32. Taxista

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Un clima tenso se instaló en la casa. Alicia dejó de dormir conmigo, se instaló en la habitación de Kevin. Ya nadie compartía la mesa con nadie, Alicia cocinaba sólo para ella y los niños. Supuse que Christopher y ella también habrían discutido. Aún no resolvía cómo sería mi venganza hasta que una tarde que llegué de la psicóloga vi a mi hermano armando sus bolsos. No le dije nada y me quedé sentado afuera.

Al rato salió sin mirarme. Un taxi esperaba en la puerta así que tomé su número de patente por la mente y memoricé el nombre de la agencia.

Al cabo de media hora, fui a un teléfono público y llamé a la agencia pidiendo que me enviara ese mismo auto con la excusa de que el hombre que acababa de llevar se había olvidado algo. El taxista llegó con mala cara un rato después. Me acerqué a la ventanilla y lo miré fijo.

- Te daré 200 pesos si me dices a dónde llevaste al hombre que recogiste aquí.

El tipo abrió sus ojos sorprendido. Era mucho dinero el que acababa de ofrecerle.

- Si me das 300, te llevaré hasta allá - dijo al cabo de un tiempo.

- No quiero que me lleves... Sólo quiero saber a dónde fue.

Me mostró la palma de su mano esperando que pusiera los billetes en ella. Le di dos de cien. Los miró despectivo y meneó la cabeza. Le di otro de cien.

- Bueno, ya. Dime.

- Lo dejé en una pensión, calle Bolívar al 2678. Pero yo no quiero tener nada que ver con la policía, ¿entendió?

- Claro - sonreí - yo tampoco quiero tener nada que ver con la policía. Adiós.

Volví a casa en silencio. Ammy estaba sentada en la sala viendo caricaturas. Besé su frente.

- ¿Dónde está tu madre?

- Arriba, hablando por teléfono - respondió sin quitar la vista del televisor.

- ¿Y Kevin?

- En casa de Lucas.

Fui a la cocina y descolgué el tubo del teléfono con muchísimo cuidado. Inmediatamente me llegó la voz del malnacido de mi hermano y los llantos de Alicia.

C: ... Lo sé. Lo sé y lo lamento mucho pero no es vida para ninguno. Ni para mí, ni para ti y mucho menos para tus hijos.

A: ¡Pero yo no puedo dejarlo! No puedo dejarlo... Yo... ¡Yo sé que puedo cambiarlo!

C: Hablamos de esto muchas veces, Alice... Entiende que es imposible, entiende que ni los medicamentos lo están ayudando.

A: ¡Sí lo están ayudando!

C: ¡Te golpeó!

A: ¡Pero no quiso hacerlo! Fue mi culpa, yo lo provoqué...

C: Me tienes harto con ese discurso barato.

Se oyó un ruido. Chris había cortado. Alicia se quedó llorando con el tubo en la mano. Una extraña mezcla de sentimientos me invadió: por un lado, era el odio hacia el hombre que se estaba robando a mi mujer; por otro lado, el alivio de que Alicia aún sintiera cosas por mí y a su vez la bronca de haber sido engañado tanto tiempo por ambos infelices.

¿En dónde estaba Michael? Michael los hubiera matado apenas escuchó a su hija decir esas cosas horribles. Me desabotoné la camisa porque sentía que me estaba asfixiando y fui a mirarme al espejo. Michael me sonrió y entonces supe lo que debía hacer.

Corrí a la cocina y tomé un cuchillo, después corrí al cuarto de Kevin y tomé su pistola de juguetes. Entré en la habitación de Ammy, junté algunas cosas y las guardé en un bolso. Bajé a la sala y me encontré con su mirada curiosa.

- Ven, Ammy, irás unos días a casa de la abuela - le hablé amablemente refiriéndome a la madre de Alicia.

- ¡Papá no quiero ir! Su casa huele feo... - respondió cruzando los brazos.

- Irás a casa de la abuela y le dirás que la amas, que la quieres mucho y que fue tu idea ir a visitarla, ¿sí?

- Pero... - frunció el ceño - Eso sería mentir.

- Mentirás para ayudarme, ¿no quieres a tu padre? ¿No harías lo que fuese por mí? Porque yo sí, Amalia, yo daría mi vida por ti porque te amo.

- Yo también te amo, papá - reconoció en un murmullo inaudible. Pero que bastó para hacerme sonreír con confianza.

- Ve al auto, yo iré en seguida, cielo.

La niña caminó despacio al auto y se subió. Fui a hablar con Alicia pero no entré en el cuarto porque no quería ver su cara de pollito mojado inocente. Tremenda actriz fuiste siempre, pedazo de hija de puta.

- ¡Alice! Ammy y yo iremos al circo, ¿vienes?

Tardó un rato en contestar pero habló serenamente.

- No, está bien. Vayan ustedes. Adiós.

Yo fui Noseybonk [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora