Capitulo 8

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_Drogada_

Los parpados me dolía, se me dificultaba poder abrirlos. Todo estaba a oscuras, lo único que iluminaba la habitación era una pequeña lampara de adorno que se encontraba en la mesita la cual se encuentra al lado izquierdo.

Intenté sentarme, pero no pude, no tenía fuerzas, me sentía agotada, mi cara ardía de dolor, sentí como palpitaban mis dos mejillas. Luego recordé todo lo que sucedió hace unas horas, ¿Horas? ¿Cómo sé que han pasado horas y no minutos? Un segundo, esta no es mi habitación.

Estaba aturdida, no sabía en donde me encontraba, se me hacía familiar esta habitación, pero los recuerdos se hacían borrosos

La puerta se abrió un poco, dejando ver aquella figura esbelta de cabello negro y con un aura posesiva, es Deimon. Pero, esperen ¿Como sabia el que yo me encontraba en aquel lugar? ¿Por qué con solo verlo aquellos tipos se marcharon? ¿Acaso le temen tanto, o es que tiene algún tipo de relación con esos sujetos? ¿Por qué me trajo hasta aquí y no me dejo en casa?

Tenía tantas preguntas que no sabía por dónde comenzar.

Deimon se sentó en la orilla de la cama, tratando de darme espacio para no sentirme presionada, me extendió un vaso con agua. Me quede mirando el baso unos segundos con mucha inquietud.

—¿No te tomaras el agua? no está envenenada —expreso Deimon. Quizás lo dijo por mi cara de espanto que llevaba puesta, pero quien no estaría desconcertado y se sentiría en el limbo con todo lo sucedido.

—Si viene de ti se podría decir que no me sorprenden muchas cosas, eres una caja cargada de secretos.

—Te explicare algunas cosas, no es necesario que sepas todo en estos momentos.

Lo mire confundida.

—Me han golpeado y humillado, a pesar de no quieres que me entere de lo que esta sucediendo, lo que necesito ahora son respuesta específicas y concretas, Deimon

—Esos hombres que viste hace unos momentos trabajan para mí prácticamente, son empleados de mi padre. Pero su lealtad igual es hacia la familia, lo que te sucedió no volverá a pasar, créeme... usualmente ellos no tocan lo que es mio...

—Espera, espera, como esta eso de que no tocan lo que es tuyo —hice comillas con los dedos mientras funcia el ceño.

—Como se nota que no agradeces —tomo el vaso de mi mano y lo puso en la mesita de noche.

Se acerco a mi lentamente mientras miraba fijamente mis labios, sabía lo que él quería, pero aun así no mostré resistencia. Deposito un beso seco y efímero en mis labios, se mantuvo en esa posición unos segundos y se retiró. Me quede en mi lugar sin saber por qué deje que hiciera eso. Antes de que el pudiera salir de la recama salí corriendo detrás de él y lo tome del brazo haciendo que girara y me mirara fijamente.

Ahora que me percato me doy cuenta de que sus ojos son más temerarios de lo que imaginaba, nunca los había mirado con tanta cautela. esos ojos tan oscuros como la noche desprendían mensajes ocultos sobre quien es Deimon en verdad, me dejaba sin razonamiento alguno.

Entrecerró la puerta detrás de él y se quedó observándome, su mirada reflejaba confusión. Bueno, lo comprendo, es algo raro viniendo de mí. Sé que nunca le pasaría por la cabeza que yo lo tomará así del brazo.

Se quedo observándome con las manos dentro de sus agujeros delantero de su pantalón, sin mover ni un centímetro de su cuerpo. De manera súbita me tomo de ambos brazos, me sostenía con mucha fuerza.


—Detente, me lastimas —mi expresión de dolor fue mas que notoria, sus fuertes manos amenazaban con quebrar mis huesos.

—¿Porque hiciste eso?

—Yo... No lo sé, fue solo un impulso ¡solo suéltame carajo! —me quejaba bastante del dolor, el pareció percatarse de que me sostenía con mucha fuerza, cuando este me soltó sus dedos se quedaron tatuados en mi piel.

—Tu no puedes provocarme —su vos cambio por completo.

De momento súbito se acercó más a mí, besando mis labios. Apoye mis manos en su suave y brillosa cabellera, el me sostuvo de la cadera pegando su cuerpo más al mio. Sentía un colapso en mi cabeza, sentía que todo se desmoronaba bajo mis pies, sentía vértigo y a su vez nervio. Mi cuerpo comenzaba a tener calor.

¿Qué me está pasando? no entendía absolutamente ni mierda. No tenía que corresponderle, y menos en este momento.

Poco a poco su lengua se hizo presente entre mis labios, su húmeda y cálida lengua jugaba con la mía. Me hizo retroceder hasta caer en la cama, en donde nos quedamos unos minutos besándonos, su mano acariciaba mi muslo, el cual se encontraba rodeando su cintura. A pesar de toda la ropa que llevaba puesta podía sentir su abultada erección.

Me deshice del poloche que este traía puesto, el hizo lo mismo con la blusa de tirantes que llevaba. El rose de su pecho desnudo con el mio hacía que me ardiera la cara, podía sentir como esta se tornaba de un color rojizo.

El contacto con su dulce piel despertó en mi ese deseo que había desconocido, esa chispa que hace tiempo no sentía.

Deimon separo nuestros labios para tomar un poco de aire. Nuestras respiraciones agitadas, el sudor en nuestras frentes y el brillo en los ojos es más que suficiente para saber lo que queremos.

—Es suficiente violeta —añadió entre jadeos.

Hice caso omiso, tomo su rostro nuevamente para unir sus labios con los míos nuevamente.

—¡He dicho que basta Violeta! no are esto y menos mientras estés drogada, no puedo.

Me arrojo la blusa en el rostro para que me cubriera. Esto tiene que ser una puta broma.

—¿Como que drogada? ¿Que tenía el agua? por dios es agua, como puedes hacer eso, ¿Que te está pasando por la mente? Tu sei un bastardo.

—Descuida, dormirás, y espero no recuerdes nada de esto, si es que funciona.

—Espera ¿Qué dices? —De alguna manera sus palabras retumbaron en mi cabeza, sentí mis ojos pesados, cada parpado era más largo que el anterior y más cansoso, todo se encontraba borroso, hasta que no soportar más el peso de mis ojos y caí en un profundo sueño.


Tu sei un bastardo

[eres un bastardo]

En Mis Sueños ( Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora