En cuanto hacemos ingreso, las luces iluminan nuestro camino. Una vez más, las cortinas coloridas y trasparentes se encuentran sujetas permitiendo así que la vista al cuarto sea total. Con lentitud, paso la línea que lo separa todo, sintiendo como la tenue, cálida e incluso romántica atmósfera del lugar me cosquillee por todas partes.
—Como has pedido venir aquí...— su voz me atrae teniendo mi vista en él de inmediato. —Puedes escoger lo que quieras.— veo como deja caer la última cortina, encerrándonos así por completo en la privacidad del lugar.
Sus palabras han causado una emoción única, la cual no puedo evitar brille a través de mi sonrisa. Muevo mi cuerpo unos centímetros, tratando de concentrarme en lo que tengo a mi disposición más que en las intensas emociones que siento me cubren y colisionan en mi interior. Echo un rápido vistazo tanto a lo dispuesto en las paredes, como a los objetos -o muebles- ya conocidos, obteniendo una onda de profundo interés al alzar mi cabeza y observar el aparato que cruza el cielo de la habitación.
—Nunca hemos usado eso antes.— hago eco de mis pensamientos, teniendo su atención en mi de inmediato con una bruma interrogante en su semblante. Con calma, alzo mi mano en el aire y apunto sobre mi cabeza, volviendo a observar su rostro, adorando inmensamente la satisfacción que le baña.
—Ni siquiera sabes cómo funciona.
—¿No debes colgarme?— pregunto realmente interesada, viendo como su encantadora sonrisa se forma en sus deliciosos labios.
Con misterioso sigilo, Sebastián se acerca. Sus pasos marcan una procesión que parece ser la más importante de todas y cuando se detiene frente a mí, el desdén lujurioso con el cual sus ojos azules me inspeccionan me deja en claro que el juego había ya comenzado.
—Sabes que una vez que comencemos, no puedes negarte.— me recuerda, sabiendo también que lo hacía por pura cortesía; para que considerara mi atrevimiento antes de que fuera tarde.
—Es lo que quiero.— declaro con el deseo punzante en cada sensible parte de mi cuerpo, teniendo a los segundos el delicado roce de sus labios sobre los míos; una muestra de cariño que contrasta demasiado con la fuerza arrebatadora de su azul mirada.
—Te mantendrás quieta desde ahora. Respondiendo únicamente a lo que yo pida. ¿Entendido?— veo en el encantador fulgor de su mirada el mismo deseo que me quema por dentro, verbalizando mi respuesta tan pronto como me es permitido.
Enseguida, él se desplaza por el lugar con el conocimiento que tiene, mientras yo, obediente a su orden, puedo escuchar de mi lugar el ajetreo que a mis espaldas el produce. Cada sonido es un estimulo que fortalece mi emoción y excitación, tanto que cuando sus manos vuelven a estar sobre mi un sobresalto me estremece. Siento como la dura musculatura de su cuerpo se acopla al mío con gracia, y como sus manos, suaves y cálidas, rozan mis piernas y el borde delgado de mi vestido.
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{ III } SUEÑOS CONFIABLES (EN EDICIÓN)
Genç Kurgu✓ ❝estamos destinados a estar juntos...❞ Cuando la felicidad se siente ser para siempre, se nubla nuestra capacidad de percibir los peligros que pueden estar acechándonos. Aún cuando los secretos han sido compartidos, Catherine y Sebastián siguen...