18.

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—¿Vas a alguna parte? Casi es hora de cenar. —Erick me mira desde la entrada del establo. —Supongo que no está en tus planes cenar aquí hoy porque te ves muy bien. —elogia con una cara cómplice.

—Parece que ya sabes la respuesta. —contesto hosco.

—Sólo quería que tú me lo confirmaras, pero antes de eso quería proponerte algo que no tiene nada que ver con tu romance con Victoria.

—No hay romance.

—Ajá. Lo que digas. Ya has notado que Tormenta mejora a paso muy lento, creo que sería justo dejar que duerma en un lugar más amplio, pensé que tal vez podríamos cambiarla al lugar de Azabache, y viceversa, sólo por unos días en lo que los tobillos se le recuperan. —asentí analizando la propuesta. 

—Sí, pero mejor cámbiala de lugar con Orkan, Azabache regresa muy exhausto siempre, estar en un establo más pequeño podría incomodarlo y bajaría su rendimiento, lo cual no es conveniente con un jinete como Rodrigo. Estoy seguro de que a Orkan no le afectará dormir donde Tormenta, ya lo ha hecho.

—Bien. 

Cambiamos a los caballos de lugar, como había dicho, no hubo ningún problema.

—¿No vas a llevar a Orkan para tu cita?

—Pensaba en llevarme a Bella, para no llamar la atención de Lebrón... y no es una cita.

—Me duele saber que me mientes, Joey, todos notamos que entre tú y Victoria hay algo más que respeto y competitividad. Esa mujer te quita el sueño.

Yo no diría que Victoria Albareda me quita el sueño, simplemente se me hace difícil concentrarme cuando está cerca.

—No me quita el sueño. —arquea una ceja y suspiro. —Es verdad, no me quita el sueño, pero...

—Pero... —incita a que continúe con sus sonrisa iluminando su rostro.

—Sí estoy... me siento muy atraído por ella.

—¿Qué tanto? —caminamos hacia afuera del establo.

—Lo suficiente.

—¿Sólo es atracción física?

—¿Por qué lo preguntas?

Se encoje de hombros. —No serías el primero en sentir esa atracción, y por lo que he visto, creo que en verdad está siendo algo importante en tu vida, desde que la conociste. Sé que es la competencia, y que siempre, lo único que te ha importado es ganar, y que te importa poco quien pierda por lentitud o por haber muerto durante el recorrido, pero ¿sigue siendo así?

Me quedo pensativo analizando su pregunta.

—Esta vez hay muchas más cosas de las qué preocuparme, Erick. —confieso. —En este punto mi vida es lo menos importante que está en juego. —Esperaba tomarlo desprevenido, pero me mira serio y atento. Suspiro. —Hice negocios con Lebrón. —ahora sí lo tomo por sorpresa porque agranda sus ojos verdes, pero me deja continuar. —Si gano la carrera, obtengo mi libertad, y a mi caballo, también he pensado seriamente en llevarte conmigo. —la sorpresa no abandona sus ojos.

—¿A... a mí? —está completamente desconcertado. 

—Tengo pocos amigos, Erick, y tú eres uno de ellos, no podría vivir con la idea de que te tomen como objeto de explotación una vez que cumplas los dieciocho... claro, si tú quieres quedarte aquí, no te obligaré a nada. —Erick miró hacia las caballerizas. —Yo tampoco quiero dejarlos, pero estoy seguro de que otros trabajadores los cuidarán bien, el señor Lebrón no permitiría su decadencia porque le interesa vender.

Riendas » joel pimentel || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora