POV ALFRED
Siento la maldita presión en el pecho y mis padres no están, tampoco Marta ni David y no quiero estar solo, pero he quedado con ella y viene de camino y no quiero que me vea así, no quiero. Le he dejado varios mensajes pero no los ha leído y solo pensar que puede estar de camino hace que me ponga peor.
Entonces suena la puerta y no quiero abrir. Siento como me duele el pecho más y más y como no puedo evitar las lagrimas. Me cuesta respirar y me quedo tumbado con los ojos cerrados mientras la puerta vuelve a sonar. Intento no oírla, intento mantenerme tranquilo pero no lo estoy consiguiendo. Cojo otra pastilla para poder soportarlo y vuelvo a tumbarme.
Entonces todo pasa muy rápido, oigo unos pasos que se acercan y cuando abro los ojos llenos de lágrimas y la veo allí de pie siento como mi corazón se acelera aun más y pienso que me va a explotar.
-Alfred...-es lo único que dice acercándose a donde estoy tumbado y se sienta a mi lado, veo como agarra las pastillas no se si piensa que he cometido algún error o algo, pero cuando lee para que sirven, me mira con compresión. Me sorprende lo que hace después, no se altera, no se asusta. Al revés, se sienta colocando mi cabeza en su regazo y empieza a masajearme la cabeza haciendo que de forma increíble empiece a normalizarse mi respiración, que el dolor vaya remitiendo y vuelva a entrar con más normalidad el aire en mis pulmones.
Estamos así durante un buen tiempo. Hasta que consigo que las pastillas y sus caricias me tranquilicen lo suficiente. Me incorporo con cuidado sentándome a su lado y veo como ella se levanta con el vaso vacío de agua y me lo trae lleno antes de volver a sentarse a mi lado. Se que le debo una explicación, pero no se por donde empezar y si contarle todo, no quiero que tenga miedo, no quiero que huya.
-Tengo ansiedad-digo llamando las cosas por su nombre y la veo asentir-me pasa desde hace un año o así, cada vez menos pero...me sigue pasando, no puedo controlarlo- digo tragando saliva y veo como me agarra de la mano dándome un apretón.-Hace un año, perdí a alguien importante, a alguien de mi familia y desde entonces me pasa.
-Alfred, gracias por contármelo, no tenias por qué...
-Merecías una explicación, es la primera vez que me pasa desde que estoy solo en casa...no quería que me vieras así yo...
-No pasa nada, me sirve para conocerte mejor. Quiero conocer cada parte de ti-dice mirándome y no puedo evitar sonreír.
-Gracias por tomártelo así.
-¿Cómo debería habérmelo tomado?-pregunta mirándome y yo solo niego con la cabeza mientras entrelazo mis dedos con los suyos, sorprendiéndome de lo bien que encajan. Hoy me acaba de demostrar una vez más, porque siento algo tan espiritual con ella, porque es un ángel caído del cielo.
Despierto recordando la primera vez que me paso con ella, y aquí estoy meses después y de nuevo ella consigue acabar con todos mi miedos, con mis inseguridades, con ese fantasma del pasado que sigue apareciendo en mi vida. Se ha quedado dormida con mi cabeza en sus piernas, y no puedo evitar quedarme embobado mirándola, era tan guapa. Era el único momento que me iba a permitir disfrutar a su lado, porque a pesar de lo que paso anoche, tengo que seguir alejándola de mi, tengo que seguir haciéndolo porque sino...ya ni si quiera sé muy bien porque tengo que hacerlo, am si, el dolor, ese dolor atroz que sientes cuando sabes que seguramente, hayas perdido al amor de tu vida.
Intento levantarme sin despertarla, pero en cuanto me muevo ella empieza a abrir los ojos poquito a poco y siento un cosquilleo en el estómago cuando la veo así. Cuando enfoca los ojos bien y me ve una sonrisa aparece en su cara, pero entonces recuerda lo que paso y donde estamos y la sonrisa desaparece mientras se sienta hacia delante casi sin mirarme.
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Nos volvemos a encontrar
RomanceAmaia pasa su ultimo verano antes de entrar en la Academia, en Barcelona junto a su hermano, allí conoce a un chico que cambia su vida por completo. Algo provoca que que se separen, y no, no es una buena separación. Cuando creen que pueden dejar to...