Cap. 4: El gato, el perro y la roca.

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Cap. 4: El gato, el perro y la roca.

La cara de asombro de Ayami y la cara sin expresión de Rei eran únicas.

-¿E-es en serio?- Ayami casi botaba su jugo de la mesa.

-…

Rei seguía bebiendo sin quitarme su inexpresiva mirada de encima. Nos habíamos citado en una tienda de jugos en el centro comercial. Era un lugar estratégico, según ella, ya que Nana no andaba por esos lares si no era acompañada. Odiaba los lugares llenos de muchas personas.

-No tendría por qué mentirles…-desvié mi mirada. No podía soportar por mucho tiempo que sus ojos y los míos se encuentren.

-Es que jamás imaginé que a un chico como tú le guste ese tipo de cosas...

-Deja tus estereotipos a un lado, Ayami- al fin habló Rei- Vaya. Tu historia es realmente interesante- y dio el último sorbo a su jugo.

-Por eso necesito a Nana como mi modelo- añadí- Siento que lo que diseño, ella puede hacerlo brillar y sacar todo el potencial.

-Ya veo… Ahora entiendo un poco a tu interés por las citas con las chicas- Ayami parecía más relajada.

-Eso quiere decir que jamás has salido con alguien, ¿cierto?- dijo Rei sin inmutarse.

-¿Eh?- estuve a punto de escupir lo que estaba bebiendo y sentí que mis mejillas se tornaban un poco rojas- S-se podría decir…

Otra vez volvía la cara de asombro de Ayami.

-¡R-Rei! Esas cosas no se preguntan.

-Sólo fue una simple deducción- dijo mientras jugaba con el sorbete para luego fijar su mirada en mí- Bien. En realidad sólo queríamos que nos cuentes el motivo de por qué tanta insistencia con Nana pero también terminaste contándonos toda tu vida

-¡Rei!

-Lo siento…-definitivamente Rei era muy directa.- Pero de alguna manera me sentí cómodo, así que todo fluyó sin darme cuenta.

-Descuida- y al fin Rei mostraba una leve sonrisa- Ahora pídeme unos dos jugos más porque te contaré todo lo que sé de Nana.

**********

La primera vez que la vi, siempre pensé que Nana andaba a la defensiva. Estuvimos en la misma escuela primaria y desde entonces siempre la observaba. No permitía que se le acerquen mucho, no quería jugar con el resto de niños y sus respuestas eran tan simples como un “No” cuando estaba en desacuerdo y “Sí” cuando era lo contrario.

En los paseos escolares siempre se sentaba sola así que el día en que fuimos al zoológico decidí sentarme a su lado. A penas lo hice ella retrocedió y me enseñó los dientes.

-¡E-está ocupado!

-No veo a nadie sentado aquí.

-¡No es cierto! Es sólo… ¡es sólo que tú no la ves! –sus ojos mostraban más miedo que otra sensación.

-Ah, ya veo- y bajé del asiento- Disculpe usted, no la vi- e hice una pequeña venia- Pero, ¿podría, por favor, sentarse en otro lado? De verdad deseo sentarme al costado de Nana-chan.

Entonces vi como poco a poco Nana bajaba sus puños, relajaba un poco su rostro pero aún seguía enseñándome sus dientes.

-¡S-sólo por hoy! Ella dice que puedes sentarte a mi lado- y se cruzó de brazos mientras miraba el paisaje por la ventana.

-Vale, gracias.

Fue difícil hacer que me respondiera con más de una palabra a la vez cuando le hacía preguntas. Durante el viaje vi que me observaba a lo lejos pero siempre volteaba su cabeza como para que no me diera cuenta y me sorprendió mucho más cuando dijo que no le molestaba mucho si me sentaba a su lado de regreso.

You will shine to me!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora