{8} Jennifer

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[ Miércoles 11 de Noviembre, 2015 ]

[ Miércoles 11 de Noviembre, 2015 ]

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Agradezco con una suave sonrisa por la copa, tomando un sorbo de esta al tiempo que el joven se retira y mi mirada, con una cautela para nada reservada le busca entre los grupos de personas. Suspiro desganada y con el mismo sentimiento, comienzo a caminar, atenta sin embargo a mi alrededor y la posibilidad de encontrarle.

En mi camino, comparto breves saludos y amables sonrisas con rostros de personas que reconozco, todos empresarios de la misma talla que Sebastián. Esta noche había sido la primera ocasión que él había tenido para presentarme como su prometida en lo que consideraba sociedad. Una etiqueta que sonaba igual de hermosa, como inusual aún, no podía negarlo, siendo a su vez también una nueva prueba de cuan diferente era todo ahora en contraste a seis años atrás.

Cuando me encuentro con James y pregunto por su jefe, él me da una rápida indicación, sabiendo, por como su mirada se detiene detrás de mí que Derek, cumpliendo ya su segunda semana, no ha dejado de hacer su trabajo. No puedo evitar dirigirle leve hostilidad a través de mi mirada al observarle, disculpándome tan pronto como puedo viendo en el rostro del rubio la clara confusión que mi actuar le ha causado. Lo pasó por alto, concentrándome inmediatamente en la impecable y deslumbrante estampa de mi prometido aquella noche. Con un gesto suave de su rostro, me pide que me detenga y lo hago tan obedientemente, terminando de beber el rico brebaje de mi copa.

—¿Aburrida?— su voz despierta la usual agradable sensación en mi cuerpo, teniendo mi rostro enfrentando al suyo en un pestañear.

—Pronto lo estaré si continúas dejándome sola.

—Me haces sentir como un desgraciado.

—Bueno, deberías.— susurro no pudiendo ocultar por más tiempo la picardía que resplandece en mi sonrisa, la misma que veo concentrarse en la belleza brillante de sus ojos azules.

Los rastros de su sonrisa son tremendamente escasos cuando sucumben a la intensa unión que nuestros labios comparten. Nuestro beso nos permite lo suficiente; mis manos tocan su torso y las suyas se posan en mis caderas, presionando y acercándome como si nos encontráramos completamente solos.

—¿Cómo va la noche?— indago una vez nos separamos, alejándome un poco más tras ver como su mirada no hacia nada por ocultar su deseo por mis labios una vez más.

Enredo mi brazo al suyo, incitándole así a ofrecerlo, mientras comenzamos a caminar con lentitud entre todos los invitados. Él resopla con fuerza indicándome así que la gran cena de negocios estaba resultando tan tediosa como cualquier otra.

—Solo un par de horas.— susurro reclinándome a su lado, con amorosa liviandad y pequeña sonrisa, sabiendo, por la que él me dedica en respuesta que entiende el mensaje oculto.

{ III } SUEÑOS CONFIABLES  (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora