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Hay veces en las que sabes que justo ese momento cambiará tu vida, ese preciso momento en el que todo cambia y la vida que creías llevar se va al garete. ¿Cómo afrontar esto?

Después de tres años, por fin está aquí. Tres años encerrado por algo que, estoy completamente segura, no cometió.

Y son en momentos como este, donde mis hijos observan a su padre como si fuera un extraño, que me arrepiento de muchas cosas.

De haberme rendido tan fácil, tan rápido por el hombre al que amaba. De alejar a sus hijos de él, y que ahora todo ocurra de esta manera. De ser una maldita cobarde por no afrontar mis miedos, e interponer mis deseos sobre los de los demás.

Anabel no sale de su emoción, cuando grita un '¡papá!' y sale corriendo hacia él. Por supuesto, Bobby abre sus brazos y la recibe encantado. Es un momento muy tierno. Besa repetidamente la mejilla de su padre, lo que le saca una risa al suso dicho.

—¿Por qué le llamas papá? Nuestro papá estaba de viaje. —susurra Broddy al oído de su hermana.

Guardo una carcajada, no sorprendiéndome para nada la inteligencia de mi hija de dos años. Sí, durante estos veinticuatro meses, al no tener a su padre alrededor, les he estado diciendo que su padre estaba en un viaje de trabajo. En algún momento Bobby iba a regresar, y sería hora de que viviera su vida con sus hijos.

Fue lo mejor que pensé, de lo contrario, no podía decirle a dos terremotos que su padre estaba en la cárcel. Sus pequeñas mentes no lo entenderían, y harían demasiadas preguntas que no sabría cómo responder.

Bobby baja a su hija mayor al suelo, observa con atención a los mellizos y después frunce el ceño hacia mí. Me encojo de hombros. Como ya he dicho, era lo que mejor que podía decirles.

Lentamente, queda en cuclillas y alarga una mano hacia ellos. Ambos se apartan unos milímetros, pero como la valiente que es, Danielle agarra la mano de su padre y la observa con atención.

—Qué grande es, ¿cuántas verduras has comido para llegar a este tamaño? —pregunta en una tímida voz.

Bobby suelta una carcajada, detrás de él, los demás entran en la casa y dejan a Bobby en la puerta. Marvel, Ares, Hunter, Ezra y David rodean al Vicepresidente, sonriendo ante las preguntas de los mellizos.

—¿Cuántas crees que he comido? —bromea él.

—No sé, ¿tres platos de guisantes? —cuestiona ella, a lo que Bobby sonríe y niega—. ¿Más? —exclama sorprendida—. ¡Sí que eres un niño grande! ¿Sabes qué? Los guisantes no me gustan, pero mamá me obliga a comerlos. ¿Es por eso que no crezco?

—¡Qué va! —interviene Anabel, situándose junto a su padre—. También hay más verduras que te harán crecer. Aún eres muy pequeña, pero algún día crecerás como papá.

Como papá.

Es tan simple para ellos como si lo dijeran cada día. Broddy se une a la conversación y hace miles de preguntas sobre si tendrá la misma altura que él y varias cosas más. Sonriendo, los dejo a los cuatro y, con la ayuda que Ruben ofreció, ambos terminamos de meter el resto de juguetes en la casa.

Decido que la casa se quedará en el jardín, así que esa es la única cosa que no se mueve de lugar. Beso la mejilla regordeta del novio de mamá, en señal de agradecimiento, a lo que él se encoge de hombros y sonríe.

Paso por el salón y los nuevos integrantes a la fiesta ya están comiendo y bebiendo, todos observando cómo Bobby se las apaña para contestar rápidamente a las preguntas de sus tres hijos.

Temptation © (Bloody Hell MC #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora