Capítulo 1: Preparativos.
Me levanté ya de mal humor debido a que el despertador no paraba de sonar, palpé en mi mesita de luz con mi mano derecha pero no lo encontré. Asi que me levanté, abrí los ojos, agarre el despertador de mala gana y lo tire contra una pared. Dejó de sonar y yo me acosté de nuevo en mi cama. Me parece que este era el ¿cuarto? ¿quinto? despertador que rompia. Ya mis padres me habian regañado pero a mí no me importaba.
En ese momento escuché a alguien que tocaba a mi puerta.
– Julieta cariño, ¿Estas despierta? – Me dijo mama en un tono suave, a través del sector que nos separaba.
Demasiado suave.
– Mmmh – Gruñi sin ninguna intención de levantarme de mi cama calentita.
Siempre me pasaba lo mismo. Por las mañanas la cama se veia inusualmente tentadora y llamativa.
– ¡Julieta Peerse te levantas ahora mismo! – Grito ella. Sonrei a sabiendas que seguramente tenia el ceño fruncido y había alzado las manos exasperada por mi vagancia.
Me levanté pesadamente de la –adorable, calentita y tentadora– cama y le abrí la puerta. La mire fulminante, con mis ojos entornados y mi nariz ligeramente arrugada para luego cerrarle la puerta en su cara.
Suspire y debati internamente que iba a hacer hoy de mi vida.
Hacia calor; así que de mi armario saque un short negro tiro alto y una blusa rosa clarito.
Me meti al baño rápidamente y me bañe lo mas veloz posible, hoy tal vez podía llegar temprano. Cuando salí de la – también adorable, calentita y tentadora– ducha seque mi pelo castaño, me lo planche un poco y me cambie. No me maquille mucho, tan solo un poco de rímel, ya que adoraba mis hermosos ojos azules. Me puse mis converse negras, que jamas faltan, agarre mi bolso y sali de mi casa sin siquiera despedir a mis padres; siempre era lo mismo, mi madre me levantaba por las mañanas y luego se iban a trabajar sin confirmar si iba al colegio o no.
Caminé, intentando no caerme por mi constante torpeza, hacia el final de la calle en donde paraba el autobús escolar. Sentadas en un banco estaban mis mejores amigas. Damaris, Maru, Micaela, Tatiana e Yvette.
Sonreí inconscientemente, con tan solo verlas se me alegraba el día.
– Hey, ¿Que paso Ju? ¿Hoy te caiste de la cama? – Inquirio Tati en cuanto me vio aparecer por detrás de ellas.
Rei irónicamente. Como decía; me alegraban el día, pero eso no significa que a veces se burlen a mi costa.
– Que graciosa – Conteste sin una gota de diversión, fulminandola impotentemente.
– Bueno, pero es verdad – Intervino Damaris ayudandola – tu nunca, repito, nunca llegas tan temprano.
– Bueno puede que sea verdad, es que la pesada de mi madre vino y me despertó – Masculle sentándome al lado de Maru e Yvi.
– Siempre tan amorosa.. – Suspiro sarcásticamente Micaela mirándome divertida.
– Mira quién habla – Contraataco Damaris defendiéndome.
Acá ninguna podía afirmar ser una santa respecto al tema "padres", siempre, en algún momento de nuestra vida, les tuvimos un poco de saña.
Todas nos empezamos a reír histericamente ante la mini discusión que se armó entre ellas dos.
Senti como unos pasos resonaban a mi espalda, no le preste atención, pero luego unas manos aparecieron y me taparon los ojos.
– ¿Quien soy? – Dijo la voz de un hombre imitando a una mujer, muy mal debo decir.
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Yo un.. ¿hada? #1
Fantasi¿Que pensarías si te dijera que puedes hablar con los animales? ¿Y cuando te enfadas tus uñas cambian de color? ¿O controlar los elementos? Julieta nunca comprobo si todos estos hechos eran reales, ya que nunca le interesaron. Pero.. ¿Y si alguien...