Una tarde, estaba a punto de ir a buscar a Thomas cuando Lisa golpeó la puerta de mi apartamento. Abrí y me sorprendí al verla sola.
- Hola, Michael, tenemos que hablar - murmuró con seriedad.
- Sí, Lisa, pasa.
Nos sentamos uno frente al otro. Ella se veía como una pieza de mármol.
- Tú sabes que James... Tiene un trabajo importante, ¿verdad?
- Sí, lo sé.
Ella suspiró, cerrando los ojos.
- Su jefe le ofreció una gran...
- No me interesa el trabajo de tu marido, Lisa-Marie - la interrumpí con brusquedad - Me importa mi hijo y saber porqué no abres cuando voy a verle.
- Quieren que James se mude a Alemania y eso significa que Thomas y yo iremos con él.
Me sonreí sin poder creer lo que oía.
- Thomas es mi hijo... No te lo llevarás a ningún lado - dije con una seguridad que no sentía realmente.
Ella se movió inquieta en su silla.
- Pues... Sobre eso vengo a hablarte - su voz tembló, reprimiendo las lágrimas.
Innumerable cantidad de veces vi a Lisa-Marie llorar. Pero esta vez sentí que era diferente. Fui a traer zumo de manzana y ella bebió un buen sorbo, tomando además valor.
- Tú... Tú no eres el padre biológico de Thomas - dijo con un hilo de voz. Mi labio tembló.
- ¿Qué? Pero... - me levanté de la silla y caminé en círculos.
- Lo siento, Michael...
- ¡No! - grité - ¡Dices esto para llevarte a mi hijo!
Lisa-Marie meneaba la cabeza suspirando. Parecía molesta mientras yo seguía intentando defenderme de sus mentiras, culpandola por su maldad.
¿Qué clase de madre separa a su hijo del padre?
- ¡Ya basta! - gritó ella - ¿En serio creíste que era tu hijo?
- Apareces embarazada, llorando, después de meses de haberte acostado conmigo... ¿Qué debía pensar?
Ella bajó la voz ante mi enojo.
- Debiste hacer bien los cálculos, Mike - susurró.
- ¿Quién es el padre? - mis ojos estaban llenos de lágrimas.
Dudó un minuto en contestar.
- El cura párroco...
Me quedé estático. En ese momento me sentí el idiota más grande del mundo. Esa mujer se había burlado de mí, me rechazó cientos de veces y me mintió. Lo peor de todo, era que se llevaría a Thomas con ella.
Siguió hablando, indiferente al dolor que me causaban sus palabras.
- Mis padres encontraron una carta de amor que él me escribió y me echaron... Mi tía me recibió pero, cuando noté mi embarazo, supe que debía buscar a alguien que sí fuese capaz de hacerse cargo económicamente del niño.
- Y me encontraste...
- Sí... Ni siquiera tuvimos relaciones esa noche porque tú estabas muy ebrio.
Sentí que el mundo se me caía encima... Pero no lloraría en frente suyo, no señor. Aún tenía un 3% de dignidad.
- Sal de mi casa, Lisa-Marie.
- Michael...
- Vete, por favor.
No se hizo rogar. Apenas salió, comencé a llorar. Me dolía en el alma lo que estaba pasando. Me molestaba mucho que hubiera jugado así conmigo, como si se tratara de un objeto y no de un hijo.
Si hubiera echado a Lisa de casa cuando apareció embarazada, me hubiese atormentado la culpa por ser tan cruel. Pero ese día me arrepentí de ser tan idiota y creerle cada una de sus sucias mentiras.
Como imaginarás, no se me ocurrió en ningún momento la idea de renunciar a ti. Los lazos de sangre no son importantes para mí, Thomas, tú lo sabes porque siempre te traté mucho mejor que a tus hermanos, lo sabes porque me aferré a ti día a día para seguir adelante y tú fuiste mi vida entera.
Después de llorar y descargar mi ira en cada cosa rompible que encontré en la casa, me fui a dormir.
Al día siguiente, me reporté enfermo al trabajo porque apenas si podía hablar. Me había quedado afónico y uno no puede atender la caja de un supermercado sin hablar.
Naturalmente, fui a filmar mi episodio. Me llamó la atención que Clive Doig ni se acercara a mí mientras que el resto del set parecía evitarme. Incluso Johnie me saludó de lejos, sin acercarse a mí.
Cuando los camarógrafos y yo salimos a la calle, ese que nunca hablaba, Rick, tomó la palabra.
- Van a despedirnos - masculló.
- ¿Qué hicieron? - pregunté sin preocuparme. Subimos a la camioneta.
- Hicimos, Mike.. A ti también te despedirán - agregó Jack.
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Yo fui Noseybonk [Completa]
RandomMíster Noseybonk no fue una historia tonta. Fue real. No fue Adrian Hedley. Fui yo.