Woodbury.

15K 551 48
                                    

"Apreciaba tranquilamente al oso de felpa, con quien innumerables veces me había divertido. Cautivada por los recuerdos que me invadían mientras que con mí pequeña mano acariciaba su oreja.

Sin percatarme que de a poco comenzaba a estropearse, a la vez que mis manos pasaban de ser diminutas a grandes. Ignorando este hecho observe con atención que uno de sus ojos había desaparecido.

Asustada recorrí el lugar con la mirada con la esperanza de encontrar a mi madre con el objeto en mano. Lista para repararlo.

Pero la realidad me golpeo al hallarme en un lugar extraño y espacioso. Sin nadie a mi lado.

Baje la vista ganándome como resultado un estremecimiento. El muñeco no se hallaba, en cambio portaba un arma, y con mis manos llenas de sangre al igual que mi ropa.

Desesperada nuevamente voltee hacia todos lados. Un gran error. Cada rincón de mi cuerpo se había tensado, la imagen que presenciaba no se borraría tan fácil de mi cabeza.

Una por una, las lágrimas rodaban por mis mejillas. Aun costado de ellos con la misma actitud de siempre, el hombre más despreciable que hasta ahora había conocido y dudaba de que alguien lo superara.

Recordaba todo. Sus cuerpos yacidos en el suelo perdurarían en mi memoria atormentándome cada vez que los necesitara.

Trate de correr en la dirección de ellos, pero una fuerza invisible me lo impedía. Enojada levante mis brazos en forma de puño, para lograr golpearlo pero este no se inmutaba.

Un segundo después todo a mí alrededor era de color negro, dejándome sola en la oscuridad. Sin saber que hacer levante el arma y sin detenerme. Jale del gatillo."

Mis ojos se abrieron de golpe al despertar de la muy conocida pesadilla. Aunque rara vez se repetía esta causaba un miedo tremendo cuando sucedía, de solo ver sus cuerpos me daban unas ganas tremendas de volver el tiempo atrás y remediar lo sucedido.

Pase mis manos sobre mi rostro, sacando todo rastro de sudor. Fruncí mi ceño al hallarme sola, segundos después me relaje al verlos a todos sentados alrededor de la fogata conversando animadamente. Mientras que yo descansaba al interior de la camioneta.

Mi estómago rugió y resignándome baje de esta.

Camine en busca de comida. Todos habían callado para al final voltear a verme. Seguí mi camino a la heladera portátil donde conservábamos nuestros alimentos, aunque no la congelaba sino que la mantenía fresca.

Alcance una lata de frijoles. Últimamente era lo único que teníamos, las reservas se estaban acabando y debíamos ir en busca de más. Al lado de ellas se encontraba James. Quien estaba expectante a todos mis movimientos.

– ¿Te ocurre algo? –dijo, tendiéndome una cuchara.

– ¿Debería? –le pregunte notoriamente molesta, a la vez que se la recibía.

– No lo sé dímelo tú –dijo contratacando.

Se puso a mi altura, dejando atrás el improvisado asiento.

Mire a todos disimuladamente, los cuales estaban atentos a lo que pasaba. Últimamente hemos peleado más de lo común, sobre un tema que no voy a tratar pero que todos sospechaban.

Me aleje de él, no sin antes decirle. "Nada, todo es igual que siempre", para luego dejarme caer contra un árbol.

De mi cintura había sacado mi pañoleta, la cual la sostuve firme. Lista para golpear la navaja y lograr agujerear la lata. Cuando hube terminado la guarde entre mis zapatos y me dispuse a comer.

I'm just another monster too. ~Carl Grimes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora