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Estuve... Sentada... Al frente... De un oficial gordo y con uniforme, que solo se dedicó a mirarme los pechos desde que llegue, no pregunto mi nombre, no preguntó nada. Cuando llegué a la comisaría me miro de arriba a abajo y solo dijo "Traigan la a mi oficina". Estuvo mirándome sin disimular, todo el cuerpo desde que entré, me hace caras asquerosas cada vez que lo veo.
En un momento intento tomar mis manos que estaban encima del escritorio, lo manotié y las escondí debajo de la mesa. Me acerco una de sus grandes y sudorosas manos a mi cara, esta apenas toco mi cabello, me aleje al sentir un fuerte olor a pescado en ella.
Doy un gran suspiro y me toco la cabeza, mi cara esta llena de moretones y sangre, intenté tomar unos pañuelos, pero este hombre intenta agarrarme.
Pasaron horas.

El se paró en secó, rodea el escritorio lentamente.

Me levanté rápido y corrí hacia la puerta, la abrí y me apoye en el marco de esta, me sentí mas segura, el me miraba enojado, aun sin decir una palabra, volvio a su asiento, se quedo allí escribiendo unos papeles, los oficiales pasan y me miran raro, cierto aun tengo sangre en mi cara, una conserje me ve sorprendida y pregunta:

—Linda ¿Esta bien?—. Al fin alguien que se preocupa por mi.

—Si... gracias por preguntar—. Dije un poco ronca, la verdad es que también golpearon mi garganta.

Ella me mira sorprendida ¿será que la asustó mi voz?, luego me pregunta:

—¿Quieres que te acompañe al bañó? Asi te quitas esa sangre y tierra, vamos—. Me toma del brazo sonriendo y me da jalones, es mas pequeña que yo, tengo que agacharme para caminar, es muy incómodo.

Ella le dio una patada a la puerta, hizo un fuerte ruido, todas las mujeres del baño nos miraban ellas ocupaban todos los lavamanos para maquillarse.
Me solté de la conserje y me acerqué al espejo, mi cara esta goteando sangre, mis labios están cortados, mi pera esta morada, mis ojos están rojos, de mi nariz cae mas sangre, mi cachete izquierdo tiene una huella de zapato y el otro tiene una cortada, mi frente esta toda raspada y llena de tierra. Mire mis brazos estas llenos de moretones y raspones, mis manos tienen sangre y tierra, mis piernas están igual solo que muuuuy sucias. Nunca sentí que mi cuerpo estuviera asi de mal.
En fin estuve esperando que alguna me dejará usar el lavamanos, pero nadie se movió, todas me vieron, pero me ignoraron haciendo lo suyo, la conserje empuja a unas chicas y dice:

—¡Muevanse!¡No ven que esta sangrando!—.

Las mujeres solo me miraron y se fueron del baño, sin decir nada.

Yo solo me lave la cara, me sentí muy aliviada, también arreglé mi cabello estaba todo sucio y desprolijo, lave mis brazos y piernas, acomode mi ropa, levante la mirada y todas en el baño me miraban, como sorprendidas, para después seguir maquillandose, me di la vuelta busqué a la conserje con la mirada, pero no estaba, esperé un rato unos minutos, será que este en el baño y yo me valla sin agradecerle, todas en el baño me observan sorprendidas como si fuera algo extraño, me sentí incomoda y sali del baño, cuando veo a la conserje apoyada al lado de la puerta, ella tiene galletas y una botella en sus manos, me mira y se le caen las cosas, me dice sorprendida:

—¡Por dios! ¡Eres hermosa!—. Exclama mientras toca mi cara con asombró. —¿Como no pude notarlo? Mira esos ojos—. Aprieta mis cachetes

EvolucionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora