Prólogo

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Hola a todos! Primero que todo, quiero aclarar que este es mi primer fanfic. Tuve algo así como una "epifanía" mientras veía una serie, me inspiré. Y aquí estoy, tratando de hilar todas las ideas que tengo, esperando ansiosa de que sea el resultado que espero. Gracias por acompañarme en esta aventura, espero que la disfrutes tanto como yo al escribirla. Dado que a mi me gustan las historias largas, intentaré que tenga al menos treinta capítulos, sin embargo no sé si mi imaginación de para tanto. Espero les guste!

PD: Quiero hacer una mención honrosa a Decompositionbeauty porque a pesar de que odie esta pareja, me apoyó hasta el infinito. Te amo.

Disclaimer: Todos los personajes no me pertenecen -lamentablemente-, sino que a la maravillosa J.K Rowling, la historia de la cual tomé prestada la idea es "A korean Odissey" (se las recomiendo!).

Con cariño,

NatBlack.-


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Draco Malfoy tenía todo -y más- de lo que una persona a su edad podría desear: provenía de una familia de prestigio y rica, por lo cual jamás tuvo necesidades (al menos no materialmente hablando). Era envidiado por sus compañeros de Slytherin, temido por los demás. En cuanto a las chicas, era bien sabido que sólo era necesario una palabra para que cayeran rendidas a sus pies. Y, ¿porqué no? pensaba. Era alto, de piel blanquecina. Si bien es cierto que era delgado y algo desgarbado, sus facciones definidas y cuerpo aún así musculoso destacaban por sobre los demás. Sin embargo, lo más atrayente eran sus ojos, grises y electrizantes, misteriosos y cautivadores, pero siempre mostrando un aire de superioridad y altanería. Fue criado para considerarse superior, más aún a aquellos "magos" con sangre de dudosa procedencia. No es un secreto, que su padre, Lucius Malfoy es un fiel seguidor de Voldemort, por lo cual, su destino correría la misma suerte.

-Hijo, has crecido lo suficiente como para que sigas mi legado- Le dijo su padre.

-Estoy de acuerdo- Replicó con indiferencia.

-Deberás unirte a nuestro bando, el vencedor. Debemos luchar por nuestra superioridad y eliminar a aquellos que ensucian la magia- Continuó mientras observaba fijamente su reacción.

-Ya te he respondido, Padre. Obedeceré tus órdenes, puesto que tus creencias son las mías- Finalizó.

Draco creía fervientemente en lo que su padre le enseñó desde que tenía memoria, estaba fuera de discusión que nadie más que los sangre pura eran los únicos merecedores del poder de la magia. Sin embargo, sólo a veces, esa estúpida de Granger lo hacía dudar. Y eso hacía que la odiase aún más. "No descansaré hasta verte muerta, sangre sucia." pensaba.

Mientras descansaba luego del almuerzo en el Gran Salón, sus pensamientos fueron interrumpidos por Pansy, quien se abalanzó contra el.

-¿Por qué no me esperaste para venir? Estuve buscándote por horas- Dramatizó.

- Pansy, estás lo suficientemente mayor para que te traiga a la sala común, ¿no crees?- Inquirió con malicia.

-Pero tú sabes lo mucho que me gusta alardear de nuestra relación, eres mi novio y quiero que todas las demás arpías lo sepan- Replicó.

Draco enarcó una ceja, mirándola con extrañeza y furia a la vez.

- El hecho de que los lunáticos de nuestros padres hayan pactado un matrimonio no quiere decir que esté obligado a estar contigo antes de tiempo, por favor libérame de esa tortura el mayor tiempo posible. Ahora si me disculpas, tengo asuntos más importantes que atender- Miró de reojo su velador, en el cual reposaba una carta que había estado temiendo leer por días.

El Brazalete de KnomitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora