Cap#5

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Dos meses después

Concentrada en los sonidos a mi alrededor y con mis ojos cerrados concentraba mi respiración de pie en medio del campo de entrenamiento. Delicadamente levando mi mano derecha delante de mi rostro, dejando erguidos el dedo índice y el corazón aprisionando los otros dos dedos con el pulgar; una vez lista comienzo a susurrar uno de todos los conjuros que he logrado memorizar en este largo tiempo, a decir verdad, he mejorado mucho tomando en cuenta que no era consciente del poder espiritual del que ahora poseo. Puedo sentir como el calor me invade, mi cabello se levanta bailando en el aire como si fuese la cola de un animal asechando a su presa.

Abro lentamente mis ojos sin dejar de conjurar, observo metódicamente que mi piel está envuelta en aquel brillo dorado que utilice hace ya dos meses atrás sin ser consciente de él, levantando mi vista hago lo mismo con mi brazo apuntando al cielo despejado, el viento se hace cada vez más inestable mediante sigo avanzando creando las mismas ondas que causa una gota de agua al caer en esta, al bajar mi brazo formando una línea las ondas se convierten en un remolino a mi alrededor listo para absorber lo que tenga al frente. Extrañamente por un segundo pude sentir como una gran mano tomaba mi hombro por mi espalda presionándolo con sus garras para luego desaparecer.

Un poco desconcertada deshice el remolino, observando a todos lados un poco inquita, resignada suelto un suspiro y decido entrar al templo no sin mirar una vez más atrás ultimadamente abuela me a dicho que la barrera que ella coloco cuando llegue se está debilitando, el tema me tiene un poco inquieta desde lo a mencionado, no hay razón por el cual se debilita la barrera amenos de la ataquen consistentemente y algo me dice que tener un poco de precaución no está de más.

-¿terminaste ya? - le oí decir a mi abuela y yo asentí.

-estaba repasando un poco, ahora me apetecería tomar un descanso- dije retirándome hacia mi habitación y recostándome en mi cama dejándome envolver por el cansancio.

Puedo sentir como mi nariz es victima de un olor que me causa cosquilleo, abro mis ojos mirando a mi alrededor observando que estoy sentada en el filo de una fuente en el centro de una ciudad, la ciudad es abrazada por el sol, pero cubierta por una neblina que no pasa más de los tobillos es como si el frio y el calor se enfrentaran en una lucha sin fin queriendo absorber a los habitantes de la ciudad. Con el estomago revuelto observo a la gente pasar, pero entre todos presencio uno entre tantos que llama mi atención, con un yukata bien arreglado y su cabello totalmente suelto me da la espalda y yo decido seguirle, de pronto todos los habitantes como si desearan que yo me le acercase caminan más rápido estrechando los lugares por los cuales deseo pasar.

Sin remordimiento alguno empiezo a empujar a la gente con mis codos ganándome malas caras de su parte, pero la verdad me tiene sin cuidado ellos son los que no me quieren dejar pasar; llegando a un lugar por fin despejado observo a todos los lados sin éxito alguno o al menos eso creía.

-Que aroma mas delicioso- escuche decir a mis espaldas susurrándome al oído- pero deberías dejar de perseguir a la gente- escuche antes de sentir como lamía mi oreja dejando paso a un agudo dolor en mi cabeza que me volvió a mi realidad, agitada me desperté sentándome de golpe y cubierta de sudor, podía sentir energía espiritual que se acercaba considerablemente, la barrera debió de haberse roto. Me coloque de pie torpemente para luego salir corriendo de la habitación.

-¡Baa-Baa, la barrera se ha roto puedo sentir como varios entes vienen hacia acá y no son pocas! - grite cogiéndome de la puerta corrediza que hace unos minutos atrás estaba cerrada.

El regreso de Chihiro  y la Villa de DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora