[12] I'm fine

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I'm fine

Camino por la blanca arena, sintiendo como mis pies se hunden, dejando con ello una tenue marca de mis pasos. El aire salado juega de manera traviesa con mi pelo. Pese a que aún me encuentro lejos del mar, el sonido de las olas retumba.

El chico por su parte, se mantiene a unos pasos al frente de dónde estoy, buscando con la mirada al gato. Animal que se echó a correr en dirección a la flor blanca en cuanto escuchó lo que dije, para después arrancarla e irse entre la maleza. Lo perdimos de vista en cuanto tocó la playa.

Aun con la distancia que nos separa, puedo ver la preocupación en sus ojos. Al igual que la manera en que su pelo negro juega alegremente con el pasar del aire. Al llegar a la parte más alta del montículo de arena, la luz de la tarde le da suaves caricias a su perfil. El entorno naturalmente lo hace resaltar, dándome la sensación de que es distante e inaccesible, porque quizá esta sea la última vez que lo vea.

Me quedo en mi lugar, el miedo aún lo tengo presente. No lo puedo negar y el verlo, solo me hace sentir que me estoy quedando atrás. Pero ¿es cierto? No lo sé con exactitud, pero si sé ya no me quiero sentir igual, llena de incertidumbre e inseguridad.

Recuerdo lo que me dijo él y mi corazón se siente cálido.

Como si lo hubiera invocado con el pensamiento, Jimin detiene su búsqueda del felino para voltear a mirarme con extrañeza. Esperándome.

Sonrío.

Me ha salvado tantas veces y, sin darme cuenta se había convertido en mi refugio, en mi descanso temporal. Pero esto no será por siempre así, lo sé.

Retomo el paso, con una seguridad que no sabía que tenía. Estoy tranquila. No hay duda en mí. Y quizá, ni después de esto la habrá, porque al final lucharé mil veces contra mis miedos. Después de todo, no estaba sola y si lo llegaba a estar, no importaría.

«Sí, estoy bien.»

Inhalo con fuerza, llenando mis pulmones por completo y reteniendo el aire hasta al llegar a la cima. Al llegar a su lado.

«Estaré bien»

Y con un brillo en los ojos, miro el paisaje que me espera, es hermoso y enigmático a su manera. Jimin me observa, como si supiera que pasa por mi cabeza y me dedica una sonrisa que transmite comprensión.

—Pareces estar mejor. —Asegura y asiento.

—Sí, bueno. Alguien me dio un empujón. —Coloco un mechón rebelde atrás de mi oreja— A veces parece que me lees el pensamiento.

El chico suelta una carcajada.

—Solo te he dicho cosas que olvidaste. —Se rasca la nuca, nervioso— No fue mucho, en verdad.

El chico mira el mar, escapando de mi mirada, pero preso de la vergüenza. Yo simplemente me río.

—No volveremos a vernos ¿verdad?—dije después de unos momentos.

Hace una mueca que no logro entender.

—Tal vez...

Un maullido hace acto de presencia y Jimin busca el origen del sonido. Cuando lo encuentra, se da cuenta de que está a unos pasos de nosotros y que en su hocico trae la flor blanca que se había robado. Jimin abre los ojos de sorpresa y se agacha, extiende su mano, el minino entiende el mensaje y se acerca a él. Le da unos cuantos mimos para después recoger la flor. Esta libera un destello púrpura y de la nada, se convierte en un libro blanco.

«¿Había un libro así en la biblioteca? »

Lo mira unos segundos mientras que con la otra mano le quita polvo inexistente y, como si hubiera estado esperando por ese momento, me lo extiende. Tardo unos segundos, pero al final lo tomo. Respiro hondo y abro el libro en la primera página. Encontrándola en blanco y aunque no me sorprendo, me le quedo mirando.

—¿Estás segura de lo que quieres?— me pregunta Jimin, aún que quizá ya intuye mi respuesta.

—Sí —dije con convicción—, ya no dudaré más.

Saco de mi bolsillo el lapicero e inmediatamente empiezo a escribir algo en la hoja. Jimin se acerca lo suficiente para leer lo que estoy escribiendo y sus labios se mueven, pero en ese momento ya no soy capaz de escuchar lo que dice. Le pregunto qué fue lo que me dijo, pero él sólo sigue hablando con una expresión de emoción. Me señala el libro y yo lo veo, pero no sé qué es lo que he escrito. Las letras de ven borrosas y con ello, poco a poco mi entorno se vuelve igual. Como si fuera un paisaje hecho de tinta a la que le cayó agua.

La desesperación por no entender lo que sucedecomienza a bañarme, a diferencia de Jimin, que me mira como si en cualquiermomento me fuera a romper o a irme. Él me da un cálido y amistoso abrazo. Mesusurra algo al oído, pero no logro entenderlo. Él separa de mí y me regala unaúltima sonrisa antes de que todo a mí alrededor se vuelva por completo negro.
Quiero creer que lo último que me dijo fue un honesto «cuídate», pero eso nunca lo sabré.

Antes de agosto [PARK JIMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora