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Dos carreras universitarias y un máster en psicología habían permitido al doctor Kirut establecer su psiquiatrico en una de las zonas más caras de Corea. Cada día tenía el honor de salvar matrimonios, inquietudes personales o lazos familiares ya muy rotos.

El doctor Kirut había recibido clientes de lo más premium; desde diseñadores llorando por cómo Louis Vuitton había destrozado su campaña esta temporada y cantantes que están al borde de desesperar tras su tour mundial, hasta cirujanos plásticos a los que le salió muy mal la operación de párpados y resultó en ceguera... Pero nada tan peculiar como esto.

—Señor Si-Hyuk, no desespere— le arrimó a través de la mesa un caramelito de limón, tenía la garganta irritada de tanto llorar— Dígame, ¿Qué ve aquí

El Test de Roschach estaba funcionando de forma extraña con El Productor. Normalmente, uno percibiría las manchas de las láminas como un paisaje, una máscara, un animal, las curvas de una mujer... El resultado ayudaría a interpretar las inquietudes más profundas del cerebro, pero Bang Si-Hyuk percibía formas que el Doctor no era capaz de entender.

—¿Y bien...?— Kirut sujeta la lámina impaciente.

—¿Vé eso de ahí?— indica un área de tinta— Ahí veo una mano...

El doctor pega un respingo de felicidad.

—¡Bien, bien! Así se hace... ¿Lo ve?— exclama— El truco está en no dejarse llevar por la experiencia si no por la percepción innata. Es un nuevo estímulo. Es un gran paso, Bang Si-Hyuk, al menos ha dejado de ver a Jimin en todas y cada una de las láminas.

Bang Si-Hyuk no comparte su entusiasmo. Se ajusta las gafas y mira más de cerca.

—No... espere. ¡Espere!— se arrasca la cabeza desesperado— Es la mano... ¡Es la mano de Jimin! Tiene una... Es una alianza. Una maldita alianza. Y esa mancha, ¿La ve? Ese es Jungkook, arrodillado.

El doctor estaba a punto de poner al Productor una camisa de fuerza y meterle a una sala almohadillada.

—Va a tener que ayudarme a ver a Jungkook.

—Ese trazo...— indica un pequeño vértice con el meñique— Es su nariz. Inconfundible. Oh Dios. ¿Qué me pasa, Doctor? Ya no sé lo que es real.

Kirut exhaló violentamente.

—Atrévase a decirme que aquí ve a Jungkook y Jimin.

Le enseña una lámina donde aparece la silueta abstracta de dos mujeres africanas con grandes pechos.

—No me diga que usted no. No me diga que soy el único. Son ellos. Están en todas partes.  ¡Incluso se mueven! ¿No lo ve? Se besan y luego se ríen de mí.

Estaba a punto de echarse a llorar. Bangtan PD Nim había tenido una crisis desde que Jungkook llegó a la empresa aquella noche después de desaparecer dos días. Cuando habló sobre los gemidos de Jimin, se convenció a sí mismo de  que estaba de broma. Tres semanas después, en la revisión del capítulo de Run, vio con sus propios ojos cómo se lo montaban en una fotocopiadora. Desde entonces, ya no es el mismo.

Kirut lanza su carpeta al otro lado de la sala en un momento de desesperación.

—¿Qué coño tienen ustedes los Productores en la cabeza?

—¿Discúlpeme..?

—No... No le disculpo— Kirut ya no le guarda ningún respeto, está a punto de desembuchar todo el rencor que le tiene al kpop, concretamente a las empresas de entretenimiento— Ponen a siete chicos en una misma casa y les arrancan de sus vidas,  les hacen convivir juntos las 24 horas,  firmar contratos donde las novias están prohibidas y restringen que muestren sus emociones humanas en exceso. ¿Cómo creen que esos chicos traducen sus necesidades de amor, afecto, y falta de sexo?

Kookmin's ArchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora