Sábado, dieciocho de julio de 1959.
Inglaterra no era un país que se caracterizara por tener un clima caliente; ni si quiera en verano. 1959 era la excepción: estaban a mitades de julio y el calor era simplemente insoportable.
______ se tapaba y destapaba: no podía dormir. Las ventanas de su habitación estaban abiertas, y su pijama era delgado, pero al parecer el calor era más fuerte que ella. Suspiró pesadamente y se levantó de la cama para posteriormente salir de su habitación. Tenía la garganta seca a más no poder.
A paso silencioso, bajó las escaleras de la casa de Mimi y llegó a la cocina. Después de servirse un gran vaso de agua con hielo, subió de nuevo. Pasó por el cuarto de John, y negó con la cabeza al escuchar como los ronquidos salían de la boca de su hermano ¿Cómo es que si quiera, podía dormir con el calor que estaba haciendo?
Regresó a su habitación y cerró la puerta con cuidado. Nada más de entrar, le dio un gran sorbo a su vaso con agua y sintió como la sensación de calor iba desapareciendo poco a poco. Se acostó en la cama y miró los pósters de Elvis Presley que tenía en el techo.
—¿Por qué tiene que haber tanto calor, Elvis?—le preguntó, sin esperar una respuesta—No lo entiendo, de verdad. Nunca podría vivir en un país caliente.
Apagó su lámpara de mesa y se dispuso a descansar, o por lo menos a intentarlo. Pasados unos minutos, escuchó ruidos provenientes de afuera. Suspiró y decidió ignorarlo. Seguramente eran los gatos de la señora Lily, haciendo de las suyas.
El ruido se hacía cada vez más frecuente, así que decidió levantarse y caminar a su ventana.
"¿Y ahora qué?" pensó. "Es media noche, por el amor de Dios".
Se asomó y negó con la cabeza al ver a George Harrison en el patio de su tía. Éste, al verla, le guiñó un ojo.
—No me mires así, yo sé que tampoco podías dormir con el calor—dijo él.
La chica sonrió.
—Shhh, baja la voz, tonto. Mi tía y mi hermano están durmiendo.
—Ven aquí, entonces.
Sin pensarlo dos veces, ________ cambió rápidamente su pijama por un vestido veraniego. Bajó las escaleras de la casa y salió por la puerta de la cocina, la cual conectaba al patio. A paso sigiloso, se acercó hasta donde se encontraba su novio, quien la esperaba con los brazos abiertos. George, al verla, la abrazó y le plantó un dulce beso en los labios.
—¿Estás loco, Harrison?—le preguntó ella cuando se separaron—¿Quién te crees para venir así, todo guapo a mitad de la noche?
George sonrió, mostrando sus colmillos y le dio un beso en la mejilla.
—Vamos, ven conmigo—dijo él con una expresión de emoción en su rostro.
—¿Qué? ¡Es media noche!—contestó ella confundida—¿A dónde quieres ir a esta hora?
—Es una sorpresa, princesa—George sólo jugaba con los dedos de su novia —¿Es que no confías en mi?—le preguntó mirándola a los ojos.
—Claro que confío en ti, Geo.
—Entonces, ¡vámonos!
George tomó a su novia de la mano y ambos se dirigieron a la salida de la casa. Caminaron unas cuantas calles, las cuales ahora se encontraban totalmente vacías. Al cabo de unos diez minutos, George se detuvo y miró a su chica.
—¿Ya llegamos?—preguntó confundida, él rió.
—No, pero necesito que cierres los ojos a partir de ahora —ella levantó una ceja—No falta mucho, lo prometo, nena—George habló tan tiernamente que ella terminó cerrando los ojos.
Sintió como el chico tomaba suavemente su mano y cómo comenzaron a caminar otra vez. De pronto, se dio cuenta de que lo que pisaban sus sandalias no era el concreto de la acera, sino era más bien pasto. Estaba más que confundida.
—Bien—comenzó George—Puedes abrirlos ahora.
Lentamente, sus ojos avellana comenzaron a abrirse. Se dio cuenta que se encontraban en la Escuela Primaria de Liverpool, más específicamente, en la piscina. No pudo evitar recordar esas veces en las que venía con su tía y su hermano a pasar las tardes aquí.
—¿Qué hacemos aquí?—le preguntó.
—Pues, lo que hacen las personas cuando están en una piscina: nadar—contestó él simplemente.
_________ quedó como piedra al ver como su novio comenzaba a quitarse la chaqueta de cuero y el resto de la ropa, para quedar solo en ropa interior.
Dios, ¿y así quería que se le quitara el calor?
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fin de la primera parte.