4. Oye!!

144 11 3
                                    

Sonreí un poco y asentí.

-Si, ella esta con vida.

-¿Quien es? ¡Quiero conocerla! 

Sonreí de nuevo y añadí:

-Ya la conoces.

-¿En serio? ¿Quien es?

-La veras pronto. En fin he vivido por tantos siglos, he pasado por tanto -dije recordando unos años atrás- me muevo tal cual lo hace el Olimpo, mi padre me quiere cerca, para torturarme, posiblemente.

-El Olimpo es real? -pregunto ella en son de burla.

-Si, al igual que los dioses del Olimpo.

Ella rió un poco y luego añadió:

-Mi padre siempre ha creído en ellos, insiste en que mi madre es Atenea misma -ella rio de nuevo y continuo- gracias a ella soy tan inteligente, eso dice mi  padre.

Ella sonrió un poco.

-¿Qué piensas de eso? -Pregunté.

-¿De qué? -dijo ella mirando el menú.

-De que quizá seas hija de Atenea. 

-Puras patrañas. -dijo ella- no soy inteligente, soy estudiosa, simplemente.

-Bien. Ahora que he sido interrogado, me gustaría saber sobre ti. 

Ella hizo un gesto señalándose a si misma y dijo:

-De mi vida? 

Asentí. 

-Mi vida no ha sido tan emocionante o pomposa como la tuya.

Hice un gesto para que continuara.

-Okay.

Ella medito por unos segundo y comenzó.

-Tengo 31, nací en Brooklyn, durante toda mi vista he visto cosas extrañas, hace como 10 años vi a un chico con muletas y cuernos. En fin, en la mayoría de mis sueños, me veo como alguien más, una princesa egipcia, una hebrea, una dama de sociedad de Francia... En algunos sueños termino siendo decapitada. Cuando estaba en la secundaria hice un trabajo de investigación para que me dieran una beca.

Años atrás. 

-Esta segura de elegir este tema señorita Daniels. 

-Si profesor. -dije con energía. 

-Bien, adelante. 

Y así fue investigue por tanto tiempo sobre las guerras, que en algún momento vi al mismo tipo en varias fotos, suponía que era el cansancio.

Descansaba por intervalos, comía poco, mi padre estaba realmente preocupado, pero generalmente decía:

-Te pareces a tu madre, tu mente es brillante, justo como la de ella.

Aunque nunca me decía quien era realmente cuando preguntaba solía decirme que era Atenea, como si una diosa griega fuese real. Posiblemente se había enredado con una prostituta y para no herir mis sentimientos prefería decirme esa mentira.

Note que en varias fotografías había un hombre, era imposible que fuese el mismo, había hasta un siglo de diferencia entre una y otra. Nunca venían los nombres, generalmente decía cosas como "El mejor ejercito de nuestro país" o "El escuadrón"

 Aun cuando ya había finalizado el trabajo seguía obsesionada por él, era imposible que el mismo hombre apareciera en tantas fotografías. Al entrar a la universidad mi mente olvido la obsesión y se ocupo en otras cosas, chicos, por ejemplo. 

Presente. 

-Así que... estabas tan obsesionada que no te preocupaba nada mas? - pregunte.

-Así es. -respondió ella.

-Wow. Ni siquiera el sexo? -pregunte en voz baja.

-Oye!! 

-Sólo digo. 

Dije encogiéndome de hombros. 

Años atrás. 

Fue así como conocí a mi novio, William Thompson, en aquel momento era Bill, odiaba su nombre. Salimos por un tiempo, casi toda la universidad, Will me pidió matrimonio varias veces, pero por algún motivo no podía decirle que si, ponía tantos "peros", por suerte su amor por mi es mucho mas  fuerte. Luego de casi 10 años de noviazgo acepte.

Presente.

-Así que... Olvidaste al chico misterioso, así como así?- pregunte curioso. 

-Si, algo así. Supongo por lo que me costo tanto dar el "si" fue por que seguía obsesionada con él.

Su vista estaba perdida, inmersa en sus propios pensamientos .

-En fin, con Will conseguí olvidarle, por un pequeño tiempo.

Un mes atrás. 

-Estas segura que no te molesta ayudar al abuelo? - me preguntó Will. 

-Ya te lo dije no me molesta, tu abuelo es un amor.

-Uno que esta demente!

-Estuvo en la guerra, podrías ser consciente de eso, no? 

-Okay, lo siento cariño, es sólo que el abuelo me desespera en ocasiones.

-Lo sé. Sólo es acomodar tus cosas, las podré en cajas y luego me voy, si eso es lo que te hace sentir tranquilo.

Will respiro aliviado y dijo:

-Claro que me hace sentir aliviado. 

Estábamos en la casa del abuelo de Will, debía ayudarle a mover algunas cosas.

-Te amo! -Will dijo al estacionar el auto.

Sonreí y dije:

-Yo también te amo. 

Sonreí de nuevo y lo bese. Baje del auto y toque el timbre de la casa. Un señor de cabello blanco y grandes gafas abrió la puerta y sonrió al verme. 

-Ah! Pero si es la prometida más hermosa!

Reí un poco.

-Es bueno que esta bien señor Thompson.

-Ya te lo he dicho corazón, llámame Alex o Alexander, no me molesta.

-Esta bien, Alexander. 

Me encantaba ayudar al abuelo de Will, era un hombre encantador y siempre tenia un anécdota que contar. Luego de varias horas de estar en el ático encontré algo interesante, una fotografía de unos soldados.

-Señor Thompson. ¿Quienes son ellos? -dije señalando la fotografía. 

Él alzo la vista y dijo:

-Mis compañeros del ejercito.

-Me puede contar sobre ellos?

-Claro que si, cariño, claro que si.

Fuimos a la sala de estar, allí Alexander tomo la fotografía, la observo por unos segundos y comenzó:

-Este de aquí es Pietro le Brun, un francés algo problemático, amaba las bombas. Roger Koch, un alemán, Dios lo tenga en su santa gloria. Pablo Navarro, un argentino, nunca supe que hacia en nuestra guerra - él rió un poco- ah! aquí esta mi buen amigo, Jonathan, Jonathan Smith, no supe de él luego de la guerra, solía decir que estaba maldito, así que siempre hacia cosas dementes... y aquí estoy yo.-dijo señalando a un chico similar a Will.

Sentí mi boca seca de la emoción, había descubierto el nombre del hombre misterioso.

-Así que... Ahí están, ellos fueron mis compañeros por varios años, no se que paso con ellos... pero espero que estén bien, donde sea que se encuentren.

Sonreí para el señor Alexander, ayude por un tiempo y luego me fui a mi casa, allí investigue por algún tiempo...

La Maldición De AresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora