La tercer temporada, la que filmamos 1981, fue una de las más largas... Quizá por eso fue también la más problemática ya que se sumaba a todos los líos que tenía en mi vida.
Como dije, me miraban extraño desde la amenaza a Adrian Hedley, lo cual no era para menos. Hoy me parece que mi reacción fue exagerada pero, en esa época, veía todo lo que hacía como si estuviera perfecto.
Clive Doig nos reunió a todos una mañana para informarnos que habría unos cambios. Agregarían unos personajes nuevos y, por lo tanto, debían quitarle tiempo a otros personajes. La pregunta era a quién...
- Pues... Podríamos acortar la presentación - sugirió Janet.
- No, eso no - se negó un tipo, no recuerdo cuál - Los niños aman la presentación.
- Quizá recortar la canción y el vídeo musical al inicio - David Cleveland habló.
- Imposible: se saben de memoria la canción y les molestaría.
- ¡Pasar más deprisa los títulos! - exclamó Johnie como si fuera la idea del siglo.
- ¿Estás loco? - preguntó mi camarógrafo, ese que no hablaba nada.
- Si pasan más rápido los títulos, nadie leerá nuestros nombres - argumentó Jack.
Clive Doig puso los ojos en blanco y se levantó. Parecía un poco nervioso.
- Hemos pensado en recortar los tiempos de los personajes secundarios - habló con seriedad.
- ¡NO! - gritamos los secundarios al mismo tiempo.
- ¡Oigan, eso no es justo!
- ¡No pueden hacernos esto!
- ¿Cómo te atreves, Doig?
Me quedé callado porque los otros expresaban muy bien la bronca que yo sentía.
- Sólo serán unos segundos - explicó Clive haciendo silencio. Me miró interrogante.
- Prefiero reservarme las opiniones sobre tú y tu estupidez al organizar el programa - comenté.
Todos se veían incómodos por mis palabras pero era la verdad.
- Creo que acabas de dar una opinión - murmuró Hedley, con su clásica sonrisa, para romper la tensión.
- Quizá tienes razón, Hedley... Haremos esto, Doig: Déjame unos pocos minutos pero seré yo quien los use como quiera, ¿entiendes? Basta de darme esas hojas tontas.
El director asintió resignado.
Ese mismo día comenzaron las peleas porque mucho de lo que yo hacía frente a la cámara no le gustaba ni le parecía divertido y yo debía defenderme diciéndole que no hacía más que lo que decía en mi ficha.
Recuerdo muy bien esa mañana en la que salí con Jack y el otro. Acababa de discutir con Clive, quien me advirtió que no haga cosas raras.
- ¿A dónde vamos hoy?
- Elige tú, Jacky.
A Jack le daban gracia mis tonterías y el otro disfrutaba porque siempre filmabamos 10 minutos y el resto lo pasábamos en el bar, tomando café y comiendo sándwiches a cuenta del estudio.
Llegamos a una calle bonita que estaba vacía y nos preparamos para filmar.
Estaba delante de la cámara, preparado para empezar.
- Tres... Dos... Uno... ¡Acción!
- ¡No te muevas! - gritó el otro. Obedecí porque parecía sorprendido y me quedé estático mirando la cámara.
- ¿Qué pasa, qué hay?
- Hay un cuchillo bajo tus pies... ¿En serio, Rick, te asustó un cuchillo? - dijo Jack riéndose.
- ¿Qué?
Miré hacia abajo y, en efecto, había un cuchillo. Me agaché y lo tomé gritando mientras los otros se reían.
- ¡Sí que da miedo!
- ¡Imaginen la cara de Doig si ve esto! - comentaron entre risas.
- ¡Para ti, Doig! - moví el cuchillo de arriba a abajo como si estuviera apuñalando a alguien - ¡Esto es por robarme mis minutos!
- ¡Es Mike el Destripador! - gritó Jack.
- ¡Ahhhhh! ¡Corraaaaaan!
Cuando nos aburrimos, tiré el cuchillo al suelo otra vez y nos dedicamos a filmar algo para llevar al programa.
Por esos días, Lisa-Marie me dijo que estaba saliendo con alguien y que se mudaría a casa de ese hombre para dejar descansar a su anciana tía. Mientras ella y yo hablábamos en casa, con Thomas en su regazo, alguien golpeó la puerta. Cuando abrí, me sorprendí al ver a Nancy con ojos llorosos.
- ¡Nancy! ¿Qué sucedió? - pregunté asustado creyendo que algo les había pasado a mis padres.
- Entonces, ¿es verdad? ¿Tienes un hijo y una mujer? - preguntó con su labio temblando.
- ¡Yo no soy su mujer! - gritó Lisa desde la sala, estirando el cuello para ver a Nancy - Sólo soy la madre de su hijo.
¿Por qué esa mujer insistía en humillarme?
- Lo que hago con mi vida no es problema tuyo, Nancy - respondí con enojo, cerrándole la puerta en la cara.
Pero no estaba enojado con Nancy. Estaba molesto con Lisa-Marie y sus rechazos.
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Yo fui Noseybonk [Completa]
DiversosMíster Noseybonk no fue una historia tonta. Fue real. No fue Adrian Hedley. Fui yo.