I'm just another monster too. ~Carl Grimes.

Volviendo al pasado. Parte 4.

Narrador omnisciente.

Había pasado un largo tiempo en el que había dejado de ser un sheriff de pueblo, no sabía lo necesario sobre lo que debería hacer en ocasiones como estas, pero su más minino conocimiento no solo del sino de cualquiera, debía saber que una chica de alrededor de quince años que llegaba a pesar menos de cincuenta kilos, no podía llevar a rastras dos cuerpos del doble de su peso, se trataba de solo pensar y algo muy absurdo era culpar a la primera chica que llevara pinta de no importarle nada, ella no era la asesina, él lo sabía muy bien no tenía pensado encerrarla, pero se vio obligado a hacerlo, no se detendría, lo buscaría, lo pillaría y se desharía del.

Observaba el suelo con detención, sus dedos tomaban lo que quedaba de evidencia y volvía a ponerse de pie, se acercó a la puerta y su mirada se dirigió a la sangre que se encontraba en ella, cierta persona postulaba como posible causante de la muerte de Karen y David, pero no podía ir y decirle a todo el mundo sin tener alguna prueba que lo demostrara.

Se dignó a salir, no sacaría nada con ver la sangre esparcida en el suelo, debía observarlos y ver como actuaban y posiblemente ahí podría aclarar sus dudas.

Llevaba en sus manos el agua que debía proporcionarle a las plantas que cuidaba y con el codo del otro brazo empujo la rejilla, logro cruzarla pero paro en seco al ver a Carol al otro lado de la valla limpiando lo que él le había prohibido, soltó lo que tenía en sus manos y corrió en su ayuda al ver que los walkers de su alrededor habían notado la presencia de un humano.

{…}

Caminaba en dirección al pabellón donde supuestamente se encontraba la “asesina”, quien realmente era inocente.

Se acerco a la celda y al verla por una extraña razón le recordó a su hijo, se encontraba en la misma posición que lo había pillado unos días antes, sus dedos llegaban a tocar el suelo, su cabeza estaba enterrada de lado en la almohada y su cuerpo estaba en el borde de la cama, debía pedirle disculpas y no sabía que palabras se ocupaban en estos tipos de casos, no iba a ser fácil ella contraatacaría y el ambiente se tensaría.

Dispuesto a despertarla, abrió su boca pero velozmente fue interrumpido por la chica supuestamente dormida.

– Has estado bastante tiempo mirando, o te largas o comienzas a parlotear –el hombre no lo vio venir pero se recuperó al recordar que no por nada seguía viva.

– Háblame de ti –ella lo miro en la misma posición que había estado todo este tiempo.

Con una pisca de confusión.

– No tengo nada que decirte, ni a ti ni a nadie –volvió a cerrar los ojos.

– Háblame sobre el hombre que nombraste hace un día… –la chica se sentó de golpe y deprisa lo detuvo.

– Tu no quieres saber de el –ella se acercó a los barrotes–. Recuerda eso.

El entendió que no conseguiría nada teniéndola tras unas rejas, pensó que probablemente si la dejaba salir le sacaría más información.

Mientras ella tomaba el cuchillo de Daryl, que se situaba detrás de su espalda. Su mano inicio un recorrido por la barra, ascendiendo hasta la altura del cuello de Rick, apretó firme la navaja contra su mano, y cuando iba a incrustársela en su garganta.

Sin que se diera cuenta, él ya había abierto las rejas.

– ¿Qué haces? –dijo desconcertada por la reacción del hombre.