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Cuatro meses y medio antes

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Cuatro meses y medio antes.

Después de largas semanas, por fin puedo añadir otra vida salvada a mi lista. ¿El pequeño niño que entró después de haberse tragado un bote completo de pastillas? Sí, llevaba razón: sufría de bullying en el colegio. Tan harto de la situación, decidió acabar con el que él creía era el problema: su persona.

Es doloroso ver cómo alguien tan pequeño e indefenso recurre a esas salidas para terminar con sus problemas, sobre todo sabiendo que, esas mismas personas pequeñas e indefensas, son las culpables de que haya llegado hasta ese extremo.

—Si sigues frunciendo el entrecejo de esa manera, antes de los treinta, tendrás más arrugas que la malvada madre falsa de Rapunzel en Enredados.

Alejo la vista de los documentos que estoy firmando para encontrarme a Marvel. Me sorprende encontrarlo con ropa formal, y no informal como la que acostumbra a llevar. Sin duda alguna los pantalones de pinza que traen le quedan de muerte, acentuando sus musculadas piernas y formando su bien trabajado culo.

No lleva un traje en sí, pero sí una camisa azul bebé que le queda de muerte. Incluso puedo alcanzar a ver algunos vellos del pecho que sobresalen sobre el par de botones abiertos de la prenda.

¿Desde cuándo Marvel viste así?

¿Y por qué?

—Vaya, amigo, estás más bueno que un domingo con Netflix con comida basura.

Él ríe y adopta esa pose tan seductora que me sorprende tener mis bragas mojadas ya. Aunque hay sólo un hombre capaz de mojarme con una sola mirada.

Niego con la cabeza, alejando esos pensamientos de mi mente y centrándome en mi amigo de nuevo. ¿Acaso tiene una cita? ¿Una boda? ¿Hay conmemorativo en el club? Si la respuesta a todas estas preguntas es no, entonces no tengo idea. Y mucho menos por qué está aquí.

—Auch, ese amigo me ha mandado justo a la friendzone —frunzo el ceño—. Y ahí está de nuevo Rosalía frunciendo el ceño —relajo mis cejas enseguida, consiguiendo su sonrisa. Me observa durante unos segundos, luego actúa con cara de sorpresa—. Mujer, no me digas que no sabes lo que es la friendzone.

Niego, luego sonrío con él.

—Ilumíname, amigo.

—Estás rompiendo mi corazón, mujer —hace un gesto exagerado llevándose su mano al pecho, justo donde descansa su órgano más importante—. Seguro has mandado a muchos hombres a esa zona y ni siquiera te has percatado de ello.

Me encojo de hombros.

—Puede ser.

—Veamos —cierra la puerta de mi despacho, camina hasta llegar a mi lado y descansa su esponjoso culo sobre el filo de mi escritorio—, abre Google, busca friendzone y díctame exactamente lo que diga.

Temptation © (Bloody Hell MC #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora