{14}Dudas

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Caminaba pensando en cómo llegar a expresarse con su hermano, mas sabía que era fútil, Lux tenía razón, él no era un hombre de palabras, no podía hacer nada hasta que no se viera en la situación.

Se dirigió directamente a la zona principal donde estaban las salas con archivos, viendo que ya era media mañana suponía que encontraría a Draven en aquel lugar y no se equivocó. Esperó a que un oficial le diera paso para ver a su pariente y cuando éste entró en la pequeña sala, la cara de su hermano cambió por completo. Se apoyó en la mesa de madera oscura de manera ligera y suspiró para volver mostrar su típica sonrisa irónica. Cerró la carpeta que miraba y la posó de manera descuidada sobre el escritorio.

—Vaya, ¿qué desea de mí el gran cuervo?— Se cruzó de brazos aun manteniendo su sonrisa y esperó.

—No vengo como soldado. —Draven negó con la cabeza de manera burlona.

—Oh... bueno, pues resulta que estamos en una sala de oficiales ¿no es así?—Darius dio un paso al frente y frunció el ceño tratando de mantener su paciencia intacta aunque parecía resistírsele por completo.

—Quiero hablar contigo. —Su hermano movió los hombros ligeramente mientras desviaba su mirada en una mueca de despreocupación.

—Muchos quieren hablar con Draven, siéntete afortunado, he escuchado tu deseo. Ahora si puedes irte, tengo trabajo por hacer. —Rodeó la mesa con calma para sentarse a la mesa y volvió a sonreír de manera totalmente falsa no ocultando esta vez su intención de incomodar al presente. —Estaba menos ocupado antes, pero ya sabes... los tiempos cambian, los trabajos también. —Darius resopló, conteniendo su enfado. Estaba claro que su pariente seguía resentido, pero no lo culpaba, no tenía ese derecho. Después de todo aquello que estaba intentando hacer en aquel momento debía haberlo hecho mucho antes y no haber esperado a que Lux le diera el empujón.

—Aun no entendí, no entiendo. —Comenzó Darius tratando de sincerarse. Su hermano frunció ligeramente el ceño al notarlo, pero pareció darse por vencido en escrutar emociones pues su sonrisa se volvió a mostrar, despreocupándose de todo. —He hecho demasiado. —Draven se levantó queriendo hacer que aquel hombre se fuera de una vez, pero el otro se adelantó al ver su tiempo limitado. —Todo el tiempo, siempre... siempre quise protegerte. —La sonrisa del menor se borró por completo, sus ojos de hielo se afinaron bloqueándole el paso a todo, incluso a mostrar su dolor.

—¿Te lo pedí?—Darius avanzó otro paso queriendo responder pero el otro lo interrumpió. —A la mierda lo que tú querías, Darius. ¿Qué quería yo? ¿Qué necesitaba yo?, ¿Por qué mierdas siempre tengo que esperarte para ver a qué son debo bailar?... y luego me apartas y dices... ¿para protegerme?— Carcajeó con malicia. —¿Por qué vienes ahora?

—No tuve... no sé de qué manera puedo llegar a ser alguien que no te haga daño. Todo lo que recuerdo, es que a mi lado siempre has sido...

—No, Darius. A tu lado fui pobre, a tu lado tuve hambre, a tu lado tuve miedo, a tu lado aprendí a luchar, a tu lado aprendí a no llorar, a tu lado aprendí lo ridícula que es la vida y lo fácil que es arrebatarla, a tú lado aprendí a sobrevivir a tu lado me hice fuerte. Y todo ello, todo cuanto había en el camino, todo cuanto tú traías, lo he asumido todo. —Draven pausó para apretar los dientes, con furia. —Pero no voy a responder por tus pecados.

—Nunca he querido que tú...— El menor extendió los brazos con desdén para luego dejarlos caer contra sus muslos.

—Y heme aquí. —Darius frunció el ceño. —Estas son tus putas consecuencias no las mías. Como entrar en el ejército, como no escuchar cuando te dije que te perseguiría toda la vida y quise retirarme a tiempo, quise dejar esta mierda y avisarte, pero tuviste que matar a todos los críos, tuviste que ir más allá.

Lux Aeterna{#2} Darius x Lux |Corazón sin honor|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora