{15}Una flor...

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Escuchó los sonidos metálicos del andar de Viktor y sonrió mientras se asomaba a la ventana disfrutando de un verano que en Noxus ya había desaparecido tiempo ha. Se dio la vuelta en el mismo instante en el que aquel hombre se presentó ante él, le indicó amablemente que se sentara y éste obedeció. Sirvió el té favorito del zaunita, y nada más oler el aroma del agradable néctar Viktor relajó su postura con algo de tristeza pintada en su rostro, mas sonreía ligeramente.

Swain se sirvió un poco de té, tomó el plato con la taza y comenzó a dar pequeños paseos por la sala. Probó la dulce bebida y miró su reflejo en ella. Se acercó de nuevo a Viktor y posó el té sobre la mesa.

—¿Te has parado a pensar que nunca nos hubiéramos conocido si lo de Shurima no llegara a pasar?— El zaunita miró su bebida.

—Lo he pensado. —Respondió tan solo, y Swain sonrió, era tan fácil de ver los estados de aquel patético hombre que reírse de él estaba incluso más a la altura de su lastimera compañía.

—Estuviste cerca de completar tu proyecto una vez... pero parece que siempre hay alguien para frenarte. —El mayor suspiró fingiendo apatía. —Cuán ignorante fue ese científico ¿verdad?, tanto como para tildarte a ti de "loco". —Notó como Viktor tragaba saliva, para pasar a sujetar el asa de la taza con delicadeza. La mano con la que lo hacía estaba enguantada, a diferencia de su otra mano totalmente metálica y Swain se preguntó si la razón de no mostrarla fuera porque aún había piel debajo.

—Jayce no es ningún ignorante. —Para sorpresa del General el otro pareció salir en defensa de su enemigo. —Es un gran científico que aún no quiere ver. —Swain sonrió y volvió a pasearse con una expresión maliciosa.

—Pero él es joven y tiene un talento innegable, y una habilidad para entrometerse en asuntos ajenos. Dime, mi gran amigo. —Se sentó frente a él y arrastró el plato con la taza de té a su vera. —Cuando finalicemos aquí, ¿Quieres que Piltover sea la siguiente?— Viktor frunció el ceño.

—No tengo nada en contra de Piltover.

—¿No?—carcajeó el otro. —Te lo han quitado todo. Absolutamente todo.

—Yo fui el único culpable de tal cosa. —Sonrió ligeramente. —He aprendido muchas cosas en Noxus, cómo la fuerza es algo que está por encima de todo. —Bebió un sorbo de té. —Fuerza interna y externa. Me ha hecho ver que yo he sido negligente, en muchas de mis labores. —Miró a Swain directamente. —No me importa esta guerra Jericho, si he pactado contigo ha sido por los cristales del templo. —El General sonrió.

—Me alegra oírte decir esto, porque tengo pensado adelantarla, que el factor sorpresa sea aún más sorpresivo. Durante el festival de Jonia, se llevará acabo el ataque. —Viktor se sorprendió.

—Eso no fue lo que acordamos. —El mayor volvió a levantarse para pasear.

—Varía ligeramente, pero dado que a tú no tienes preferencias...

—Yo no acordé contigo matar a todos los civiles. —Interrumpió el otro con algo de ira. —Ya he matado todo cuanto me has pedido, cien soldados a tu disposición por mis cristales.

—¿Y crees que el parar ahora te hace menos culpable?

—Los civiles no tienen...—Su ceño fruncido y su mirada furiosa alcanzaron a Swain como un rayo. —Lo dispondré tal y como pactamos. —Se levantó para irse más el mayor lo detuvo. La mueca burlona de éste denotaba que tenía la situación completamente bajo control. Tocó el hombro del científico.

—Así que al final lo de Jayce solo ha sido una excusa. Dices aprender de Noxus pero cometes tus mismos errores. —Swain extendió su brazo y en sombras un templo se dibujó ante ellos. Lucecitas azules brillaban en una oscuridad inminente. —Y ahí los tienes pero... dime ¿el miedo es mayor como para poder tomarlos?—Sonrió antes de que Viktor pudiera responder. —O quizás ¿Es por la clase de civiles que ostentan ahora mismo estas tierras lo que hace que te retractes? —El más joven se sorprendió. Antes de decir palabra se creyó presa de una jaula que lo atrapaba dejándole menos espacio cada vez. — No te esperabas que en Demacia hubiera auténticas joyas de las virtudes ¿verdad?, y sin embargo —Swain suspiró con melancolía. —entiendo perfectamente tu sentir. ¿Qué crees que pensará ella si supiera todo cuanto hemos hecho?... cuanto vamos a hacer. — Viktor posó su mirada en el suelo, y por un momento pareció perderse en el mundo que Sona parecía regalarle, el brillo amarillento de sus ojos se opacó un poco por lo que parecía unos pesados párpados que querían ocultarlo.

Lux Aeterna{#2} Darius x Lux |Corazón sin honor|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora