—¿Quieres que vayamos contigo?.—Rina murmuró,acercando su rostro a la pantalla y mostrando la indignación que todas estaban sintiendo.
Danbi había necesitado hablar con sus amigas,y no podía esperar hasta verlas en la universidad, así que había convocado una sesión de emergencia. Cada una se había conectado a Skype con velocidad,y habían escuchado con las mandíbulas desencajadas la hipocresía que iba a ahogarla en unos días.
—Ugh,que más quisiera,pero creo…creo que necesito hacerlo sola. Necesito dejarle claro que no lo necesito. Que no lo necesitamos más. Ni a él ni a su nueva familia.
Jisook gruñó,con las cejas fruncidas. A ella le costaba creer que una familia podía estar tan rota como la de Danbi,puesto que la suya era perfecta y llena de amor.
—La tuya también es perfecta a su manera.—recordaba que le había dicho un día,con un brillo en los ojos.—Tienes a tu madre,y tu madre te tiene a ti,y están tan llenas de un amor tan puro la una por la otra,y no hay nada más hermoso que eso,Danbi.
Ella tenía que recordar esas palabras. Tenía que mantener en su cabeza el lazo de fortaleza que representaban. No había nada ni nadie que podía separarlas.
—Quizás va a hacerte bien…—murmuró Yoojin,estirando la goma de mascar con su dedo y mirándola con intención,como buscando algún signo de que era lo que realmente quería.—Podría darte un tipo de…conclusión.
Conclusión.
Un cierre.
Una vida sin la amenazante presencia de su padre. Si todo salía como ella esperaba.
Y no iba a ser un cierre solo para ella,pensaba,sino también para su madre. Su madre quién había pasado años con la esperanza a flor de piel de que su padre iba a volver a ellas algún día,de que él iba a despertarse con el corazón destrozado al reparar en lo lejos que estaba de su familia,de lo mucho que las había abandonado. Su madre todavía creía en ese hombre a pesar de lo mucho que se había llevado. Y le dolía verla desperdiciar tanto amor y tanto tiempo.
No había nada más valioso que el tiempo,puesto que era limitado,y no podías recuperarlo.
Su madre había sufrido demasiado,y Danbi la había visto sufrir demasiado. Ella pensaba terminarlo de una vez,cortar los lazos que ya estaban desilachados.
—Sabes que siempre vamos a estar para ti,¿verdad,nena?.
—Siempre.—coreó Jisook,con los ojos brillantes.
—Incluso si necesitas patearle el culo, vamos a ayudarte.
Danbi soltó una risita,terminándola en un largo suspiro.
—Espero que no sea necesario.
—Haz un último esfuerzo.—le dijo Rina,con la determinación clara en el rostro,y la voz llena de convicción.—Es una última batalla que necesitas librar para por fin poder sacarte a ese hombre de encima. Te lo debes a ti y a tu madre.(...)
Los días habían pasado volando,y su padre se encontraba casi pisándole los talones.
Era sábado,y se había despertado con un nudo en la garganta,cuando debería haberse levantado con alivio,dado que podía permitirse unas horas de sueño extras,pero eso no había pasado.
Sus ojos estaban bordeados por manchones oscuros,y tenía la piel de los labios destrozada. Su noche había estado plagada de pesadillas y cualquiera que la viese podría adivinarlo.
Había comido un almuerzo rápido,nada más que una ensalada,pues el estómago no le había permitido más. Se había pasado la siesta limpiando,acomodando el desastre de su escritorio,y organizando los libros por colores. Se había dejado caer en el sillón para mirar un poco de televisión,y su cabeza seguía escapandose a lo que podría pasar.
Las manos le temblaban mientras estaba debajo de la ducha,con las gotitas calientes arrastrándose perezosamente sobre su piel. El corazón parecía querer escaparsele del pecho,y tuvo el impulso de no presentarse,de dejarlos esperando hasta que la indirecta penetrara en sus cabezas y nunca más volviesen a aparecer cerca de ella. Pero le había prometido a su madre que iría,aunque fuese por unas horas,y el mensaje que le había enviado antes de entrar a la ducha brillaba detrás de su memoria.
¡Espero que la pases bien,mi niña!. El intento nunca ha matado a nadie,y te mereces una oportunidad. Te amo.
Danbi no quería la oportunidad,y ni siquiera se sentía culpable por ello.
Lo haces por mamá,se repetía mientras se vestía. Lo haces por ella.
A veces Danbi se preguntaba si su madre tendría su propio cierre a través de ella,si era por eso que insistía tanto en ir a ver a su padre. Si,al momento de que la visita terminase,y su padre se encontrase sentado en su auto,alejándose cada vez más y más de ellas,y Danbi se dirigiera inmediatamente a la casa de su madre,a contarle cómo todo había ido,cómo el hombre no había cambiado,su madre iba a dejarlo ir,dándose cuenta de que no iba a cambiar nunca más. Y por fin...por fin tendría su paz.
Las piernas le temblaban mientras el taxi que había tomado hasta el restaurante aceleraba detrás de ella.
La noche era preciosa y un cálido aire se arrastraba con pereza por la calle.
El cartel de neon titilaba con las palabras "abierto". Lucecitas colgaban de la entrada,intercaladas con pequeños farolitos.
Por suerte,el lugar que había escogido no era demasiado pretencioso,y el bullicio de adentro llegaba hasta la acera,donde ella se mantenía congelada,intentando divisar entre la gente al hombre que había pensado no vería jamás,sin ningún resultado positivo.
Quizás no vengan,murmuraba dentro de su cabeza,quizás se han arrepentido y no van a presentarse. Total,no sería sorprendente,él había dejado en claro la importancia que ella y su madre tenían.
Y esa era ninguna.
Con un suspiro profundo,empujó las puertas para entrar y en el interior,el aroma a comida atacó inmediatamente sus fosas nasales.
Las mesas se encontraban estratégicamente acomodadas sobre el piso de baldosas marrones. Una suave música flotaba en el aire,y los murmullos de las diferentes conversaciones se alzaban sobre la misma.
Habían familias,amigos,parejas y unos cuantos solitarios.
Por favor no vengan.
Encontrando un lugar vacío en uno de los extremos ,se encaminó hacia allí,dándose cuenta,luego de examinar el lugar, que sus visitantes no habían llegado. Al sentarse,la piel de las piernas se pegaba a la silla de madera debajo suyo debido al sudor nervioso,y tenía que secarse las palmas cada tanto en la tela de la falda.
Ella se sentaba de espaldas a la puerta de entrada,no queriendo verlo antes de que él la viese a ella.
Un mozo se aproximó a la mesa,con una sonrisa amistosa en la cara.
—Buenas tardes,señorita.¿Va a ordenar algo?.
Danbi tragó saliva,y le dió un intento de sonrisa,secándose las palmas una vez más.
—Eh…estoy esperando a alguien.
—Muy bien. Cuando esté lista,hagamelo saber.
—Gracias.—susurró,mirándolo marcharse.
Suspiró,y se preguntó si podría reconocerlo. Danbi tenía sólo unos destellos de su rostro,recordaba su voz profunda,y aún más cuando estaba enojado. Ella no había cambiado mucho,pero sus rasgos estaban más maduros y su cabello se había oscurecido. Se preguntaba si iba a tratarla indiferentemente,o iba a activar uno de sus actos de padre perfecto.
Quince minutos habían pasado y ellos no habían llegado. El mozo le mandaba miradas curiosas y Danbi no quería quedarse más,las mejillas le ardían de vergüenza.
Estaba a punto de irse,su cartera ya estaba en su mano,y sus piernas estaban haciendo fuerza para levantar su peso cuando una sombra cayó sobre ella.
—¿Danbi?.—un escalofrío le recorrió la espalda mientras levantaba la mirada y se quedaba sin habla,reconociendo el tono oscuro de la voz.
Frente suyo se paraba su padre,más canoso y con arrugas marcándole el rostro,con la voz más rasposa y mirándola con una sonrisa.
Él le sonreía como si no hubieran pasado años desde que había hablado,desde que había visto a su propia hija.
Danbi tragó saliva mientras sentía cómo sus ilusiones se iban a la basura.
