{15} Todo el tiempo

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[ Sábado 19 de Diciembre, 2015 ]

[ Sábado 19 de Diciembre, 2015 ]

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Con suavidad, la voz de Elise me indica en que caja poner los patines que, si mal no recordaba, tenían casi diez años ya. Por lo mismo, creo que ella decide que van a la caja de donar, ya que estaban prácticamente nuevos y sin uso aparente. A los minutos, la caja -la última que nos faltaba- es sellada y llevaba por Patrick fuera del departamento.

Finalmente, luego de una larga espera, mi hermana y Patrick se mudarían definitivamente a su nueva casa. Siendo algo que habíamos planeado con anticipación, y acompañadas de mi prometido, llevamos de un lugar a otro las pocas pertenencias que quedaban de Elise en nuestro departamento, para una vez hallarnos en la hermosa propiedad que habían adquirido ayudarles a organizar lo más posible bajo sus propias indicaciones. Es una ardua tarea, que nos lleva la mayor parte de la mañana y tarde, siendo premiados por la exquisita cocina de mi mejor amigo cuando ya -casi- todo estaba en su lugar.

—¿Cuándo comenzaras con los arreglos?— Elise me observa directamente y un suspiro vacilante escapa de entre sus labios, al tiempo que da una panorámica mirada a la habitación que ya habían escogido para el bebé.

—No lo sé aún. Supongo que lo más pronto mejor.

—Puedo ayudarte si quieres.— agrego enseguida y tan pronto como mis palabras fueron dichas, el gesto de su mano, pidiéndome que me acerque, se hace ver.

Temía que su reciente muy cariñoso comportamiento se debía a su estado. Decía que lo temía porque me encantaba y no quería que una vez el embarazo terminara, lo hicieran también sus muestras de amorosa necesidad. Tratándose de ella, era lo más posible a suceder, por lo cual no me quedaba más que disfrutar de aquellos pequeños momentos en grande.

—Estamos muy agradecidos con ustedes por hoy.

—Y nosotros muy felices por ustedes.— susurro sobre su hombro, intensificando mis brazos alrededor de su menudo cuerpo con el cuidado que debo. —Ya son una familia hermosa. No tengo dudas que aquí serán muy felices.— es ahora ella quien me aprieta con más fuerza, escuchando a los segundos el suave gimoteo de su nariz.

—Estoy un poco asustada.

—Lo sé. Crecer es bastante aterrador a momentos. Y tú de pronto lo hiciste tan rápido.— ambas nos carcajeamos con delicadeza, sintiendo como la comodidad que siente entre mis brazos parece agradarle inmensamente.

—¿Seguirás cuidando de mí?— pregunta en un susurro que aguarda una melancolía que siento en lo más profundo y que nos traslada a esas noches de hace tantos años atrás.

Existía el recuerdo de noches bañadas en tristeza y profunda desolación, como otras rebosantes de alegría e interminable entusiasmo. Noches donde siempre éramos las dos; donde siempre una sostenía la mano de la otra o celebraba la felicidad de la otra. Eran recuerdos de noches que a veces se extrañaban porque entregan una comodidad que era amorosa y leal. Jamás se dudada de ella.

{ III } SUEÑOS CONFIABLES  (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora