5.

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Vic

Rafa ya estaba esperándome a la mañana siguiente con el café preparado, se me hizo raro de su parte.

—Hola. —dije sentándome a beber de mi taza, noté que sólo había dos recipientes.

—Hola. —contestó. Dude en continuar la charla, pero al final el fue el que tomó la iniciativa. —Ahora más que nunca hay que ser más fuertes, ¿verdad?

Asiento evitando desplomarme otra vez.

...

El día pasaba con regularidad entré a trabajar y Rafa también lo hizo después de la escuela.

Todo estaba como si nada hubiera pasado, lo único que sabíamos era que Julián ya no estaría esperándonos al regresar. 

Caminamos colina arriba hacia casa cuando el turno de trabajo acabó, Rafa hablaba conmigo sobre que se iba a quedar despierto un poco tarde porque esta vez tenía mucha tarea de física por hacer. 

Íbamos a medio camino cuando Chris Vélez venía caminando en sentido contrario a nosotros. —Ven. —indico a mi hermano. —Crucemos la calle. —digo sin más y sabe que lo digo porque no tengo intenciones de hablar con el amigo de Julián.

Para nuestra mala suerte, Chris cruza también y se planta frente a nosotros tapándonos el paso.

—Hey. —exclama con amabilidad. —Ah... me enteré que te tomaste a mal lo de Julián... yo... nosotros no esperábamos que fueras a explotar así...

—Christopher. —le interrumpo, le hago además un favor porque no sabe ni qué decirme. —El asunto es entre Julián y yo.

Tomo a Rafael del brazo para esquivarlo juntos, pero no lo pone fácil. —Lo sé, lo sé. Sólo quería decirte que él está viviendo conmigo, estará bien.

—Gracias. —es mi hermano menor el que responde. —No queremos ser groseros, pero tenemos que irnos.

Parece que Christopher acaba de notar la presencia del chico de 14 años que es mucho más maduro que él.

—Una cosa más. —dice hacia mí. —Sobre lo de ir al continente... no es tan mala idea como parece.

—No trates de convencerme de nada, Christopher.

—Tú y tu hermano pueden venir conmigo. —suelta y por lo que veo en su semblante... no está bromeando. —No con Julián... conmigo.

Noto a Rafael tensarse y le respondo: —Gracias por la oferta, pero no.

Pero Christopher Vélez destaca por su terquedad, da un paso y queda peligrosamente cerca de mí y pongo mi mano en su pecho para marcar mi límite, es tan torpe que interpreta mi toque como una insinuación, quito mi mano y doy un paso atrás, me da una sonrisa torcida que pondría loca a cualquier ingenua. —Sabes que conmigo no te faltaría nada, ni a él. —se refiere a Rafael. —Viviendo en Kalë o en donde sea... Sabes que te puedo dar todo. —cuando dice la última palabra baja su mirada a mi pecho y posteriormente a mis piernas.

—Viviendo en Kalë o en donde sea, yo misma puedo mantenerme a mí y a él. Y no vuelvas a mirarme así.

—¿O qué?

—O te las ves conmigo. —defiende mi hermanito provocándole una risotada a Vélez.

—¿Tú y cuantos más?

—¿Algún problema, Vic? —es Richard que se aparece en la pick up de su padre, ninguno se había dado cuenta de que venía sobre la carretera.

Riendas » joel pimentel || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora