22. Pesadilla=Realidad

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- Papá también se murió... No fui al velorio pero sentí algo similar a la paz cuando me lo notificaron. Cubrí todos los gastos y salí a festejarlo. Me sentía como cuando me apresaron en el '93 y llegaron mis compañeros a rescatarme... Cortaron los eslabones de las cadenas con pinzas... Así de glorioso se sintió.

Lo miré con espanto. Yo tampoco le tenía mucho afecto pero aquello era excesivo.

- ¿Cómo puedes hablar así de papá? - exclamé y me quedé sin aire. Aspiré bocanadas que no lograron llenarme los pulmones y él me miró como quien observa la misma obra una y otra vez.

- ¿Cómo pudiste irte sin avisarme nada? Yo si te amaba, Michael, te amaba más que mamá y papá porque yo sí conozco todos tus defectos y maldades... Para mí nunca fuiste el hijo perfecto que ellos veían, para mí siempre fuiste el niño malvado que tenía que proteger.

- Lo siento - susurré. Era cierto todo lo que decía. Los padres no aman a los hijos como personas sino como lo que creen ver de ellos mismos en sus niños.

- ¡Ya deja de decir eso! - golpeó la mesa con el puño cerrado y yo di un salto en la silla - ¡Dices esas palabras como decías el PadreNuestro cuando éramos niños!

Sonreí.

- Yo nunca creí en Dios - acepté.

- Tú sólo crees en una cosa: en ti mismo. Y por eso eres tan egoísta y basura porque crees que tienes derecho a todo, que mereces todo y que todo debe girar en torno a ti y a tus caprichos de niño mimado. ¡Nunca has sido capaz de sentir nada más que tus pensamientos! El otro día leí un artículo sobre las personas egoístas como tú... Tienen un nombre pero no lo recuerdo ahora. ¿Sabes qué? ¡Tú eres de esas personas enfermas!

- Ya, Chris, ya cállate... Me destrozas los nervios - tenía las manos en mis sienes, aturdido por la lluvia de reproches.

Escuché tus palabras por lástima esa noche, para que veas que sí siento cosas por ti: "Lástima". Estúpido infeliz. Podrás haber sido mi hermano y bla bla bla pero sé que siempre me envidiaste porque mamá y papá sí me querían.

Christopher no se calló y siguió hablando y echándome muchas otras cosas en cara.

- ¿Y tú, Chris? - le espeté aburrido - ¿En qué cree mi hermano el perfecto, ese que jamás ha cometido un error? ¿En qué cree la víctima del año? ¿Piensas que Dios va a perdonarte por los hombres que mataste porque crees en Él?

- ¿Sabes cuál ha sido la creencia que me mantuvo fuerte y vivo desde que soy niño? - me miró y negué con la cabeza - La idea de que soy adoptado...

- Eso es ridículo: tienes los ojos de papá y la cara de mamá.

- Quizá sí... Pero cuando me veo al espejo no es a ellos a quienes encuentro, ni siquiera te encuentro a ti. Yo veo a un hombre que nació harto de vivir en una familia que jamás le valoró. Veo a un hombre que se esfuerza y sufre, llora... Y protege a su familia porque, aunque no los ame, los respeta.

Le miré con mi clásica expresión de "¿terminaste? Porque me dormí cuando empezaste." Era un imbécil cuya imbecilidad se veía reforzada por años de soledad y depresión.

- Es muy bueno lo que dices, podrías escribir un libro de poemas - me burlé.

Lo llevé hasta la habitación de huéspedes y le dije que podía quedarse ahí a dormir por tiempo indefinido aunque mi idea era quitármelo de encima lo más rápido posible.

Se acostó con dificultad en la cama y me miró suplicante.

- ¿Qué? ¿Quieres leche tibia? ¿Quieres que recemos el Padre Nuestro? - pregunté harto.

- No. Quiero que me ayudes a quitarme la prótesis de mi pierna... Por favor, Michael, me duele cuando lo hago solo.

Su mirada me hizo sentir mal, culpable quizá aunque yo no tenía la culpa de nada. Suspiré y me arrodillé a su lado, le ayudé a desvestirse y sus cicatrices me impresionaron. Cerré un momento los ojos para frenar las náuseas que sentí al ver esa carne amorfa de su pecho.

- Olvidalo, Mike... Mejor lo hago yo y ya. Ve a tu cuarto - murmuró avergonzado. Era un momento incómodo tanto para mí como para él aunque, claramente, a él le dolía y avergonzaba más que a mí.

- No, deja que te ayude. Eres mi hermano.

Abrí los ojos y esbocé una sonrisa para tranquilizarlo aunque sus ojos estaban velados por las lágrimas. Me costó comprender cómo quitar el... Aparato? Lo que sea, me costó pero lo logré.

La carne fofa, pálida, sin forma, llena de magullones y cicatrices, quedó ante mis ojos. Era extraño ver cómo no había nada debajo de esa rodilla peluda...

En los vídeos del portal, más de una vez me crucé con contenidos asquerosos y desagradables. Era ésta la primera vez que tenía en carne y hueso a una persona que había sido mutilada y quemada... Pero no había vídeos de eso, ¿o sí?

Era como si mis pesadillas de que los protagonistas de los vídeos eran mis familiares se estuviesen haciendo realidad.

Acaricié el muñón con mis manos mientras las lágrimas comenzaron a caer sobre él. Era mi hermano. Y lo habían destrozado.

Yo fui Noseybonk [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora