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Jimin, avergonzado, se propone alejarse de Jungkook para descansar bajo la sombra de un árbol, pero de repente algo roza su pierna, y esta comienza a picarle compulsiva y progresivamente, como si tuviera la sarna.

Comienza a gritar despavorido.

-¿Qué pasa ahora?- pregunta Jungkook muy preocupado.

-¡Me ha picado una tarántula, te lo prometo!- vocifera arrascandose la pierna, tirándose al suelo entre terribles sufrimientos- ¡¡¡Hazme un torniquete y sácame el veneno o moriré!!! Oh Dios mío. Oh Dios mío. Esto no puede pasarle a un bailarín.

-Anda... Ven- Jungkook acuesta a Jimin contra el árbol para inspeccionar su pierna. Tiene algunas ronchitas coloradas- Qué bobo... Solo has rozado una hortiga.

Jimin suspira aliviado.

-¡Pues haz que pare!

Jungkook se acerca presuroso al pequeño riachuelo que desemboca en una poza, y se humedece la camiseta para usarla a modo de antídoto con Jimin, esperando que el frío alivie la hinchazón.

Sonríe cuando contempla la expresión de alivio de Jimin, que cierra los ojos bajo la sombra del árbol, relajándose un momento.

Jungkook hace poco leyó un fanfic llamado Into the Woods, donde Jimin y él se perdían en el bosque durante una acampada en grupo.

Sonríe por las coincidencias ficticias que se presentan a menudo.

Le encanta el sentimiento de seguridad que Jimin le transmite cuando cierra los ojos y suspira como si se estuviera librando de la mayor carga del mundo. Tiene algún arañazo en la carita que le hace ver mucho más indefenso. Jungkook no se lo habría perdonado si algo peor hubiera llegado a pasarle.

Piensa que las caricias en la pierna de Jimin no demuestran ni un cuarto, ni la más mínima parte de todo lo que le quiere querer. Piensa que se lo demuestra demasiado poco, porque Jungkook no es el mismo desde el chiringuito.

Y no puede dejar de pensar en ello, hasta el punto en el que ha acabado estrellándose.

Y ahora quiere repetirlo más que nada en el mundo. Se agacha para alinearse con la altura de su nariz. Jimin parece un niño muy pequeñito, y cómo va a resistirse a sus labios de algodón (que por cierto, saben a las pastillitas de fresa que el staff les da para el aliento)

Así que, sin pensar mucho en el peligro y aprovechando la tranquilidad de Jimin, agarra de nuevo su mentón para acercarse y dejar un besito en sus labios. Ha sido un toque muy leve, y solo lo ha hecho para testar el terreno (asegurarse de que Jimin no le deja estéril con una patada en el intento) 

Pero se ha sorprendido cuando al abrir los ojos ha comprobado que Jimin también le miraba. Y no ha dicho nada. Por tanto Jungkook ha seguido achuchando sus mofletes, y se ha sonrojado como un niño al comprobar que Jimin no le odia por lo que acaba de ocurrir, y también que podrá besarle todo lo que quiera bajo este árbol y que nadie le va a interrumpir.

Bueno... excepto el helicóptero en quince minutos.

Pero de algún modo agradece estar perdido en la selva. Así. Ellos dos sin cámaras ni maquillaje, llenos de barro. Jungkook sobre Jimin aún aprendiendo el arte de besar torpemente (de besarle a él)

Hunde sus dedos en las hebras de Jimin, en su nuca. Sabe que es su lugar favorito porque siempre consigue ganar a Overwatch cuando Jimin se queda dormido cuando acaricia ese punto con su mano libre.

El rubio siempre le llama tramposo, pero es que hacer trampas así da gusto.

Jungkook se siente estúpido cuando le tiembla el mentón al hacerlo. Por el amor de Dios... No es un niño de primaria. Debería saber controlar sus impulsos. Pero con Jimin no, no cuando le siente bajo él. Le abrazaría como a un muñeco de la feria hasta ahogarle.

Kookmin's ArchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora