[08] Dope

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Dope

— ¿Me puede decir dónde hay una salida? —pregunto después de un silencio con esencia irrompible.

El señor con aire pensativo me mira por un instante y después señala la salida de emergencia con el mentón. La duda me nubla los ojos, pero al final termino dirigiéndome hacia allá sin antes soltar un tímido "gracias" que queda volando en el aire. Antes de la puerta se cierre detrás de mí, lo última cosa de la que soy testigo es a un anciano lleno de arrepentimientos contemplándose en el espejo.

La salida de emergencia daba, nada menos, que a una cueva. El silencio y la poca luz al adentrarme a ese sitio me ponen los pelos de punta, no obstante, mientras más avanzo en aquella cueva más me doy cuenta que no es por miedo sí no por el aire frío que poco a poco va cobrando más intensidad. En algún punto soy consciente de que estoy frotando mis brazos para, inútilmente, darles calor.

Los segundos pasan y mis pupilas con rapidez se adaptan a la oscuridad, es entonces que me doy cuenta que en las paredes de la cueva tiene como habitantes pequeños hongos que, al acercarme lo suficiente, emiten una débil luz purpura y un leve olor a humedad.

Los hongos al sentirme cerca, quizás como un potencial depredador, liberan un extraño humo que me rodea con la misma facilidad que saber cuál es la primera letra del alfabeto y, sin que pueda evitarlo, lo respiro. Cierro mis ojos con fuerza al sentir una creciente picazón alojada en mis párpados. Me tallo con desesperación la zona afectada, mientras el lugar se baña en una leve melodía a la cual, no le doy atención en un inicio.

Al creerme liberada de la comezón, lo primero que veo es a muchas siluetas de personas, cada una dibujada con lo que pareciera ser puntos de luz de distintos colores entre sí. Lo que me hace pensar que tienen cierto parecido con los fuegos artificiales, así que sí no fuera por la oscuridad, no sería capaz de verlas por completo.

La silueta más cercana a mi es una roja, esta me da la espalda. Sin embargo basta con que de un par de pasos para que pueda ver que lo que lo tiene tan abstraído es el libro del mismo color. A diferencia de mí, que me parecía asfixiante su presencia en mis manos, el parece encantado con el baile que le dan.

Ignorante al contenido de la canción, continúo mi caminata por la cueva, siendo testigo de cómo las siluetas utilizan los extraños libros, llevándome muchas impresiones distintas. Por alguna razón, lo único que logran es llenarme de nerviosismo, por lo que de manera casi instintiva busco entre mis bolsillos el lapicero. Al entrar en contacto con este, mi nerviosismo disminuye, así que me mantengo así. Sin sacar el objeto de la seguridad de mi prenda.

Continúo caminando, prestando una atención superficial a las siluetas de luces. Hasta que veo entre ellas una silueta color púrpura, por lo que inmediatamente pienso en Jimin, no obstante, esta idea la descarto al ver que la complexión de la silueta parece ser más joven. Al encontrarme muy lejos de ella, no puedo ver qué tipo de libro es el que sostiene, sin embargo puedo darme cuenta del entusiasmo que desprende la silueta púrpura, moviéndose con torpeza.

Soy incapaz de notar un rostro definido en las siluetas, no obstante cuando estás le prestan atención a la silueta púrpura, me doy cuenta de que se les aparecen unos ojos ariscos y unos labios de apariencia burlona. Dándome la impresión de que la ven de mala manera.

Con forme me voy acercando a la silueta púrpura, que no hace otra cosa más que perfeccionar sus movimientos de baile, creo alcanzar a escuchar risas mal intencionadas, cuando por un mal movimiento se tropieza y cae. Por mi mente pasa que muy probablemente la música se detendrá con ese suceso y la silueta, como consecuencia desaparecerá, como lo había hecho aquél objeto que desprecié.

La silueta púrpura ignorando su entorno hostil y mi teoría pesimista, se levantó y con el entusiasmo que tenía desde un inicio continuó bailando. Pero ahora nos mostraba la elegancia de sus movimientos, parecidos al aleteo de un cisne y el caminar de un jaguar. Las siluetas pronto cambiaron su forma envidiosa de ser, por una de admiración.

Ahí entendí que se pueden callar bocas sin necesidad de palabras.

Antes de agosto [PARK JIMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora