11- ''I Can't change''

32 4 9
                                    

Es un día muy atareado en el trabajo, he escuchado tantas veces el timbrazo de la caja registradora que se ha vuelto completamente molesto, sin embargo, sigo la misma rutina mientras trato de mantener la calma. Sonreír, recibir y despachar; eso es lo único que hago, repitiendo el patrón con cada uno de los clientes que cancelan sus pedidos.

—Gracias— dice una señora humilde, tomando el cambio que extiendo hacia ella antes de voltear e irse por donde vino. Es agradable que alguien tenga la decencia de decir gracias, aunque sea por cortesía, ya que, una gran parte prefiere ignorar el hecho de que detrás de la caja una persona está poniendo su paciencia y esfuerzo para brindar un servicio.

Tamborileo mis uñas sobre la gran caja de metal en frente de  mí, para mi suerte ya no quedan más clientes en la fila, pero sé que no será por mucho, ya que aunque ahora la estación de pedidos esté llena, pronto esas personas tendrán que pagar, y entonces la odisea comenzará para mí. Bufo, mi día se está volviendo cada vez más estresado, a pesar de que trato de mantener la calma.

Esta mañana me he levantado temprano, se supone que  hoy también estaría de reposo, pero me encargo de desobedecerlo por el hecho de que me siento capaz de terminar el día, además, siento que me ahogo al estar sola encerrada en esas cuatro paredes, y eso, aunado al silencio, solo me hacen sentir un poco perturbada.

También he regresado a la universidad, donde me he sentado a tratar  de acoplarme a los días que falté. Y lo admito, no se siente bien volver después de casi tres días y que nadie haya notado que te fuiste, pero sinceramente ya lo esperaba. Al parecer el único que se ha dado cuenta fue el profesor, quien me miró con pena desde su escritorio cuando le pedí que me ayudara a ponerme al corriente con las clases. No rechistó; y empujó hacia mí un par de hojas guardadas en el interior de su carpeta. Él dijo que me ayudaría a conseguir los apuntes de otras materias.

Le agradecí y sonreí lo más que pude, como si no estuviera rota, antes de guardar los papeles en mi bolso, y huir de allí,  evitando la idea de ese mínimo momento incómodo.

Han pasado varias clases; y me he visto en la obligación de hablar con los profesores, ellos están al corriente de mi situación y, aunque otros no tanto, la mayoría se pone en mis zapatos. Para finalizar mis horas en clase, tengo una quince hojas aproximadamente en un folio, está ahí lo que debo estudiar, y eso que aún me han faltado algunos.

Harry me llamó justo cuando salía de mi última clase, me preguntó si quería que me fuera a buscar. Yo negué. Me era difícil decirle no a sus buenas intenciones, pero no quería que el esperase algo bueno de mi.

Pero él es muy persuasivo; y terminamos acordando en que me buscará al salir del trabajo. ‘’No trates de escapar’’ dijo divertido a través del auricular, pero su broma no dista mucho de mis intenciones primarias.

Llegué temprano al trabajo hoy, hablé un rato con el jefe del Starbucks sobre mis faltas, por suerte, alguien se ha encargado de repartir justificativos por todos lados salvándome de una posible despedida y quién sabe si la perdida de mis notas, no tengo dudas de que ese alguien ha sido Harry.

Entonces he terminado aquí, con el delantal color verde pino y el uniforme de colores opacos. Oculta tras la caja registradora, pensando en lo mal agradecida que soy:

Pero es que me encuentro muy pérdida, un minuto puedo estar pensando en alejarme de Harry, no quiero que por estar a mi lado, cuidando a la chica con problemas, se pierda de su vida. No quiero que se encariñe conmigo. Entonces me llama, como hace un rato, escucho su risa por el altavoz mezclándose con toda esa alegría y positivismo, como si nada supiera que nada malo pasará,  y todo  lo que he pensado se va a la mierda.

alucinada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora