-¡Papá! –gritó Noa desde su habitación.
-¿Qué? –contestaron los tres a la vez.
-¡Papá! –volvió a gritar.
-¿Cuál de los tres? –preguntó Agoney.
-Los tres. –se oyeron unos pasos y se asomó por la puerta del comedor. -¿Podéis venir un momento?
Raoul, que estaba estirado en el sofá con la cabeza apoyada en el regazo de Alfred, resopló.
-Pero si ya estás aquí, ¿para qué quieres que vayamos? –preguntó.
-Porque necesito que me ayudéis a elegir qué me pongo para la graduación.
-Voy. –dijo Agoney, mientras cerraba el portátil y se levantaba de la mesa.
-Entonces yo también voy. –dijo Raoul levantándose. –Si te dejas aconsejar por él vas a parecer un payaso.
-Vete a la mierda. –dijo el canario, rodando los ojos.
Alfred soltó una carcajada.
-En realidad del que más me fío es de Alfred. –remarcó la chica. –Pero bueno, venid los tres.
Alfred sonrió triunfante, mientras se levantaba del sofá, y los tres siguieron a su hija hasta su habitación. Allí se encontraron ropa tendida sobre la cama.
-A ver, este es el vestido que me compré –señaló el vestido negro de la izquierda. –Pero es que no sé si me acaba de convencer.
-Es simple y elegante, eso siempre está bien. –dijo Alfred.
-¿Pero realmente quiero ir tan elegante? Esto no es una peli americana ni es la universidad.
-Oye, pero es importante igual. –remarcó Raoul.
-Yo me pondría la camisa. –dijo Agoney. Era una camisa de color verde con unos dibujos de flamencos. –Te queda genial.
-Sí, pero es bollerísima.
-Pues lo que eres. –rio Raoul.
Noa rodó los ojos, ignorando su comentario.
-Y por último está el mono, que me encanta, pero no sé si es demasiado informal.
-Yo voto por el vestido. –dijo Alfred.
-Vale pero... –Noa suspiró, bajando la mirada. –Es que después de la graduación he quedado con alguien.
-¿Cómo que has quedado con alguien? –se sorprendió Raoul. -¿Con alguien en que sentido?
-Con alguien.
-Espera, espera, ¿tienes una cita? –se emocionó Alfred.
-¿Quién es? –preguntó Agoney. -¿La conocemos?
-No, es que en realidad... –apartó la ropa y se sentó en la cama. –La he conocido por una aplicación.
-No jodas. –dijo Raoul.
-No puede ser. –rio Agoney.
-¿Y todavía no os habéis visto? –preguntó Alfred.
-No, mañana es la primera vez que nos vemos. Y estoy muy nerviosa. –confesó.
-No lo estés, si quizá es alguna amiga tuya.
-Vale, no me va a pasar como a vosotros. –dijo ella. –No la conozco, de verdad.

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No Puede Ser
FanfictionRaoul no soporta a Agoney. Es un prepotente, un creído, y lo peor de todo es que no puede evitar estar encoñadísimo de él. Así que se deja convencer por su amiga Nerea para bajarse grindr a ver si conoce a más tíos y se olvida de él. Y funciona. Bu...