Lunes, cuatro de febrero de 1962.George miraba con curiosidad a su alrededor, y se dio cuenta de lo mucho que le gustaba la naturaleza; le brindaba paz. Sonrió cuando, a lo lejos, vio a una pareja de ancianos caminando tomados de la mano por el parque. Se imaginó a él y a su chica en un futuro, haciendo exactamente lo mismo.
Para ser un lunes en la tarde, había muy poca gente y eso lo agradecía infinitamente. Las cosas para los Beatles estaban mucho mejor que dos años atrás; habían regresado a Hamburgo y arrasado con todos los clubs de ahí. De vuelta en Liverpool, el club de admiradores había crecido por cientos y ahora eran la banda más codiciada del lugar.
Había fanáticas que esperaban horas y horas haciendo filas en la Caverna para poder asistir a un show de la banda, y fue ahí cuando Brian Epstein conoció a los chicos. Les prometió que los haría muchísimo más grandes de Elvis, si le permitían ser su manager. A pesar de que hubieran algunas quejas, aceptaron.
La banda tenía la tarde libre, y por ello había decidido pasarla con su chica especial. Había organizado todo un picnic e incluso le había pedido prestada a Brian su radio portátil. En esos momentos, Can't Help Falling in Love sonaba en la estación favorita de George.
—¿Puedes dejar de moverte, por favor?
________ borró con frustración el último trazo que había hecho. Tenía el cabello recogido en un moño al estilo Bridgite Bardott, por lo que el flequillo le caía sobre la frente, incomodándola. El sol se estaba despidiendo, pintando el cielo de colores anaranjados que hacían que la piel de _________ se viera hermosa y brillante; parecía sacada de una pintura.
—¿George?—preguntó al ver que el chico se había quedado observándola.
—Lo siento—se disculpó—es que eres muy hermosa—ella se sonrojó—¿ya puedo verlo?
Intentó tomar el bloc de dibujo de su novia, pero ella le dio un pequeño golpe en la mano para que no lo agarrara.
—¡Ouch!
—No puedes apresurar al arte Georgie; tienes que dejar que fluya.
George suspiró, y aceptó que no le quedaba más que esperar. Repasó mentalmente todo lo que haría aquella tarde.
—¡Listo! Aquí tenemos a un George Harrison meditando sobre la vida.
________ le extendió orgullosa el dibujo que acababa de terminar, y el chico se quedó sin habla al ver lo que su novia había hecho.
—Wow—susurró, realmente sorprendido. ________ se movió, de manera que quedó sentada junto a él, mirándolo con nerviosismo.
—¿No te gusta? La verdad es que yo tampoco estoy muy segura, creo que lo mejor sería que lo borr-
George tomó el rostro de ________ entre sus manos, robándole un tierno beso a lo que ella se separó sonrojada.
—Lo siento—se disculpó—era la única manera en la que dejaras de hablar—George tomó su mano y la miró a los ojos—es increíble, _________ me encanta.
—Gracias, Georgie—sonrió, dándole un sonoro beso en la mejilla.
La pareja se quedó un rato más en el parque, disfrutando de la compañía del otro. Con la fama de los Beatles aumentando cada día, eran pocos los ratos que podían estar juntos. Apenas esa mañana, Brian les había anunciado que se irían de gira a América en unos meses para promocionar su nuevo álbum, Please Please Me.
Las estrellas ya habían salido, adornando el cielo con su brillo incomparable. La cabeza de ________ estaba apoyada en el pecho de su chico, quien cada cierto tiempo miraba -sin que ella se diera cuenta- su reloj. Eran las siete y seis, por lo que faltaban exactamente cuatro minutos para que en la radio pusieran la canción que había pedido especialmente para esa ocasión.
Ser un Beatle tenía sus ventajas.
—Casi lo olvido—susurró George moviéndose —traje panecillos, ¿quieres?
—Claro—dijo ella alcanzando la canasta que estaba a un lado de ellos. Se incorporó y tomó uno.
George pudo notar que su novia había agarrado el panecillo incorrecto, y que si lo mordía todo su plan se iría a la basura.
—¡No!
En un movimiento que pareció demasiado brusco, George le arrebató el panecillo a ________. Estuvo muy cerca.
—¿George, todo bien?—bromeó extrañada.
—No es eso—dijo él—Este es de moras azules, y tú eres alérgica ¿recuerdas?—respondió, tratando de excusarse.
________ levantó una ceja y tomó el otro que quedaba. Le dio un mordisco, y saboreó el delicioso relleno de vainilla.
—¿Te gusta?—preguntó él.
Ella asintió, y antes de que pudiera darle otra mordida, notó algo pequeño y brillante dentro del muffin.
¿Sería...?
El corazón se le aceleró cuando, se dio cuenta de que lo que estaba ahí, era un anillo.
Y no cualquier anillo, sino un anillo de compromiso.
Las manos comenzaron a temblarle y sintió como los ojos se le llenaron de lágrimas. Miró a George, quien le sonreía de una manera muy tierna.
—George—susurró aún sorprendida.
El chico abrió la boca para hablar, pero los nervios se apoderaron de su cuerpo. Justo en ese mismo momento, Put Your Head On My Shoulder comenzó a sonar en la radio, recordándole aquella noche de primavera en donde se llenó de valor para admitirle a la chica de sus sueños cuanto la quería.
—Princesa—comenzó—tenía apenas catorce años cuando conocí a tu hermano, y jamás olvidaré el día en el que fui al primer ensayo como guitarrista oficial de la banda. No podía creer que por fin pudiera tocar con ellos, era increíble. Recuerdo que llegué tarde para variar aquel día, y después que conocí a tu tía, subimos al cuarto de John para ensayar. Estábamos subiendo los escalones cuando de pronto, una chica con un moño blanco en el cabello y vestido del mismo color, apareció en la planta de arriba. Sinceramente, pensé que estaba viendo un ángel—_________ se sonrojó— y ese ángel, eras tú mi hermosa princesa. En ese momento supe que debías ser mi chica. Y no me rendí hasta que lo logré, y desde ese día he sido el chico más afortunado de todo Liverpool— le tomó de las manos—mi hermosa _______, hemos pasado tanta cosas juntos y todavía nos falta mucho por vivir. No me importa si dicen que somos muy jóvenes, yo estoy total y completamente enamorado de ti, y quisiera pasar el resto de mi vida contigo.
George hizo que ambos se pusieran de pie, para después tomar el anillo y arrodillarse frente a su chica; y ahí, en medio del parque y de la gente pasando le preguntó:
—¿Te casarías conmigo?
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fin de la primera parte.