Destino

Capítulo 2

Un regalo

No sabía dónde se encontraba, lo único que podía decir era que el lugar donde actualmente le proporcionaba una calidez que nunca logro sentir en su vida, quizás ya estaba muerto por eso sentía esa calidez. Konoha se había asegura de cualquier momento de paz o buen momento que tuviera sea convertido en un sufrimiento, la única persona que aunque sea lo tratara como una persona y no como basura era una niña de ojos perlados que en varias ocasiones intento ayudarlo, pero otro sujeto con los mismos ojos siempre lo impedía porque una princesa no podía hacerse a una basura como el, quizás estaba en lo cierto para tener su edad era una niña sumamente linda y quizás estaba en lo cierto, alguien así no iba a fijarse en alguien como él, la basura de Konoha. Pero ahora que estaba muerto era mejor disfrutar de esta calidez que no sabía de dónde provenía, pero sin duda alguna era mejor disfrutar de ella todo el tiempo que dure, por lo que en ningún momento abrió sus ojos.

Nunca pensé que mi hijo fuera tan holgazán Dattebane – Esa voz hizo que el rubio abriera sus ojos y se levantara de inmediato, esa voz le parecía familiar, en sus sueños había escuchado dicha voz llamándolo todo el tiempo, al abrirlo se encontró con una pelirroja que le sonreí, el niño se quedó mirando a la mujer hipnotizado trataban de buscar alguna trampa como siempre fue su vida en Konoha cuando una mujer se acercaba a él y decía que era su madre – te pareces más a tu padre eso es injusto...- Naruto seguía mirando a la pelirroja aun no entendía muy bien lo que estaba pasando y ni siquiera confiaba – Hijo mío....no soy como esas zorras que te engañaron...soy tu verdadera madre...ven no te haré daño

La pelirroja se notaba molesta como no estarla cuando vio a diferentes mujeres engañar a su hijo, pasándose por ella, algo que le provocaba asco ya que nadie se comparaba con ella, pero sabía perfectamente quienes eran esas mujeres, eran las ricachonas de Konoha que siempre sintieron envidia de ella porque se quedó con Minato y ellas solo podían ver como el adorado Hokage le pertenecía a ella y nadie podía hacer nada para arrebatarselo o moriría, no dudaba de su esposo, pero como buena Uzumaki hay cosas que se debe dejar en claro. Pero dejando a su esposo de lado ella juraba venganza de alguna forma iba a conseguir la forma de ir por ella, sea en el paraíso en el infierno o resucitando para matarlas por lo que le hicieron a su hijo, una madre podría hacer miles de cosas por su hijo, y como los Uzumakis eran conocidos por destruir la reglas de la naturaleza, en estos momentos era capaz de destruir la línea de la vida y la muerte, solo para matar a esas zorras. Claro Naruto se quedó mirando a la pelirroja que demostraba estar enojada, cómo lo sabía, porque su pelo se movía de forma muy rara.

Cariño no crees que estas intimidando a nuestro hijo - otra voz sonó en el lugar y esta vez Naruto no tuvo ninguna oportunidad de alejarse, ya que la otra persona colocó su mano en la cabeza de Naruto de forma suave para luego revolverle su cabello - hola Naruto...es la primera vez que nos conocemos – el nombrado alzó su cabeza para ver al Yondaime Hokage, el héroe de Konoha el que derrotó al Kyubi hace cinco años atrás – que pasa hijo...sucede algo

Con esas palabras Naruto perdió completamente la dirección de la conversación, el Yondaime le estaba llamando por su nombre y de decía hijo, lo que en la mente del pequeño rubio significaba que estas dos personas eran sus padres. Una pequeña lágrima estaba a punto de salir de Naruto pero se detuvo, quizás esta sea una ilusión como una vez le hicieron tener los amantes del Genjutsu, el rubio sabia lo básico de los ramas shinobis, al ser constantemente atacado por casi toda Konoha esto le obligó a madurar de forma rápida y tratar de conseguir información de cualquier lugar para tratar de escapar, la vida era injusta con las personas, pero él nunca entendió porque era injusta con él, si nunca le hizo daño a nadie. Minato y Kushina miraron atentamente a su hijo, sabían perfectamente lo que pasó en su estadía en Konoha, sabían todo, cada golpe que recibió, cada insulto, cada mentira, y las caras de las personas que maltrataron a su hijo.