Prólogo ➢

11.6K 617 20
                                    

     Corro por el césped, controlo mi respiración y me digo a mí misma que debo hacerlo mejor hoy

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

     Corro por el césped, controlo mi respiración y me digo a mí misma que debo hacerlo mejor hoy. ¡No puede ser tan difícil! En las películas y series lo hacen como si fuera lo más fácil del mundo. A ritmo de Breathin de Ariana Grande, continúo con mi ruta.

Cuando siento que moriré en cualquier momento, comienzo a caminar lento hasta que calmo mi respiración. Tomo las pulsaciones en mi reloj y sonrío porque hoy he aguantado más.

Ayer hice veinticinco minutos corriendo, hoy he añadido diez más y ha funcionado. Estoy mejorando. Mi yo interior que avienta un brócoli al aire salta de alegría porque mi vuelva a la vida sana esté yendo tan bien.

—¡Rosalía, Rosalía! ¿Dónde estás?

Frunzo el ceño cuando Karen llega hasta mí, toma una larga respiración, se agacha y coloca sus manos sobre sus rodillas, y es en ese entonces que sé ha hecho un gran esfuerzo para alcanzarme. Rio cuando su rostro, rojo como un tomate, se encuentra con el mío.

—Dios, Karen. Eres un tomate ahora mismo. ¿Te has salido del huerto, amiga mía? —bromeo.

—No es gracioso, idiota. Necesito tu ayuda. ¿Por qué no contestas al teléfono, mujer? ¡Es urgente!

—Si tan urgente es, ¿por qué mejor no dejas de quejarte y me dices qué ocurre? —arremeto con las manos en mi cadera.

—Tienes que venir conmigo, han disparado a un amigo y necesita ser atendido.

—No, no. Sabes que no hago esos trabajos —la dejo apunto de hablar y comienzo a trotar de nuevo. Pero la muy jodida no va a parar hasta que consiga convencerme, así que habla de nuevo y trota a mi lado—. ¡Karen! Ya te he dado mi respuesta, no insistas.

—¿Acaso vas a dejar morir a alguien? ¿No se supone que los doctores deben salvar las vidas? ¡Pues mi amigo se está muriendo! —exagera.

—No, y es mi última palabra.

Y aquí estoy, rodeada de moteros con las hormonas por las nubes, en un club que grita peligro por todas partes. ¿Cómo he podido dejarme engañar por la víbora de mi amiga? Sí que mi trabajo es salvar a gente, pero no me quiero volver a ver envuelta con personas que consiguen heridas de balas por estar metidos en problemas. No de nuevo.

—La última vez que te hago un favor, Karen, que lo sepas.

—Calla, te escucharán. Ahora no digas nada, ¿vale? Tú sólo dedícate a atender al Prez.

Asiento y ella abre la puerta de la entrada al club, no damos dos pasos cuando todos están sobre ella. Distingo a uno de ellos como su marido.

Ambos le preguntan que dónde estaba, por qué ha tardado tanto y si ha conseguido ayuda. Consigue calmarlos, pero es difícil conseguirlo cuando son dos postes de masa muscular.

—Marvel y Daniels, tranquilos. Aquí he traído a mi amiga Rosalía, que es doctora, para que atienda al Prez. Todo estará bien.

Asienten. Están calmados, pero siguen nerviosos. ¿Así que no es como en las películas, y realmente se preocupan los unos de los otros en los clubes de motoristas?

Mantengo la orden de Karen sobre no hablar, así que sigo su cuerpo por toda la estancia hasta un largo pasillo.

Me abre una puerta, entramos en la habitación y rápidamente mi cuerpo se paraliza. ¡Jodida tentación!

No es el fuerte hombre el que está en la cama el que me sorprende, sino la oscura mirada del que está a su lado el que hace temblar todo mi cuerpo. Casi dos metros de puro músculo, jodida mierda.

—Bobby, esta es mi amiga. Ha venido a ayudar con el Prez.

—Gracias, Karen.

—Si me hicieran el favor de salir todos, trabajaré mejor.

Al principio el hombre niega, pero al final accede y ambos salen de la habitación. Me tomo mi tiempo para respirar y calmarme a mí misma.

¿Qué coño ha sido eso? No había sentido nada así en mi vida, como si mi mundo se detuviera y nada más exisiera. Con una sola mirada y podría haberle dado mis bragas.

Los gemidos de dolor provenientes de la cama me hacen despertar. ¡Hay un hombre muriendo! Abro rápidamente mi maletín, me acerco a él y me pongo manos a la obra.

Con una última sutura, cierro la herida y la tapo. Me encargo de inyectarle un calmante para que cuando despierte no esté adolorido. Quito los guantes, limpio y desinfecto cada herramienta que he usado y lo guardo todo en el maletín.

Tiro a la basura más cercana que encuentro los guantes, dejo la bala en una gasa sobre la mesa de noche. Tomo varias tabletas de pastillas y se las dejo junto a ella. No sé cómo va esto, pero por lo que he escuchado, casi siempre las guardan. Indecisa, termino optando por dejarla y salgo de la habitación.

En la sala, de nuevo me paralizo ante la mirada tan intensa y oscura de ese hombre.

La mujer del hombre que acabo de curar, deduzco por la forma en la que está preocupada, y algunos más; se acercan hacia mí.

—Está bien, la bala no llegó a perforar ningún órgano. Sólo ha rozado, ha quedado todo en un susto. Pueden continuar con la vida normal. Le dejado en la mesa los medicamentos que debe de tomar durante una semana, con reposo, y sin movimientos bruscos para evitar que la herida se abra. Si empeora —no sé por qué lo hago, pero lo miro, y no me sorprendo cuando de nuevo mi cuerpo tiembla ante él—, no dudéis en llamarme.

Recibo varios agradecimientos, pero me centro en el enorme hombre que me está llevando a la salida. Su mano en mi espalda baja quema, realmente lo hace. No sé qué está pasando conmigo, pero no quiero parar. Las sensaciones que este hombre me hace sentir..., me gustan.

Joder, ¿qué mierda es esto? ¿Por qué estoy reaccionando así, como una colegiala de quince años? Elimino el camino de mis pensamientos cuando su mano abandona mi cuerpo, levanto la vista y me topo con que ya estamos fuera del club.

Estaba tan distraída que no me he dado cuenta...

—Muchas gracias por su ayuda, señorita.

—De nada —asiente, pero sé que me está observando de arriba abajo mientras me alejo. Suspirando, y sin pensar, me giro y hablo—: creo que será mejor que venga diario a limpiar la herida y confirmar que todo está bien. ¿Es una buena idea?

—Estupenda.

     —Estupenda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Temptation © (Bloody Hell MC #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora