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No cabe duda, fue un gran día, pasarla con niños faunos que recién conoces suena mejor de lo que parece. Digamos que literalmente jugamos a todos los juegos posibles, fue muy gracioso. Cuando jugamos al gallito ciego/Marco Polo, Nicolás tropezó con las tazas de lata pero logró atrapar a Jackson. En las escondidas/ pilla pilla, yo contaba los niños se escondieron, la única que no pillé fue a Leila, quién se encontraba colgando del techo en silenció. O en el congelado, recuerdo como Ryan nunca era congelado, nadie lo alcanzaba, pero cuando le tocó a Molly fingió una caída dramática, cosa que obligó a Ryan a volver hacia ella, y lo congeló, ganando el juego.

El día se hizo largo y divertido, ya era de noche y todos estaban cansados, Leila fue la primera en dormirse, los demás no tardaron mucho.
La verdad me hubiera acostado en la única cama que no se utilizaba, pero no pude, no pude dormir, algo me inquieta. Giró sobre mis talones, despacio con todo el silencio del mundo, me acerco a la única y aparente puerta, o más bien, un rectángulo de hierro hundido en la pared, no tenía perilla, parecía tener una ventanilla que se deslizaba, pero desde fuera. Mi intento por no hacer ruido y abrir la ventanilla, fracasó por qué:
1) no logré abrirla
2) aparentemente ‘desperté’ a Leila
Mejor dicho en mí frustración, me di vuelta y estaba ella, mirándome, en silenció, despeinada y sin ninguna expresión.

—No puedes abrirla, por ella entra comida y nada mas, nos advirtieron de no abrirla a la fuerza—

Me incliné así adelanté apoyando mis manos en mis rodillas —¿Quienes?

Por un momento parecía verse confundida —Los hombres de blanco, los científicos. Ellos nos amenazaron con colocarnos una dosis extra por mes, si hacemos algo malo— En este punto la niña tenía los ojos clavados en el suelo.

—¿Ellos los encerraron aquí?

—Si

—¿Hace cuánto?

—Desde... Un poco después del inicio de la investigación... Unos 5 años, tal vez.

Un dato desconcertante, lo dijo tan tranquila, tan neutra, me sorprende, viniendo de una niña.

—¿Los dejan salir?

—No— Respondió rápidamente

—¿Que es “la dosis”?

—El suero

—¿Suero?— Mí cara de “no entiendo nada” parece lo suficientemente graciosa para hacerla reír

—Le inyección, el líquido negro espeso, ¿Cómo no lo sabes? A todos los nuevos se les informa hasta el último detalle, hasta contestan tus preguntas— Su cara «obviedad» me dejó un poco descolocada.

—Realmente no tuve la mejor bienvenida.

—Aun así los doctores debieron explicarte— Apoyó sus brazos sobre el estómago.

—Si... Eso creó.

Ahora ¿Que mierda tengo que pensar? Digamos tengo que concentrarme en lo que estoy pasando, pero ¿Soy la única que piensa que está niña tiene una rara forma de actuar? Un poco madura para ser de su edad. No importa, tengo que concentrarme.

Quería seguir hablando, tenía muchas dudas, pero en ese silencio, los chirridos de las camas era lo único que llenaba la habitación, Leila no tardó mucho en darme la espalda, mientras sus compañeros se levantaban, ella caminada sería hacia el costado de su cama. Me sorprendí, los niños por lo general no se levantan tan temprano, logré ver por la ventana, con rejas, un leve amanecer, lento y luminoso.
Me reincorporé, quería desearles los ‘Buenos Días’ pero sus miradas, lejos de ser brillantes o curiosas, estaban estancadas en el suelo y sin energía, como si fueran focos rotos.

Molly se tambalea de atrás a adelante, como si se estuviera debatiendo en avanzar o quedarse en su lugar, al final, se acerco rápidamente hacia mí y de la mano me llevo a mí cama, en total silenció, para luego volver a la suya.

Ryan tiembla, pero no hace frío, es más creo que el aire no llega de tan pocas ventanas que tiene esta celda.

Nicolas estaba serio, digo en lo poco que lo conocí pude notar la clase de niño que es, y no es la que se queda callado por las de 2 segundos.

Jackson parece una estatua, no se mueve, no parpadea, no respira.

Molly colocó sus manos detrás de la espalda y se muerde los labios, mientras mira interminables puntos en el suelo.

Leila tranquila como siempre, a diferencia de todos no parece nerviosa, está sumergida en sus pensamientos, parada de forma cómoda al lado de su cama.

Yo, analizó, analizó comportamientos de niños ajenos, mientras me preguntó ¿Por que están tan tensos y nerviosos?

El pedazo de metal incrustado en la pared, se desliza lenta y forzosamente sobre el suelo de cemento grisáceo, dejando marcas de su apertura.
Hombres vestidos de trajes con lentes de sol, son los primeros en acceder, seguidos de doctores-científicos-lunaticso-etc.

—Empezemos por ella— El doctor señaló a Molly.

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