Cuarenta y tres días para la boda

239 11 1
                                    

Eran casi las cinco de la tarde y yo al fin podía escaparme unas horas donde Louis. Sabía que los fines de semana trabajaba hasta más tarde, por lo que me apuré al notar que tendría poco tiempo para estar juntos. Estaba nervioso al pensar en que iba a pasar después de hoy, pero no había podido dejar de pensar en él.

Me estacioné afuera de su casa y toqué el timbre de la misma manera, para que supiera que era yo. Me abrió la puerta con una sonrisa y me dio un beso en la mejilla, para hacerme pasar a la cocina y solo saber por el olor que estaba cocinando su almuerzo.

Se veía más feliz de lo normal, lo que me hizo odiarme a mí mismo por un segundo, pero debía ser sincero con él. No podía esconder un elefante en la habitación.

-Esto es tuyo.

Me pasó una bolsa de género llena de ropa, por lo que lo miré confundido y él siguió cocinando.

-Es tu ropa, bueno la que has dejado aquí. La lavé por ti.

-Gracias...

Solo susurré eso viendo que había tenido un gesto hermoso conmigo, ya que nadie en la vida se había preocupado por mí de esa manera, podía simplemente guardar todo sucio y dármelo, pero no. Se dio el trabajo de lavar y guardar cuidadosamente todo, por lo que me sentía mil veces peor, mil veces más complicado por la conversación que íbamos a tener.

Notó mi humor diferente, pero me miraba en silencio. ¿no me quería presionar para hablar? ¿o simplemente transmitía esa vibra en algunas ocasiones sin notarlo?

Terminó de cocinar y empezó a guardar la comida ya lista en bowl, para acomodarlos luego en el refrigerador. Entendí que ese era su reserva por la semana o quizás por estos días, donde lo único que hacía era trabajar y dormir.

-¿Louis?

Le dije suavemente y él levantó la vista del refrigerador, para apoyarse en este y mirarme en silencio.

-Hay algo que necesito decirte.

Asintió rápido y temía que él ya lo supiera.

-¿Te quieres sentar? Así con...

Negó en medio de mi frase y di un largo suspiro para comenzar a hablar.

-Ayer...-aclaré la voz-ayer Andie y yo volvimos a dormir juntos.

Le dije mirándolo a los ojos y no pareció tener reacción alguna por unos segundos, luego se giró para seguir guardando la comida en el refrigerador y creí que no me había escuchado o pretendió no hacerlo, porque seguía en lo suyo.

-¿Quieres comer algo? No te pregunté si almorzaste.

Me dio media sonrisa que sabía que era fingida y no tenía puta idea cómo reaccionar.

-¿Esta...está todo bien?

Le pregunté asustado y él asintió, pero luego se apoyó de nuevo en el refrigerador con el ceño fruncido.

-Claro que lo está ¿Por qué no lo estaría?

Me quedé callado al ver su estado de ánimo cambiar por completo.

-Dime...dime lo que piensas de lo que te acabo de decir.

-¿Para qué?-levantó los hombros-de hecho, la única pregunta que salta en mi cabeza ahora es ¿para qué y por qué me dices esto?

Preguntó molesto y no dije nada por unos segundos.

-Porque creo que es necesario que lo sepas.

Piensa y Elige [Larry Stylinson] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora