Mar 12, 2019 ⏰

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Eternamente [Libro Primero] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora